Rosario, del clamor por Javier Milei en su cierre de campaña a convertirse en polo de la protesta contra el DNU
En menos de una semana se produjeron dos multitudinarias marchas contra las medidas del Presidente; gremios históricos confluyen con agrupaciones de izquierda
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ROSARIO.- En menos de una semana, Rosario concentró dos protestas de intensidad, impulsadas por un abanico de gremios y organizaciones sociales contra el DNU del presidente Javier Milei que establece cambios en 366 leyes. El 21 de diciembre se produjo una multitudinaria marcha al Monumento a la Bandera contra las medidas del gobierno de La Libertad Avanza. Ese día también se escucharon cacerolazos en el centro de la ciudad. Fue ese escenario el que había elegido Milei para cerrar su campaña antes del balotaje del 19 de noviembre.
Seis días más tarde, el miércoles pasado, los sindicatos nucleados en la CGT y CTA aglutinaron una importante cantidad de dirigentes y militantes para volver a demarcar su descontento con el Gobierno.
En pocos días, Rosario se transformó en una ciudad donde, por fuera de las manifestaciones que se produjeron en la Capital Federal, se nota un nivel de organización para la protesta contra el DNU sin que aparezcan de forma visible partidos políticos, como el peronismo y el socialismo, las fuerzas que marcaron su rechazo con mayor firmeza que el radicalismo a las primeras medidas del gobierno nacional.
Lo llamativo es que en Rosario Milei ganó por el 57 por ciento y se impuso en la mayoría de los barrios, un respaldo sólido que podría agrietar a nivel político a una ciudad que vive agobiada por el problema endémico de la violencia narco.
El analista Martín Ostolaza, de la consultora Innova, consideró en diálogo con LA NACION que se aprecia que “la calle está en disputa, pero es una disputa, al menos por ahora, desordenada, dada la diversidad e intensidad de temáticas y padecimientos”. Ostolaza afirmó: “El espectro opositor al oficialismo y a las medidas impulsadas está huérfano de representación política y parecieran ser los sindicatos quienes están asomando como protagonistas inevitables de la conflictividad social imperante dado que las medidas de Milei ponen en jaque el poder sindical”.
En ese plano, Ostolaza planteó que “Rosario, al ser un polo industrial importante, encuentra potencialidad para trasladar [las quejas] a la calle, como también pasó en otros momentos históricos”.
Más allá del bagaje que tiene Rosario por su tradición gremial, que se hizo visible en los años 90, cuando cerraron plantas emblemáticas del cordón industrial, Edgardo Arrieta, secretario general de Dragado y Balizamiento, sitúa como punto de cohesión a la marcha que se hizo el 22 de junio pasado, cuando más de 30.000 personas se movilizaron para pedir paz, luego de que balearan 37 escuelas en la ciudad durante 2023.
“A partir de la marcha por la paz, los gremios se juntaron con otras organizaciones sociales y religiosas, algo que no es común pero que tenía un objetivo, que era pedir por el fin de la violencia. Ahora gran parte de esos sectores salieron a repudiar el DNU de Milei en manifestaciones que fueron pacíficas”, consideró Arrieta, un hombre cercano a Juan Carlos Schmid, titular del gremio a nivel nacional.
Arrieta admitió que a pesar de los matices políticos que hay en los distintos sectores gremiales, se tomó la decisión de salir a la calle. “Algunos nos dicen que es muy temprano para salir a protestar porque el Gobierno no lleva ni siquiera un mes, pero lo que hay que tener en cuenta es que fue el propio Milei quien generó esta situación con la catarata de medidas inconstitucionales. Él impuso los tiempos; nosotros no”, remarcó el gremialista.
Sergio Aladio, secretario general del sindicato de Camioneros, un gremio que no está alineado con la conducción nacional de Pablo Moyano, admitió que no es fácil impulsar movilizaciones en los gremios donde muchos afiliados, la gran mayoría, votaron a Milei. “Nosotros estamos haciendo asambleas y reuniones para explicar cómo podrían impactar estas medidas. Pero no es sencillo plantear los argumentos para salir a protestar en este marco, cuando el Gobierno recién asumió. Consideramos que hay que expresar nuestro desacuerdo”, sostuvo Aladio. En ese gremio, por ejemplo, una de las medidas que mayor impacto provocará será la restitución del pago de ganancias, algo que tocará el bolsillo de muchos afiliados encuadrados en Camioneros, que en esta zona del país es muy fuerte porque más del 90 por ciento de la producción de granos se traslada en camiones.
Octavio Crivaro, dirigente del Frente de Izquierda, destacó que en Rosario las protestas tuvieron mayor impacto que en el resto del país porque hay un eje gremial, consolidado desde hace tiempo, que está ubicado ideológicamente más hacia la izquierda y que logra movilizar a todo el movimiento sindical. “Los gremios de docentes de Amsafé, los estatales de ATE, los médicos de Siprus y Aceiteros son sindicatos que siempre se han mantenido activos y planteado críticas, incluso cuando gobernaba el peronismo. Esta posición más hacia la izquierda mueve al resto”, afirmó el excandidato de la izquierda.
El protocolo de Bullrich
Otra de las particularidades que expone el escenario de las protestas en Rosario es que el protocolo antipiquetes, impulsado por la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, no se cumple en Rosario. En estas dos marchas hubo cortes de calles, con un dispositivo policial discreto con el que sólo se buscó prevenir incidentes, pero que tuvo un rol secundario, a diferencia de lo que ocurrió en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el 20 de diciembre pasado, cuando marcharon los dirigentes y militantes de izquierda.
El gobernador Maximiliano Pullaro advirtió antes de que se realizaran las marchas que para el Estado no es fácil intervenir en protestas multitudinarias. “Si bien hay que trabajar para que el derecho de uno no afecte el de los demás, cuando hay una manifestación de 50.000 personas es difícil que el Estado la pueda reprimir, si es que decide correrlos sobre la calzada”. Planteó que “generaría un problema mayor” y dijo que eso “no se va a dar bajo ningún concepto”. Se desmarcó así de Bullrich en este punto.
La calle, en Rosario, podría convertirse en un terreno en disputa. Es notable el poco tiempo que pasó entre la primera protesta y el cierre de la campaña del Presidente, que fue uno de los actos más multitudinarios de la última década.
Ostolaza analizó que “a Milei ahora no le interesa la calle, pero eso no quiere decir que sus adeptos no estén dispuestos a salir si se los convoca dado su carácter de fans hacia su figura o de rechazo hacia lo que representa la oposición”.
“Ganó hace poco -dijo Ostolaza- y ese margen escaso de tiempo entre su triunfo, la asunción y la actualidad lleva a pensar que aún conserva la legitimidad que le dieron las urnas. A la vez, cuando tuvo que ir a la calle en época electoral, demostró habilidad para moverse en ese plano conectando con sus electores de forma directa y sin intermediaciones, y generando adhesión.”
El analista político indicó que en este momento al Presidente no le interesa ese lugar de poder porque necesita avanzar con mucha velocidad en su plan de gobierno y eso pasa por otros ámbitos. “Enhorabuena que no le interese porque la presión social está por las nubes como para que ambos polos se disputen ese lugar”, advirtió Ostolaza.
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