Rogelio Frigerio habló sobre las diferencias en JxC: “Los trapos sucios hay que lavarlos en casa, no por Twitter o en los medios”
El exministro del Interior y actual diputado nacional afirma que, si el jujeño Morales se acerca al Gobierno por una disputa de liderazgo, “está mal”; autocrítica de la gestión y diagnóstico pesimista para el futuro
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Rogelio Frigerio ganó en Entre Ríos por amplia diferencia. Se consagró diputado nacional. Exministro del Interior durante la gestión de Mauricio Macri, afirma que con el diario del lunes “hubiera sido mejor” discutir el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en el Parlamento.
También, aclara, está más cerca de la posición de Horacio Rodríguez Larreta sobre la convocatoria que hizo a los gobernadores Martín Guzmán para discutir el plan plurianual.
Cuando se le pregunta por la postura del jujeño Gerardo Morales arroja que, si su posición “amigable” hacia el Gobierno es por la pelea por el 2023, “está mal”. “Los trapos sucios se lavan en casa, no por Twitter o en los medios”, dice en una entrevista con LA NACION.
-Si fuera convocado a la reunión con Guzmán por el acuerdo con el FMI, ¿iría?
-La Argentina requiere de mayor institucionalidad y también nuestro espacio político. Lo mejor es que estos temas se discutan en el Congreso, que es el lugar donde la oposición está más institucionalizada como tal. El Gobierno, si quisiera hacer algo serio, tendría que convocar a la oposición en el Parlamento. El problema es que no hay mucho para discutir, porque no hay un plan, no hay estrategia, y en consecuencia lo que hay es siempre lo mismo: esa predisposición del kirchnerismo de pasar factura y echar culpa a otros de lo que ha ocurrido en la Argentina en los últimos 20 años, de los cuales ellos gobernaron el 70% del tiempo.
-Coincide con Larreta entonces, que dijo que “esto es más una cuestión política que una cosa seria”.
-Bueno, terminó siéndolo. Y los discursos demagógicos y poco responsables entre otras cosas impactaron en los mercados, donde los bonos argentinos cayeron marcadamente.
-Lo atribuye específicamente a eso.
-Sin dudas. Creo que hay que ser serios y responsables en una situación tan difícil como la que vive la Argentina. Estamos pasando la peor crisis de 2001 a esta parte. Por supuesto que la responsabilidad la tiene el oficialismo, el que gobierna. Pero si hay una convocatoria seria para trabajar sobre los problemas que afectan a los argentinos, la oposición tiene que ir. Lo que pasa es que hasta ahora a mi juicio esa convocatoria no ha existido.
-Esa convocatoria debiera ser en el Congreso según su criterio.
-Es lo más serio. Están representadas todas las fuerzas de la oposición.
-Dijo Gerardo Morales: “Nosotros contrajimos la deuda, lo menos que podemos hacer es ir a ver cómo solucionamos este problema”. ¿Qué piensa?
-Creo que todos los espacios políticos han sido corresponsables, en mayor o menor medida, de la situación que vive la Argentina. Por supuesto que sin dudas el kirchnerismo más que ningún otro porque gobernó 16 de los últimos 20 años. Está claro que han sido los que han tenido mayor responsabilidad en esta decadencia. La deuda es el resultado del déficit fiscal crónico que tiene la Argentina y hasta ahora, salvo el último gobierno en el último año, no ha habido una política clara tendiente a solucionar este problema y en consecuencia los gobiernos que tienen crédito se endeudan y los que no emiten sin dinero con el Banco Central. El problema es siempre el mismo y lo sufren los argentinos.
-Ahora, Morales está dentro de JxC, es flamante presidente de la UCR. ¿Por qué cree que tiene una postura más, si se quiere, amigable con el Gobierno?
-El, como otros, tiene responsabilidad de gobernar y de dar respuesta a su gente, en este caso a los jujeños. Creo que hay que tener siempre predisposición a dialogar. El problema es que el kirchnerismo demuestra siempre que está muy alejado de esta postura. Lo vemos en el Congreso. Sin la mayoría que tuvo en el pasado prefiere perder las votaciones antes que ceder en una coma en los proyectos. Para no caer en una trampa, lo primero que tenemos que hacer en la oposición es esperar a que el Gobierno demuestre realmente que tiene ganas de trabajar en equipo para sacar a la Argentina adelante.
Si no, hasta ahora han sido siempre convocatorias para la tribuna, para tener un espacio para pasar facturas.
-¿Los dichos de Morales tienen que ver con una disputa por el liderazgo de Juntos por el Cambio?
-Si así fuera, está mal. No deberíamos estar discutiendo hoy los liderazgos de 2023. Hay muchas otras cosas para discutir en este momento. Primero, una agenda parlamentaria, ahora que cambió la agenda del Congreso en algo. Segundo, un programa de gobierno. No podemos improvisar. Hemos ganado la última elección, en algunos casos por mucha diferencia, como en Entre Ríos, y tenemos la responsabilidad de prepararnos eventualmente para gobernar. Eso requiere trabajo, esfuerzo y responsabilidad. No tenemos que estar disputando espacios para 2023, para eso va a haber tiempo.
-¿Piensa que es eso lo que pudo haber pasado en el caso de Morales?
-No lo sé. Pero si es eso, lo que está pasando no está bien. Hoy tenemos que darle a la sociedad lo que espera de nosotros, que es empatía con el sufrimiento de los argentinos y unidad. Y si hay trapos sucios hay que lavarlos en casa. No por Twitter o por los medios. Tenemos que escuchar mucho más a la gente que está esperando otra cosa de la dirigencia, de la oposición, y que a partir del triunfo nuestro ha vuelto a creer que hay una salida para estos problemas. Y tenemos que estar a la altura de esas expectativas.
-¿El futuro es con los mismos actores? Macri, Larreta, Vidal...
-Eso lo define la gente. Lo va a hacer en las primarias de 2023. Mientras tanto vamos a tener un liderazgo horizontal en Juntos por el Cambio que hay que institucionalizar mejor. Necesitamos esquemas de decisión transparentes y claros donde estén todos representados. Tiene que haber una presencia federal.
Lo que no hay que hacer desde los dirigentes es ponerse ansiosos y pretender anticipar los tiempos. Tenemos que hablar de otras cosas más que disputar poder.
-¿El triunfo de Juntos por el Cambio en noviembre fue voto a favor de la oposición o en contra del Gobierno?
-Sin duda lo que ha primado en la última elección es un voto bronca, que le dice basta al kirchnerismo, al norte que está llevando el kirchnerismo al país, que es un norte que la mayoría no comparte. Creo que igual se abrió una luz de esperanza, de que se puede construir una alternativa distinta a la actual si estamos juntos, si privilegiamos a la gente antes que las aspiraciones electorales.
-La gente, según su análisis, le está diciendo basta al kirchnerismo. Sin embargo el kirchnerismo le ganó al macrismo o a Cambiemos en 2019. ¿Por qué?
-Debe haber varias razones. Una es que no estuvimos a la altura de las expectativas que habíamos generado. No resolvimos los problemas que se repiten hace 50 años. La inflación, la incapacidad de crecer sostenidamente en el tiempo, la incapacidad de generar empleo de calidad. No las pudimos resolver en esos 4 años, que también fueron muy difíciles: teníamos un gobierno muy débil, con minorías parlamentarias muy marcadas. Teníamos cinco gobernadores sobre 24, la verdad es que el contexto tampoco era el más fácil para llevar adelante las reformas que requiere la Argentina. Independientemente de eso, mucha gente se sintió defraudada y buscó otra alternativa. Y el kirchnerismo también tuvo la viveza de mostrarle a la sociedad una cara que pretendía ser distinta y que, al final del día, pasados dos años, era lo mismo.
-Cuando mira para atrás, la campaña de 2015, cuando Macri dijo que la inflación es fácil de resolver o que no iba a haber tarifazo. ¿Estaba de acuerdo con ese discurso?
-Uno de los errores que tuvimos es que generamos mucha expectativa que a la luz de los hechos era difícil de alcanzar. Este manejo de las expectativas es algo de lo que hay que aprender en un eventual nuevo gobierno. Es un país con enorme complejidad para gobernar. Los problemas llevan casi medio siglo sin que nadie los pueda resolver. Hay que ser muy humilde cuando uno analiza estos problemas y pretende que la sociedad confíe en que se puede resolver. Los problemas son solucionables pero nunca de un día para el otro. Son lecciones importantes para cualquier espacio político.
-¿Qué piensa sobre los integrantes de Juntos por el Cambio que acompañaron la reforma a la reelección de intendentes?
-Nadie es imprescindible y creo que la sociedad está angustiada, cansada, está decepcionada de la dirigencia política y no está dispuesta a analizar los matices de las decisiones de los políticos. Hay que entender a esta sociedad tan golpeada y actuar en consecuencia: no había margen para explicar nada en el caso de las reelecciones.
-¿Qué falló entonces?
-Ante un tema como este la decisión es binaria. Para el cansancio de la sociedad y el hartazgo esa es la manera. Si la opción es plantarse ante las reelecciones o defenderlas, nuestro electorado exige ponerse en contra de las reelecciones aunque haya alguna explicación que puntualmente justifique alguna medida excepcional. Hoy hay que tomar estas decisiones con mucha responsabilidad y creo que nosotros tendríamos que habernos plantado muy firmes.
-¿Por qué cree que pasó?
-Se dio en un distrito que no es el mío. Si hubiera una discusión nacional sobre este tema, me pondría en la vereda de enfrente. Nadie es imprescindible y es muy saludable para la alternancia en el poder. Si la discusión se diera en Entre Ríos, no tendría dudas de que también me opondría.
-Kicillof dijo, sobre el pedido opositor para que la discusión del Fondo vaya al Congreso: “Cuando Cambiemos fue gobierno el acuerdo con el Fondo no pasó por el Parlamento”.
-Con el diario del lunes hubiera sido mejor plantearlo en esos términos. Era una situación de emergencia y en su momento los que tomaron la decisión entendieron que tenía una urgencia que no admitía las dilaciones que podían darse en el Congreso. Con el diario del lunes hubiera sido mejor discutirlo en el Parlamento. También es cierto es que teníamos una relación de fuerza desventajosa y el kirchnerismo nunca acompañó un proyecto de ley que mandamos. A diferencia de ellos, nosotros siempre estuvimos dispuestos a dialogar.
-¿Cree que el Gobierno no quiere el acuerdo con el Fondo?
-Para la Argentina sería muy costoso volver a tener un default con el Fondo Monetario Internacional, donde están representados todos los países del mundo. Hoy la Argentina no tiene los dólares para pagar los vencimientos de marzo y espero que el Gobierno asuma con seriedad el problema y haga un plan que incluya el acuerdo con el Fondo y el pago de los vencimientos.
-¿Era posible hacer un acuerdo ni bien asumió Fernández?
Hasta que el Gobierno no presente un plan es muy difícil que haya un acuerdo.
-¿Rescata a algún miembro del gabinete actual?
Sí, tengo diálogo con algunos ministros y no son todos iguales. Pero lo que está claro es que hoy las decisiones no se toman en el gabinete. Se toman en otro lado. Eso es parte del problema. Pasaron las elecciones y no cambió mucho. Nada indica que eso cambie.
-¿No hay un programa económico porque Alberto Fernández no puede sintetizarlo con Cristina Kirchner?
Eso es parte del problema. No me explico cómo a esta altura no hay una hoja de ruta. No digo un plan complejo ni elaborado.
-¿Tiene que haber un ajuste?
Creo que la política se debe un ejercicio de introspección acerca de qué gastos que no son indispensables, no podemos vivir siempre con un Estado deficitario porque eso lo termina pagando la gente a través de una moneda que cada vez vale menos. Muchos millones de pesos que se llevan privilegios de la política no se pueden admitir más. La gente está esperando gestos por parte de sus dirigentes.
-¿Es optimista o pesimista para los próximos dos años?
-No soy optimista. No veo que el Gobierno entienda lo que está pasando, no veo que el Gobierno perciba el sufrimiento de la gente ni los veo modificando las políticas en el sentido que hay que hacerlo para salir de esta situación tan compleja.
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