Rodríguez Saá se imponía con menos de lo esperado
Por Martín Rodríguez Yebra Enviado especial
SAN LUIS.- Con un suspenso inesperado, el justicialista Adolfo Rodríguez Saá lograba anoche su cuarta reelección consecutiva como gobernador de esta provincia, lo que le permitiría alcanzar una marca histórica de permanencia en el poder, que ostenta desde 1983.
Todas las encuestas y sondeos en boca de urna quedaron desautorizados a medida que pasaban los minutos. La anunciada victoria arrolladora del actual mandatario se transformó en una lucha agónica que les dejó tibias ganas de festejar a sus seguidores. Al cierre de esta edición, el oficialismo ganaba por poco más de siete puntos.
La plaza Independencia, frente a la Casa de Gobierno, lució casi vacía hasta cerca de las 21, mientras centenares de seguidores de la Alianza festejaban en la esquina. La oposición, que presentó a la fórmula Walter Ceballos-Juanjo Laborda Ibarra, no reconocía la derrota.
Rodríguez Saá consiguió su anterior reelección en 1995 por 54 puntos de diferencia. Ayer, no sólo bajó estrepitosamente y por momentos temió que se acabaran sus 16 años de mandato ininterrumpido. Sufrió, además, la derrota en la capital provincial, que concentra al 40 por ciento de la población.
El primero en adjudicarse la victoria fue el vicegobernador, Mario Merlo. Eran las 20.45. Desde la calle se escuchaban los gritos de aliancistas que pedían "un minuto de silencio para Adolfo". Merlo leyó los cómputos y expresó, dubitativamente: "Podemos ir... festejando".
El resultado electoral causó un impacto inusitado. Nadie imaginaba semejante lucha y ya se tejían conjeturas sobre el futuro político local, con una oposición que mostró fuerza y unión, tras años de haber sido desarticulada desde el gobierno.
Rodríguez Saá llegó a la Casa de Gobierno puntana con la vuelta a la democracia y se mantuvo a pesar de las reiteradas denuncias sobre enriquecimiento ilícito, el escándalo de su secuestro a la salida de un albergue transitorio, en 1993, y las fuertes críticas que recibió por destituir a miembros de la Corte local para cubrir las vacantes con ex funcionarios de su administración.
Con un partido dividido en el orden local, la victoria volvió a basarse sobre los mismos pilares: el fomento de la obra pública y la transformación económica lograda aquí con la radicación de empresas.
En el orden nacional, el triunfo en San Luis no fue una perla para el PJ con miras a las elecciones del mes próximo. No llegaron aquí el Presidente ni el candidato del PJ a su sucesión, Eduardo Duhalde.
Se sabe que Rodríguez Saá no es santo de su devoción, especialmente desde que en junio último dio un portazo a su candidatura presidencial y denunció un pacto entre su rival y el Presidente.
A las 21.45, el gobernador salió de su despacho, saludó y tomó un teléfono celular: Carlos Menem lo felicitó desde La Rioja. Y Rodríguez Saá pasó 15 minutos con el celular. Sus seguidores cantaban la marcha peronista. Casi en un susurro. "Voy a hablar con el Presidente -dijo y siguió, casi como un locutor-. ¡Hola, ¿me escucha?!" Menem mandó un abrazo a Rodríguez Saá y a su compañera de fórmula, Alicia Leme, y pasó el teléfono al gobernador riojano Angel Maza, también reelecto ayer. Después, Menem se disculpó porque no pudo hacerse el enlace con Misiones, donde estaba Duhalde.
Horas de confusión
La jornada electoral transcurrió con la calma típica puntana. Para muchos, la contienda iba a ser sólo un trámite para el gobernador. La siesta, ineludible, ganó la tarde y sólo cuando empezó a caer el sol empezó a sentirse el clima de tensión en la Casa de Gobierno.
Desde la mañana, Rodríguez Saá evitó el triunfalismo. Cuando -traje azul cruzado, corbata celeste- bajó de su Rover azul para votar en la Universidad Nacional de San Luis, afirmó: "Seguramente será una elección pareja, no como la anterior". A la tarde, se lo vio nervioso y prefirió esperar para atribuirse la victoria.
Walter Ceballos votó en Justo Daract, un pueblo de 9000 habitantes. Apenas cerraron las mesas, dijo que el triunfo de la Alianza era irreversible en la capital. Pasaron cuatro horas y en la calle seguía el clima de confusión, especialmente porque los aliancistas no aceptaban la derrota y denunciaban maniobras del PJ.
El final parecía escrito. Llegó la charla con Menem y el discurso desde el balcón. En la calle, algunos se esforzaban por mostrar entusiasmo.
Diputados
El justicialismo perdió de manos de la Alianza dos de las siete bancas de diputados que puso en juego en las elecciones que ayer se disputaron en Misiones, La Rioja, Chaco y San Luis. En esos distritos se renovaron nuevo escaños, de los cuales siete eran del PJ y dos de la Alianza.
Según el resultado de los comicios, el PJ obtuvo cinco bancas y la coalición opositora cuatro. Uno de los diputados que la Alianza le ganó al justicialismo es de La Rioja y el otro de San Luis.