Coronavirus en la Argentina: Horacio Rodríguez Larreta acepta endurecer ahora la cuarentena, pero no quiere ceder con las salidas de niños
"Hasta la semana pasada no había evidencia para volver a ser más estrictos. Hoy esa evidencia existe y todo escaló". El pensamiento de Horacio Rodríguez Larreta, traducido en la mañana del jueves por uno de sus colaboradores, reflejaba el acuerdo del gobierno porteño con las nuevas restricciones ante el avance del coronavirus que por la noche, se anunciarían en la quinta de Olivos.
Convencido de la necesidad de "mostrar un acuerdo" con Alberto Fernández y el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, el jefe de gobierno porteñodecidióo ceder en su pretensión original de alargar una semana más el estatus de fase 3 para el área metropolitana, pero no está dispuesto a ceder en las autorizaciones para salidas recreativas para niños. Luego de evaluarlo con su equipo, también decidió no pelear la continuidad de los permisos para los runners, habilitados a realizar ejercicio a contraturno de los horarios laborales.
"El riesgo de contagio es muchísimo menor y colabora con la salud física y mental de la gente", afirman cerca del jefe de gobierno sobre las autorizaciones para corredores, resistidas y criticadas por miembros el gobierno bonaerense y algunos funcionarios nacionales. La orden de "no bajarse" de esas autorizaciones guió los diálogos que el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, sostuvo por varias horas con sus pares Ginés González Garcia (Nación) y Daniel Gollán (provincia), partidario de un retorno inmediato a la fase 1 de cuarentena estricta.En el gobierno porteño analizaron los casos de países que incluyeron salidas recreativas y deportivas aún en casos de miles de contagios, como Estados Unidos. Y aseguraban que en el caso de la provincia de Buenos Aires, las autorizaciones a los padres para ir a hacer compras con sus hijos menores son potencialmente "más peligrosas" que las que rigen en la ciudad.
Más allá de ese convencimiento, el jefe de gobierno desechó ponerse más duro con esa flexibilización con un razonamiento sencillo. "Si vamos a cerrar comercios, no podemos no frenar a los corredores", explicaban cerca del jefe de gobierno.
La obsesión de Rodríguez Larreta, más allá de los detalles, era la de mostrar unidad a la hora de explicar a la sociedad las nuevas y "antipáticas" medidas. "En los países en los que hubo divergencias sobre como llevar la cuarentena, como Estados Unidos o Brasil, todo terminó en un desastre", explicaron cerca del jefe de gobierno. Con mirada política, un alto funcionario explicó que "seguir como hasta ahora, con una política moderada y acuerdista, es lo que corresponde, y a la vez lo que le conviene a Horacio", abundaba.
En lo que sí hicieron hincapié las autoridades de la ciudad fue en la necesidad de "reducir todo lo que se pueda" la cantidad de permisos de circulación existentes, que en su momento llegaron a 5.600.000 y que el Gobierno logró disminuir. De eso conversaron, en chats permanentes, el jefe de gabinete nacional, Santiago Cafiero, y su par porteño, Felipe Miguel.
Preocupación compartida
Mientras tanto, y por una vía paralela, el ministro de Transporte, Mario Meoni, intentaba acordar las restricciones en la movilidad anunciadas por el Presidente, en diálogo con los ministros del área porteño y bonaerense. En las últimas horas, trascendió que también la provincia haría concesiones: dejaría en pie la autorización para trabajar de las industrias que ya volvieron a producir bajo estrictos protocolos sanitarios.
Rodríguez Larreta, quien por la mañana se reunió con el intendente de Vicente López, Jorge Macri, ve una situación "manejable" pero no se confía: en las últimas horas, la cantidad de camas de terapia intensiva ocupadas pasó de 141 a 196, sobre un total disponible de 400. "Hasta el viernes teníamos un promedio de 500 contagiados por día, ahora tenemos 750", afirman, para justificar su adhesión a las medidas que se anunciarían hoy. La excepción, claro está, aparece en las salidas recreativas para niños, parte del guiño del jefe de gobierno porteño a sus votantes en el que la gestión de Pro no está dispuesto a claudicar.
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