Rodrigo De Loredo: “Me preocupa mucho el proceder autoritario y populista del Presidente”
El jefe del bloque radical dijo estar “desconcertado” frente a la decisión del oficialismo de retirar el proyecto de ley ómnibus; descartó una escisión en su bloque, de 34 legisladores y criticó a Llaryora
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Rodrigo de Loredo no disimula su frustración. En él se pueden advertir los signos del cansancio después de cuatro días de sesión y más de treinta horas de debate que finalmente no condujeron a nada: el proyecto de ley ómnibus de Javier Milei tendrá que volver a comisiones y retomar su trámite parlamentario desde cero.
El diputado cordobés plantea, además, diferencias con el gobernador de su provincia, Martín Llaryora, y señala que entró en la lógica del “toma y daca”, de la que asegura que los mandatarios de su partido no participaron.
"De Loredo":
— ¿Por qué es tendencia? (@porquetendencia) February 7, 2024
Por este momento durante sus declaraciones sobre la Ley Ómnibus pic.twitter.com/wvRDxOxoMJ
Frente a las afrentas del Gobierno tras ver naufragar su iniciativa en el Congreso, el presidente del bloque radical manifiesta su preocupación y subraya: “Nada termina bien de una lógica violenta y de divisiones como plantea el Presidente de la Nación”. Destaca, además, que las diferencias en su bloque fueron planteadas al oficialismo y “estaban sobre la mesa”.
Recibe a LA NACION en su despacho del segundo piso del Palacio Legislativo, donde luce cuadros de Umberto Illia y Ricardo Balbín. La conversación se da minutos antes de que el legislador rompiera en llanto durante una entrevista televisiva en la que se lamenta por el desenlace del proyecto del Ejecutivo. “Los radicales somos reformistas”, concluye.
-¿Cómo lee los hechos que sucedieron ayer durante la sesión?
-Fue algo bastante extraordinario. Estoy desconcertado, triste, un tanto frustrado y enojado porque nuestro bloque trabajó mucho para que pudiera existir un texto legal con aportes concretos para el país y tomó muchas acciones concretas, conducentes. Si las repasás, permitió que el Gobierno tratara esto en tiempos extraordinarios, con un mecanismo extraordinario como fue que solo pase por tres comisiones. El radicalismo permitió que haya dictamen y fue el bloque que más rápido en el tiempo presentó una disidencia frondosa, de más de 170 artículos, que perfeccionó la ley, que la mejoraron. Además, aprobamos en general el texto y, como había disidencias en parte de nuestro bloque sobre tres incisos, en función de no poner en riesgo el artículo completo, fijé un precedente parlamentario para que se pueda votar por incisos.
-¿Eso fue una ayuda al oficialismo durante la sesión?
-Sí, para evitar que se caigan dos artículos de delegaciones. Le aprobamos seis emergencias y acompañamos todas las bases de delegaciones excepto una, la “h”, vinculada a fondos fiduciarios que una porción del radicalismo no apoyó.
-¿Le habían planteado de antemano estas disidencias del bloque al Gobierno?
-Sí, ya las conocían y sabían que había un sector del bloque que no apoyaría algunas delegaciones. Que eran tres cosas muy puntuales: la posibilidad de eliminar fondos fiduciarios, que hay malos pero también buenos y es injusto que paguen justos por pecadores; la posibilidad de intervenir organismos creados por ley; y la capacidad de modificar o eliminar organismos creados por ley. La realidad de nuestro bloque estuvo siempre sobre la mesa.
-¿Cree que el fracaso de la ley ómnibus durante la sesión de ayer fue por impericia, falta de experiencia política o una estrategia política del oficialismo?
-Yo le recomendé a este Gobierno ni bien asumió tres cosas muy puntuales por todos los medios. La primera fue que la lógica del “todo o nada”, que también se traduce en amigo-enemigo, no va con nosotros ni es conducente para el país. Iba a salir un texto muy virtuoso después de un trabajo de articulación. La segunda recomendación fue que vos podés tener voluntades, pero necesitás una gestión ordenada y no improvisada. Y la improvisación del Gobierno es más que evidente. Nosotros lo fuimos haciendo público. Yo terminé diciendo “esto es un quilombo”. Queremos ayudar en el fondo y terminamos ayudando también en el procedimiento. Lo tercero que le dije es “no te confíes de los gobernadores peronistas”. El radicalismo tiene posturas conceptuales, claras y sobre la mesa. Legítimas y válidas. La postura de Facundo Manes es una postura que representa al radicalismo y siempre estuvo sobre la mesa, y en el nombre de él votaron los que tenían criterios parecidos. El radicalismo no entró en el juego del toma y daca. Tenemos cinco gobernadores y si te fijas en el proceder de los diputados que responden a esos gobernadores, se ve que acompañaron todos los incisos.
-¿Dice que hay gobernadores peronistas que le fueron corriendo el arco al Gobierno?
-Yo hablo de mi bloque. Mi bloque no entró en una lógica de toma y daca. El reclamo de los gobernadores por sus equilibrios fiscales, porque no hay un centralismo recaudatorio, yo lo acompaño y lo defiendo. No obstante, nadie en el radicalismo cambió una posición en materia de delegación de facultades en función de si recibía algo o no.
-¿A quienes se refiere, entonces?
-Las actitudes como la del gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, me parece que fueron por otro camino. Eso es un dato de la realidad.
-Los gobernadores de Juntos por el Cambio estaban en sintonía con el reclamo de Llaryora.
-No. Todos los gobernadores en su justo derecho reclaman equidistancia en la recaudación de los recursos y que no haya una actitud centralista ante un gobierno que toma impuestos aduaneros de exportaciones o importaciones, no coparticipables, que pone en riesgo la situación de las provincias. Todos estamos preocupados por eso, yo también. Pero ninguno de los gobernadores del radicalismo se predispusieron a esa lógica de acompañar en función de la distribución. Por eso digo que estoy desconcertado, porque el número del radicalismo que acompañaba lo tenía el Gobierno. La impericia fue absoluta y total.
-¿Entonces, no ve una estrategia política? Usted cuestionó en una de las reuniones plenarias al oficialismo y preguntó si realmente querían sacar la ley o si pretendían que la oposición se “llevara la marca”.
-Sí, fui el primero que lo planteó. Seguimos con la misma incertidumbre, pero no sé si lo podríamos ratificar ahora.
-Frente a este desconcierto ante el proceder del oficialismo, ¿cómo sigue el diálogo parlamentario teniendo en cuenta que se tiene que reanudar todo el trámite legislativo del proyecto de ley ómnibus?
-Creo que fue un error volver el proyecto a comisión, pero no podíamos nosotros exigir el tratamiento si el autor del mismo pedía retirarlo. Yo le volví a preguntar a [Martín] Menem en el recinto por esta decisión y nos ratificó que querían eso.
-¿Hubo una explicación de por qué tomaron esa decisión?
-Ninguna. No sabemos si fue enojo, inexperiencia o una perversa estrategia que es la que planteé desde el minuto uno, respecto de saber si efectivamente ellos querían que esto sea ley o si es una cuestión narrativa, de relato.
-¿Qué se planteó en la reunión de presidentes de bloque tras el llamado a un cuarto intermedio?
-El Pro y La Libertad Avanza tenían el convencimiento de que el proyecto tenía que volver a comisiones. Yo lo fui a consultar con mi bloque y las opiniones eran encontradas, mayoritariamente todos pensábamos que esto tenía que seguir un curso lógico porque hasta el momento solo se habían caído algunos incisos. La ley arrancaba con sus instancias más complejas, después venía el capítulo de privatizaciones que suponía otra dificultad, pero después entraba en una mansa calma y venían muchas reformas que ya estaban consensuadas, como aquellas en materia hidrocarburífera, biocombustibles, cuestiones educativas, reformas administrativas, y en una multiplicidad de temáticas en términos de inversiones. Pero si el oficialismo quería retirar su propio proyecto, nosotros no podíamos insistir.
-¿Cómo sigue la historia a partir de ahora?
-No tengo la más remota idea. Estoy muy preocupado porque nada termina bien de una lógica violenta y de divisiones como plantea el Presidente de la Nación. Aparte no es nada nuevo, no hay nada de cambio en eso y la Argentina ya lo ha experimentado. El enfrentamiento con los gobernadores termina con las cuasimonedas y aumento de Ingresos Brutos. Puede haber una ecuación electoral de quién gana o pierde más con esa discusión, pero en definitiva quien pierde es la sociedad.
-¿Cómo cree que se pueden reorganizar hacia adentro del bloque UCR, en función de las diferencias que quedaron expuestas ayer en el recinto?
-Sin duda nosotros funcionamos con mucha coherencia. Nuestra diversidad es en base a conceptos e ideas muy legítimas. Nos atraviesa una mirada institucional que une a todo el radicalismo y es desde donde nos basamos para definir que queremos que este Gobierno tenga todas las herramientas justas y necesarias, no exorbitantes, para que pueda llevar adelante su plan de gobierno. De hecho, hemos actuado con un sentido de responsabilidad al margen de los agravios sistemáticos. No le exigimos ni que nos pida disculpas ni mucho menos que nos aplauda o nos agradezca de nada. No necesitamos que ponga una nómina de nada para nada. Repudiamos absolutamente esta actitud maniquea, macartista, antidemocrática. El radicalismo tiene una batalla cultural contra los populismos.
-¿Considera que esta afrenta del Gobierno los cohesiona?
-El radicalismo ha tenido bloques divididos y ahora está unido. Las diferencias en términos de votación estaban planteadas y se dio libertad de acción en esos tópicos. Eran diferencias públicas.
-¿Eso no se traduce en una ruptura?
-No, eso está descartado.
-Milei habla de convocar a un plebiscito y mencionó que continuarán con su programa “con o sin el apoyo de la dirigencia política” ¿Cómo analiza estas declaraciones?
-El Gobierno tiene que dejar de perseguir a los que opinan diferente. Esto la Argentina ya lo conoce. Tiene que tener una actitud republicana. Nosotros vamos a estar siempre en el mismo lugar de responsabilidad, firmes en eso. Los estilos del presidente me tienen sin cuidado, pero me preocupa mucho su proceder autoritario y populista. Nosotros no vamos a corresponder con eso nunca. No veo nada positivo de una lógica de estas características, que se parece mucho a lo que dicen querer cambiar. Hay que ser un oráculo para saber los pasos subsiguientes.
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