Roberto Lavagna se distancia definitivamente del Gobierno y apuntala la candidatura de Florencio Randazzo
Mientras los diputados de Consenso Federal ratifican su postura crítica a los principales proyectos del oficialismo, el exministro busca reflotar la tercera vía en Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe
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Todo presagiaba, en los albores del gobierno de Alberto Fernández que la buena sintonía entre el flamante presidente y Roberto Lavagna acabaría en una alianza política. El exministro de Economía supo ser un hombre de consulta frecuente del nuevo gobierno, al punto que Fernández se ilusionó con incorporar a Lavagna en su equipo. No prosperó: ahora no solo la relación se enfrió sino que Lavagna avanza en el armado de un espacio político junto Florencio Randazzo, quien asoma como posible candidato a diputado nacional por Buenos Aires.
“Hace mucho que Roberto no habla con el Presidente”, confirman en el entorno del exministro. La toma de distancia coincidió con la postura crítica que adoptaron los tres diputados de Consenso Federal –Graciela Camaño, Alejandro “Topo” Rodríguez y Jorge Sarghini– respecto de las iniciativas más polémicas del oficialismo. Son tres votos clave que, por ahora, impiden la sanción de la nueva ley del Ministerio Público Fiscal –una obsesión del kirchnerismo– y la reforma judicial, un caballito de batalla de la campaña de Fernández. También rechazan el nuevo proyecto de ley de biocombustibles –cuyo ideólogo es Máximo Kirchner– y el aumento del impuesto a las ganancias para las sociedades, cuya sanción desvela al ministro de Economía, Martín Guzmán.
Ofuscado, el presidente Fernández sinceró el final de la relación el año pasado. “Yo hago una diferencia entre Roberto (Lavagna) y los diputados que dicen representarlo, porque allí yo veo una conducta diferente. Veo una conducta más obstruccionista, una conducta más competitiva con el gobierno, más de competitividad política de esa que a uno no le gusta, donde a veces hay oposición por la oposición misma”, reprochó el jefe de Estado, en un vano intento por disociar a Lavagna de su bloque en el Congreso.
El kirchnerismo duro también hizo saber su malestar. “Son cómplices del macrismo”, despachó sin tapujos el senador Oscar Parrilli, ladero de Cristina Kirchner, ante el rechazo de los lavagnistas a aprobar la reforma del Ministerio Público Fiscal. En el entorno al exministro no le dan demasiada importancia a las diatribas del kirchnerismo: en esa línea, buscan también minimizar las últimas maniobras del Instituto Patria y de La Cámpora para hostigar a Marco Lavagna, hijo de Roberto y jefe del Indec.
El kirchnerismo duro hizo trascender la semana pasada que el último índice de inflación que elaboró el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos fue superior a la estimada por entes oficiales de otras jurisdicciones del país, y puso en duda la confianza del Gobierno hacia el titular del Indec. Por un momento las alarmas se encendieron en el tablero lavagnista y sobrevoló aquella frase lapidaria de Cristina Kirchner sobre “funcionarios que no funcionan” que se cobró la continuidad de algunos ministros dilectos de Fernández. Pero el propio Marco Lavagna restó importancia a estas maniobras y el ministro Guzmán apoyó su gestión.
“No hay que perder el tiempo con estas operaciones políticas y seguir adelante”, afirman en el entorno del exministro de Economía.
Alianza con Randazzo
Distanciados del Gobierno, Lavagna y sus adláteres buscan ahora resucitar la tercera vía que, en 2019, sucumbió en la grieta que enfrenta al Frente de Todos y a Juntos por el Cambio. El socio para esta nueva aventura es Florencio Randazzo, exministro de Transporte de Cristina Kirchner, quien supo incursionar en la arena electoral en 2017, sin demasiado éxito.
La tercera será la vencida, dice el refrán. Las próximas elecciones legislativas se presentan como una nueva oportunidad y Randazzo está cada vez más cerca de probarse otra vez el traje de candidato. “Sería muy bueno para el país que surja una tercera fuerza nueva y que Florencio encabece la lista de candidatos a diputados nacionales por Buenos Aires”, se entusiasma Topo Rodríguez, uno de los operadores de Lavagna.
Desde el entorno del exministro de Transporte no lo descartan y confirman que el acuerdo con Lavagna es casi un hecho. “La idea es profundizar las coincidencias entre todos aquellos que creemos que hay que trabajar para resolver los problemas de los argentinos, en lugar de seguir enfocados en una pelea de dirigentes políticos que hace años nos impide mejorar la vida de millones de personas”, sostienen, con la ilusión de que, esta vez sí, la tercera vía sea posible.
“Esta no es una pelea por cargos. Para Florencio, que es un ejecutor, lo importante es construir un espacio multipartidario por el cual se puedan resolver los problemas sin solución hace más de 30 años. Ese es su desvelo”, afirman en el círculo más cercano al exministro de Transporte.
La premisa es sumar y engrosar este incipiente espacio. Las conversaciones están abiertas: Graciela Camaño y Eduardo “Bali” Bucca, junto a Juan Urtubey –exgobernador de Salta y excandidato a vicepresidente de Lavagna– mantienen un diálogo frecuente con Randazzo, aunque todavía nada está cerrado. “No queremos hacer ‘randazzismo’ sino conformar una estructura con solidez de contenido”, sostienen cerca de Camaño.
También Joaquín De la Torre, exintendente de San Miguel y exfuncionario bonaerense de María Eugenia Vidal sabe frecuentar las oficinas de Randazzo. Emilio Monzó, expresidente de la Cámara baja durante la gestión de Mauricio Macri, es otro de los dirigentes con quien también se conversa, aunque Monzó se inclina por otra estrategia: conformar un polo peronista dentro de Juntos por el Cambio.
“Nosotros de ninguna manera vamos a ser la pata peronista de una coalición opositora”, enfatizan cerca del lavagnismo. Su objetivo es más ambicioso: armar una estructura que involucre no solo Buenos Aires, sino también Santa Fe, en alianza con el socialismo de Miguel Lifschitz, y en Córdoba, de la mano del gobernador Juan Schiaretti.
“Schiaretti también ha demostrado vocación por plantarse equidistante del kirchnerismo y de Juntos por el Cambio. Hay conversaciones con Florencio y con Roberto: tal vez pronto se muestren juntos en Córdoba”, deslizan desde el schiarettismo.
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