Internas en el Frente de Todos: la carta de Cristina agudizó las tensiones dentro del oficialismo
La comprensión de texto en torno a la carta de Cristina Kirchner arrojó interpretaciones tan diversas en el Frente de Todos que sus efectos todavía son inciertos. La misiva -en la que la vicepresidenta le aclaró al mundo que quien gobierna es Alberto Fernández - dejó a un sector de funcionarios e intendentes muy molestos; a integrantes del Gobierno que reclaman gestos de mayor autoridad del Presidente y a un último grupo que cree que Fernández debe persistir en el camino actual, sin desviarse de su agenda.
"Cristina dice que se corre, pero lo que obtiene es centralidad. La carta no ayuda en nada a consolidar el Frente de Todos, porque nunca es bueno sacar los trapos al sol. A esta fuerza hay que cuidarla entre todos y dejar de exaltar a las minorías intensas", dijo a LA NACION un intendente de peso en el conurbano.
Luego de que Fernández dijera que le "gustó" la carta de Cristina y la calificara como "un gesto de respaldo", los colaboradores más estrechos del Presidente cerraron filas en torno a esa interpretación. "La carta ayuda. Ella dijo «tengo mucho menos que ver que lo que ustedes se imaginan»", señaló un importante ladero del Presidente. Insistió en que fue "una casualidad" que, en la caminata al CCK por el homenaje a Néstor Kirchner, una instantánea capturara al Presidente escoltado por Sergio Massa y Vilma Ibarra. Sin nombrarlos, la vicepresidenta había aludido inconfundiblemente al presidente de Diputados y a la secretaria Legal y Técnica cuando se refirió a quienes "prometieron cárcel a los kirchneristas" y a los que "publicaron libros" en su contra.
La mención elíptica irritó a algunos colaboradores de la Casa Rosada, que entienden que tanto Ibarra –"pluma jurídica" de Fernández- como Massa tienen, junto a Cristina, un rol crucial para garantizar el éxito de los proyectos de ley que impulsa el Gobierno. Exhibir las rispideces dificulta la articulación.
Más allá del azar fotográfico, el día del homenaje a Kirchner, Massa había cancelado un viaje que tenía previsto a Salta y coordinó con Fernández acompañarlo desde Olivos. Pero se le hizo tarde y enfiló hacia el CCK. Cuando estaba llegando, le pidieron que se acercara a la Casa Rosada. Desde su despacho, tal como contó LA NACION, Fernández convocó a Ibarra para ir "todos juntos". Se sumaron el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; el ministro del Interior, Eduardo "Wado" De Pedro y el secretario de la Presidencia, Julio Vitobello. Cuando franquearon la reja, naturalmente, llegó la foto.
"Algunos se sintieron ofendidos ¡Entendieron la carta para el carajo! Hubo un exceso de mala interpretación en la Casa Rosada", lanzó a LA NACION un diputado de interlocución frecuente con Cristina.
La ausencia de Máximo Kirchner en el CCK también generó suspicacias en algunos actores del oficialismo. Leyeron en esa misma trama que el jefe de bloque del Frente de Todos no brindara el discurso de cierre cuando se votó el Presupuesto, ley de leyes. Massa explicó a su entorno que "muchas horas antes de la votación" se había definido que los jefes de bloque no hicieran sus cierres si el debate se extendía demasiado. "Habría que preguntarle a Máximo por qué no dio su discurso. Él es la voz del Presidente en la cámara y el presupuesto es muy bueno", ironizó un jefe comunal del PJ.
Diálogo y agenda
Algunos vieron en la carta de la vicepresidenta la oportunidad para que Fernández hiciera una demostración de poder. Un colaborador con despacho en la Casa Rosada reflexionó, cuando promediaba la semana: "Quedó en claro que la pelota está de este lado. Hay que decirle a Alberto «ahora sí, vamos a jugar»". Más de un funcionario opinó que debió haber apartado a alguna de las funcionarias que se involucraron en el episodio del campo de los Etchevehere.
El Presidente, sin embargo, dejó en claro que seguirá actuando como un equilibrista del Frente de Todos, con permanentes esfuerzos de contención. Prueba de eso fue que, luego del costo político que le provocó, le tendió la mano a Juan Grabois. "Alberto tiene una paciencia infinita", dijo esta semana un alto funcionario que despotricaba por la actitud del líder del MTE.
En la Casa Rosada, en tanto, se ocuparon de subrayar que el diálogo con todos los sectores de la vida pública "está desde el primer día". Es decir, que existía antes de que Cristina pidiera un acuerdo para resolver el problema del "bimonetarismo". Cerca de Fernández no dieron señales de hacer una convocatoria novedosa, aunque tienen previsto "consolidar" el acuerdo económico y social con proyectos sectoriales.
Un importante actor del oficialismo advirtió: "Para que haya diálogo con la oposición hay que convocarlo en silencio, no hay que anunciarlo en los diarios". Vio una ventana de oportunidad en los gestos de Elisa Carrió y Horacio Rodríguez Larreta para respaldar el pliego de Daniel Rafecas a la Procuración.
En la Casa Rosada lamentaron esta semana que el conflicto por la tomas le haya quitado protagonismo al dólar, que en su versión blue bajó más de 25 pesos. La gran promesa ahora es la vacuna contra el Covid. Las gestiones para asegurarse las dosis se aceleraron, con la ambición de empezar a inocular en diciembre. Necesitan pasar la página de la pandemia, un hecho que condicionará todo el mandato.
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