Ricardo Gil Lavedra: "Sospecho que la reforma judicial quiere perpetuar el modelo de Comodoro Py"
Más allá de su reconocida pertenencia al radicalismo, Ricardo Gil Lavedra se ganó su prestigio dentro del Poder Judicial después de haber integrado el tribunal que juzgó a las Juntas Militares en 1985. Compartió el hito histórico de haber logrado condenar a los jerarcas de la última dictadura con Carlos Arslanian, que integró el mismo cuerpo. También, en menor medida, con Carlos Beraldi, el abogado de Cristina Kirchner, que era asistente de Arslanian.
Treinta y cinco años después, la política los puso en veredas opuestas cuando el país discute una reforma inédita para el Poder Judicial. Más allá de sus críticas sobre la propuesta del Gobierno, Gil Lavedra destaca los antecedentes jurídicos de Beraldi. "Tiene méritos propios para integrar el comité de expertos", dijo el exministro de Justicia, pero aclaró que no hubiese aceptado formar parte del grupo de especialistas que eligió Alberto Fernández.
"No, no es una reforma judicial. Esto es una gran creación de cargos", interrumpe Gil Lavedra cuando LA NACION le pregunta por las intenciones del Gobierno. Y se explaya sobre los problemas que pueden ocasionar los cambios que plantea el oficialismo sobre el Poder Judicial. "Es un proyecto retrógrado que expande el problema, no lo soluciona. Me hacen sospechar que, en realidad, lo que quieren es perpetuar el modelo de Comodoro Py", remata.
-¿Por qué esta reforma nació "vieja"?
-La reforma reposa en ideas viejas, retrógradas. No soluciona nada y además expande el problema. Parece un proyecto hecho hace 20 o 30 años. El problema estructural de la justicia penal no reposa en la concentración de los jueces, sino en el modelo de enjuiciamiento: el juez que investiga es una concepción que hoy en día es absolutamente superada.
-¿Usted se refiere a la implementación de un modelo acusatorio en el que investigan los fiscales?
-¡Claro! La Argentina ya sancionó un nuevo sistema de enjuiciamiento penal, un sistema acusatorio, que está vigente en muchas de las provincias. Pero este proyecto, a contramano, multiplica Comodoro Py y pone un obstáculo serio para que el sistema acusatorio llegue a la ciudad de Buenos Aires. No podés hacer una movida de esta características, crear juzgados, fiscalías y defensorías, y en dos años volver a cambiar el sistema. Es absurdo. Esta iniciativa hace sospechar que lo que se quiere es perpetuar Comodoro Py.
"La reforma reposa en ideas viejas, retrógradas. No soluciona nada y además expande el problema"
-¿Cuál es el rol de Cristina Kirchner en esta reforma judicial?
-No lo sé, pero el conflicto suscitado en torno a la reforma no contribuye sin dudas a la necesidad de la Argentina de mostrar apego a la ley y seguridad jurídica para posibles inversores.
-¿Cree, como dice la oposición, que la reforma fue hecha para garantizar su impunidad?
-Hay una muy fuerte sospecha de que los cambios en la Justicia están orientados a obtener algún beneficio en los procesos seguidos por corrupción contra exfuncionarios. Esto obliga a seguir caminos muy transparentes para despejar estas sospechas. Pero lo que el oficialismo hace en el Consejo de la Magistratura con el traslado de los jueces, pretender remover al procurador [Eduardo] Casal o este proyecto de reforma plagada de jueces interinos no despejan esas sospechan, sino que las alimentan.
- ¿Qué opina sobre lo que ocurrió en el Senado esta semana, que desoyó la orden de una jueza para darle tratamiento a la revisión de los traslados de diez jueces?
- Es una circunstancia muy grave que se haya desobedecido la orden judicial. Los jueces están llamados a proteger los derechos individuales frente a los excesos de los otros poderes. Acá no se trataba de lesionar las competencias del Senado sino de evitar el daño a un derecho.
-¿Hay que modificar la composición de la Corte Suprema?
-La integración de la Corte no se puede tocar en lo más mínimo porque siempre el cambio de miembros ha estado asociado a cuestiones políticas. En ese caso, las sospechas de que se busca tener una Corte más dócil en las causas de corrupción se verían confirmadas.
-¿Cómo fue la experiencia de la Argentina con una Corte más grande?
-La ampliación de la Corte durante el gobierno de Menem estuvo orientada políticamente: es la Corte que se conoce como la "mayoría automática". Y fue el propio gobierno de Néstor Kirchner el que volvió a bajar el número de integrantes, por unanimidad, a cinco miembros, como tenemos ahora.
"La integración de la Corte no se puede tocar en lo más mínimo porque siempre el cambio de miembros ha estado asociado a cuestiones políticas"
-¿Qué opina sobre la designación de Beraldi, el abogado de Cristina Kirchner, como parte del comité de expertos?
- Beraldi méritos profesionales propios para integrar cualquier comisión técnica, pero en la situación actual todo se encuentra bajo sospecha. De todas formas, no le asigno tanta relevancia a este comité. Se trata de una opinión no vinculante y técnica que, además, seguramente tendrá muchos matices. En definitiva, lo importante serán las decisiones que tome el poder político.
-¿Hubiese aceptado formar parte del comité?
-No, por las condiciones en que se ha dado esta reforma. El Presidente puede designar las comisiones que quiera e integrarla como mejor le parezca, pero no se ha tenido en cuenta la enorme susceptibilidad pública que genera el tema. El camino tendría que haber sido buscar un consenso amplio con todas las fuerzas políticas.
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