Ricardo Casal: "El proyecto de las policías comunales tiene un solo dueño: Scioli"
El ministro de Justicia bonaerense dijo que muchos opositores lo atacaron para esmerilar al gobernador; fuerte defensa de Granados
La entrevista tuvo lugar en la residencia oficial del ministro de Justicia bonaerense, en La Plata.
–Su cabeza fue durante mucho tiempo la más pedida por cierto sector del gobierno nacional y Scioli nunca la entregó. ¿Cómo lo conoció al gobernador y de dónde nace la confianza que le tiene?
–Creo que él me prodigó su confianza a partir de mi análisis jurídico sobre su habilitación como candidato a gobernador. Lo habían impugnado diciendo que debía tener cinco años de residencia. Me llama un amigo diciendo que Daniel estaba muy preocupado. Yo dije: la residencia está acreditada porque vivió en Ramos Mejía y estudió hasta la adolescencia ahí, y la ciudadanía es un concepto universal y nacional, no provincial. La Corte provincial me dio la razón.
–O sea que Scioli es gobernador, jurídicamente, gracias a usted.
–(Ofendido) ¡No, de ninguna manera! Él es gobernador porque las condiciones y el destino lo llevaron a eso. Lo mío fue circunstancial. Después, cuando Daniel empezó a pensar la provincia, me llamó.
–Hay un dato de color curioso: usted lloró cuando en el 95 Gimnasia no pudo salir campeón y terminó segundo.
–Sí, y fui famoso por eso (se ríe). Mi imagen estuvo un año en la cortina de Euro Sport, en Europa. Yo digo que me tocó la mejor parte de la familia, la de Gimnasia y la peronista… Con mucho sufrimiento, porque también fuimos víctimas de la dictadura. Uno de mis primos fue masacrado en Margarita Belén. Otro, exiliado en Brasil. Otra, sobreviviente de la Noche de los Lápices. Tenemos una historia familiar bastante trágica.
–Qué paradoja, porque cuando lo quieren impugnar, eligen hablar de derechos humanos. ¿Usted no fue agente penitenciario en la Unidad 9, donde detenían a muchos presos políticos?
–Ésa es una gran fábula que me inventaron. ¿Quién me nombra a mí en el servicio correccional? Roberto Pettinato padre, que era muy amigo de mi familia. Pero yo era empleado administrativo civil. No tengo formación penitenciaria. Está en mi legajo público. Yo ingresé en noviembre del 73 y me dedicaba a liquidar sueldos. Es más, yo hice el acto con los ex detenidos en la Unidad 9 y pusimos una placa en 2008, con todos los que estuvieron presos. Durante la dictadura, yo jamás entré a una cárcel.
–¿Usted sabía en aquella época que existía un centro de detención en La Plata llamado La Cacha?
–¿Cómo íbamos a saber, si éramos empleados administrativos? Yo de La Cacha me entero por los medios.
–Pero los cuestionamientos hacia usted de un periodista cercano al Gobierno han sido fuertes.
–A ver, no creo en los ataques personales. Son ataques a la política. Evidentemente, algunos sectores del gobierno nacional repudiaban la política de seguridad que había marcado el gobernador y yo llevaba adelante. Bueno, en 2011 sacamos el 54% de los votos.
–¿O sea que el ataque a usted en realidad era para esmerilar a Scioli?
–Es probable también. ¿Y cuál es el resultado? Scioli es candidato a presidente y yo todavía lo acompaño.
–Usted y Scioli dicen que los crímenes están más violentos por culpa de que hay más drogas y armas. ¿Cómo se hace frente a eso?
–Con respecto a las armas, para mi hay que sacar una "ley seca": nadie puede tener un arma salvo las fuerzas de seguridad y policiales. Es imposible conseguir una sociedad en paz si está armada.
–Tómelo como una chicana: ¿le pudo sacar el arma al ahora ministro Alejandro Granados?
–¡No, no tiene armas! Aquél fue un hecho histórico hace diez años, nada más. Granados es buena persona. No es violento, para nada.
–Con Granados las comisarías volverán a alojar presos. Hubo críticas de organismos de DD.HH.
–Esta reapertura se debe al programa de emergencia. Hay mayor efectividad policial en investigación y detención, y mayor violencia en la comisión de delitos, lo que impide la excarcelación. Algunas comisarías estaban en mal estado. ¿Qué hicimos? El programa de alcaidías para sustituir esos calabozos.
–¿No alcanzan las cárceles?
–A ver, ojalá hubiera que cerrarlas y que no hubiera presos. Pero vemos un crecimiento en la violencia.
–¿Está programado edificar más?
–Sí, ahora estamos licitando dos alcaidías y dos unidades.
–¿Me permite otra chicana? Más cárceles en la década ganada.
–Es una conclusión demasiado facilista. Hay otros factores: primero, tenemos muchos más habitantes que antes. Segundo, la violencia armada ha crecido, porque hay más defensa de los ciudadanos. Los ciudadanos tienen más alarmas, más rejas. Entonces, los delincuentes tienen que entrar con un arma.
–¿En qué cambió la seguridad desde que llegó Granados?
–En que el gobernador le pidió una reorganización estructural de la policía, optimizando los recursos, sacando custodios en lugares fijos, creando un sistema de logística más eficiente como el comando de patrullas...
–¿Y con todo mejoró la seguridad?
–Creo que sí. Estamos esperando las nuevas estadísticas.
–Pregunta para su vanidad: ¿por qué cree que Scioli lo reemplazó por Granados?
–Entendió que después de las elecciones y antes de las generales, era bueno poner a alguien como Granados, más relacionado con la política, con muy buen contacto con los intendentes para armar estrategias conjuntas como la de las policías municipales.
–A propósito, ¿por qué todavía no lograron sancionar la ley de las policías municipales?
–Hay una tensión política entre el Frente Renovador y el FPV. Se están peleando por quién es el dueño del proyecto. Acá hay un solo dueño, Daniel Scioli. En 2012, se presentó el proyecto de policía comunal y Scioli tuvo la iniciativa. El que asumió la discusión con intendentes y legisladores fue el gobernador con su ministro.
–Pero ¿usted en 2010 no estaba en desacuerdo con las policías municipales?
–Nunca estuve en desacuerdo. Es más, en 2011 presenté un proyecto para la creación de la policía comunal.
–No le pido una respuesta institucional. Desde su pálpito, ¿quién desapareció a Julio López?
–No tengo la más mínima idea. Sinceramente. Por supuesto que todos los indicios son que al ser un testigo calificado de una causa tuvo como represalia esta medida. Yo me reunía con el hijo, con quien tengo una muy buena relación, y no se pudo avanzar.
–El papa Francisco dijo: "El endurecimiento de las penas, con frecuencia, no resuelve problemas sociales ni baja la delincuencia"
–Bueno, la ley Blumberg fue la ley democrática más represiva de la historia. Nunca hubo una ley que aumentara tanto las penas. Y la verdad, no tuvo tanto efecto.
–Dejamos acá.
Historia clínica
Ricardo Casal
Edad: 59
Ocupación
Abogado y ministro de Justicia bonaerense. Ex ministro de Seguridad
Observaciones
Cordial. Acepta hablar de todos los temas
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