Retrasos, documentación faltante y problemas en la carga de la bodega: así fue el paso del avión de Emtrasur por México
En el aeropuerto de partida relatan situaciones extrañas que demoraron la operación del vuelo hacia Ezeiza; no hubo alertas antiterroristas
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Llegaron más tarde lo previsto, acumularon problemas de papeles, debieron reacomodar la carga y partieron demorados. Esa es la síntesis del vuelo bajo sospecha de la firma Empresa de Transporte del Sur SA (Emtrasur) en su escala previa por México, según reconstruyó LA NACION en base a documentos y fuentes oficiales.
El primer paso ocurrió el miércoles 1° de junio, cuando las autoridades mexicanas recibieron la solicitud inicial de Emtrasur. Pidió autorización para que su avión Boeing 747 Dreamliner aterrizara en el Aeropuerto Internacional de Querétaro, en el centro del país. ¿Fecha prevista de arribo? Los primeros minutos del viernes 3 de junio.
Pero no fue así. El vuelo proveniente de Caracas debía aterrizar con tripulantes, pero sin carga. Porque ya en suelo mexicano recibiría las autopartes adquiridas por la firma SAS Automotriz SA -proveedora de la automotriz Volkswagen- que debía transportar por avión a la Argentina, además de repostar combustible. Pero los planes volvieron a complicarse.
“Les faltó presentar información y documentación”, resumió el secretario de Desarrollo Sustentable de Querétaro –y por tanto, máximo responsable del aeropuerto-, Marco Antonio Del Prete Tercero, a LA NACION. “Eso provocó la primera postergación del arribo para el sábado 4″, detalló.
El funcionario indicó que entre la documentación faltante de la empresa y del avión se encontraba “el certificado de aeronavegabilidad del avión, el certificado de registro, los seguros tanto locales como el internacional y el certificado de aeronavegabilidad del país de origen, además de la documentación de la tripulación”, enumeró. “Eso llevó a que el avión recién aterrizara [en el aeropuerto de Querétaro] a las 6.49 del sábado 4″, precisó.
Antes, durante y después de su arribo, sin embargo, el papeleo no se tramitó en Querétaro. “Sobre los permisos de despegue, y plan de vuelo autorizados, te informo que este Aeropuerto no tiene las facultades para autorizar, modificar o revocarlos, ya que solo fungimos como aeródromo civil, siendo la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) y los Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano, (Seneam) quienes poseen y generan la información que requieres”, precisó la responsable del área de Transparencia del Aeropuerto Internacional de Querétaro, Clara Pasos, a LA NACION.
Así, por ejemplo, el plan de vuelo con todos los datos referentes a un vuelo -información técnica, lugar de salida, destino, altitud, velocidad de crucero, y todos los puntos por donde pasará la aeronave- se informó y gestionó en el Distrito Federal de México, 220 kilómetros al sudeste de Querétaro.
Para eso, en toda la operatoria del movimiento de la carga aérea en México, en tanto, la tripulación iraní y venezolana de la aeronave matrícula YV3531 contó con el apoyo de la firma Aerocharter México, que había sido contratada para tal fin por Fracht Group, que así lo confirmó mediante un comunicado de prensa.
LA NACION procuró comunicarse con Aerocharter México, pero no respondió los llamados, ni correos electrónicos.
Los contratiempos, no obstante, continuaron. Se registraron problemas en el proceso de carga. “Eso postergó la salida”, detalló Del Prete Tercero, quien remarcó que el vuelo solo despegó cuando contó con toda la documentación válida y verificada por las autoridades locales.
“Se trató de una operación chárter de fletamiento de mercadería legal que fue revisada por personal aduanero y antidrogas, con el apoyo de Migraciones y de la Policía Nacional”, enumeró el funcionario mexicano.
“Un vuelo más”
Durante la conversación telefónica con LA NACION, cabe remarcar, Del Prete no mencionó que existiera algún tipo de alerta vigente sobre la aeronave, la carga, o sus tripulantes iraníes o venezolanos. Por eso, una vez completado todo el papeleo y superados los obstáculos, se los autorizó a despegar rumbo a Venezuela. “Para nosotros fue, en definitiva, un vuelo más”.
Así, el Boeing 747 despegó a las 20.11 del domingo 5 de este mes, con destino al Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, en Maiquetía, en las afueras de Caracas, a donde arribó a las 00.40 del lunes 6. Es decir, el mismo día en que continuó su periplo hacia Córdoba y, luego, Ezeiza, con 14 venezolanos y 5 iraníes a bordo.
Su despegue, sin embargo, no agotó las turbulencias a su alrededor. La edición mexicana de la revista Forbes reveló que “al 14 de junio de 2022, la aerolínea filial de Consorcio Venezolano de Industrias Aeronáuticas y Servicios Aéreos (Conviasa) no cuenta con una autorización de la Secretaría de Comunicaciones, Infraestructura y Transportes (SICT) para ofrecer servicios de carga desde algún aeropuerto de la República Mexicana”.
Según la revista, Emtrasur tampoco contaba con todos los permisos requeridos de la AFAC, “como tampoco cuenta con la autorización de la Secretaría de Economía (SE) para que opere como empresa extranjera en alguna de las regiones de la República Mexicana”, ni “tampoco fue dada de alta en el Registro Público de Comercio de la Ciudad de México, como ocurrió con otras dos aerolíneas venezolanas que tienen vigentes sus permisos para operar en México”.
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