Resignado, el Presidente no consiguió la foto que imaginó para el FMI, pero alcanzó una solución intermedia con los radicales
Pese al faltazo de los mandatarios de Juntos por el Cambio, Fernández logró que los radicales envíen representantes; el lunes que viene el jefe del Estado recibirá a los gobernadores opositores; hoy Guzmán dará detalles de la negociación con el Fondo ante 19 mandatarios
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El Gobierno no tendrá la fotografía que imaginó para presentar ante el Fondo Monetario Internacional (FMI), pero la derrota no es total. Mientras sube la presión de Estados Unidos para que la administración de Alberto Fernández “sincere” los números antes de dar su visto bueno a la negociación, los gobernadores de Juntos por el Cambio rechazaron la invitación y dejaron expuesta la ausencia de acuerdos internos, un requisito prioritario para el Fondo.
El Presidente pasó gran parte del lunes maldiciendo a Horacio Rodríguez Larreta. Distinta es la situación con Gerardo Morales (Jujuy) y Gustavo Valdés (Corrientes), sobre quienes se activaron mecanismos para lograr torcer su postura. El encargado de la tarea fue el Presidente, quien se comunicó directamente con ellos, con quienes mantiene una “excelente” relación.
Si bien desde la conducción de Juntos por el Cambio aseguraron que los cuatro gobernadores faltarán a la cita, el Presidente y Morales llegaron a una solución intermedia. A ellos se plegaron Valdés y el mendocino Rodolfo Suárez. El jujeño enviará a su vice, Carlos Haquim; mientras que Suárez, a Enrique Vaquié, ministro de Economía. Valdés también sumará gente de su confianza. El único que no confirmó la presencia de algún funcionario fue el gobierno porteño, lo que volvió a recalentar la interna opositora.
Así, desde la oposición buscaron enviar una señal de que los puentes no están rotos. Incluso, en la charla con Morales y Valdés, el Presidente resolvió un nuevo encuentro para el lunes con los gobernadores y los jefes de bloque legislativos de la oposición, según confirmaron fuentes del Gobierno y Juntos por el Cambio.
Alberto Fernández chocó contra su ansiedad. La idea de ampliar la convocatoria a sindicalistas y empresarios para, junto a los 24 gobernadores, poner “blanco sobre negro” en la negociación con el organismo multilateral de crédito, fue suya. Se trató de un pedido que le hizo el jefe del Estado a su ministro de Economía, Martín Guzmán, sobre quien volvieron furiosas críticas por la ausencia de redes de contención a la hora de avanzar con las invitaciones.
En un intento por torcer la primera negativa de los gobernadores de la oposición finalmente decidieron separar a los mandatarios de los empresarios y gremialistas, pero no alcanzó. La decisión de los tres gobernadores radicales y Rodríguez Larreta de Juntos por el Cambio era irreversible. Al menos para casi todos, siempre según las expectativas del gobierno nacional.
Mientras tanto, desde las 17 en el Museo del Bicentenario, el jefe del Estado y el titular del Palacio de Hacienda harán un repaso del estado de situación con el FMI ante 19 gobernadores –también anunció su ausencia el cordobés Juan Schiaretti–, la gran mayoría del Frente de Todos. A ellos se plagarán Omar Gutiérrez (Neuquén) y Arabela Carreras (Río Negro). El interrogante es hasta dónde irá Guzmán.
“Vamos a transparentar todo”, prometió una altísima fuente del Gobierno. Según anticipó el lunes LA NACION, Guzmán revelará ante los gobernadores las metas económicas que negocia con el FMI por la deuda. En el listado aparecen los compromisos de reducción de déficit, de acumulación de reservas y de emisión monetaria para los próximos años.
Pero sin “los consensos internacionales que hacen falta” para refinanciar el Stand-By por US$57.000 millones que en 2018 el Fondo le otorgó al gobierno de Mauricio Macri, según admitió Guzmán hace unos días, y con el principal bloque opositor lejos de un acuerdo, el escenario que asoma para el Gobierno es complejo.
El riesgo de un default está latente y encendió las alarmas en Balcarce 50. Este año el Estado nacional tiene por delante vencimientos por u$s19.000 millones; en el primer trimestre son u$s3900 millones. Imposible de hacer frente para una economía como la de la Argentina que atraviesa cuatro años de crisis.
Mala señal
En medio de furiosas negociaciones, el Gobierno excluyó a sindicalistas y empresarios del encuentro y así conseguir el apoyo político de los 24 gobernadores. El gesto no alcanzó. “Es mucho más una reunión política, que una reunión en serio, de trabajo institucional”, lanzó Rodríguez Larreta ayer para esquivar el convite. El lugar natural para la discusión, según dijo el jefe de gobierno, es el Congreso de la Nación.
La exposición de Rodríguez Larreta provocó una respuesta en masa del Gobierno. “La deuda externa generada por Mauricio Macri es un problema para cuatro generaciones de argentinos que cargarán los próximos 15 gobiernos. Así de grave es el perjuicio para el país que generaron en tan solo cuatro años. La deuda fue absolutamente irresponsable e inmoral desde todo punto de vista: se utilizó para que el sistema financiero internacional fugase sin control. No lo decimos nosotros, lo dice el FMI que de kirchnerista no tiene nada”, cuestionó el ministro del Interior, Wado de Pedro.
Y apuntando directo al jefe de gobierno, lanzó: “Una reunión con gobernadores para discutir la deuda que nos dejaron es una reunión política. ¿Dónde quieren tratar semejante tema? ¿En un cumpleaños? Rodríguez Larreta es hora de ser más responsables y constructivos. No con el Gobierno, sino con la Argentina que usted dice querer”.
La portavoz del Presidente, Gabriela Cerruti, aseguró que el Gobierno escuchó el reclamo de los mandatarios de la oposición. “Si se habla de diálogo y consenso en los grandes temas de Estado, este es un gran tema de Estado, es una negociación de Argentina con 129 países del mundo, todos deberían ser capaces de sentarse a conversar”, cuestionó Cerruti.
El Presidente, en tanto, mandó un mensaje por elevación. En una serie de tuits Fernández hizo mención a la orden que le dio a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) para que haga una denuncia ante la Justicia Federal para que se investiguen “acciones del anterior gobierno que promovieron el espionaje ilegal y diversas persecuciones judiciales contra sindicalistas y opositores”.
El contenido de las palabras presidenciales, según confió un exégeta del Presidente, estaban dirigidas para dos personas: Rodríguez Larreta y Mauricio Macri. “Los trató de mafiosos, así de enojado estaba”, remataron desde el entorno del mandatario.
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