¿Qué puede pasar con la interna desatada entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner, en medio de la pandemia y el peligro de un derrumbe económico sin precedentes?
¿Puede repetirse el karma de la política argentina en el que un presidente entra en conflicto con su vice, o en esta versión remixada, una vice entra en conflicto con su presidente?
¿El Frente de Todos puede terminar como la Alianza?
Todo empezó con un retuit de Cristina Kirchner en el que elípticamente le reprochaba a su presidente que se hubiera reunido con empresarios en el festejo del 9 de Julio. Luego,la escalada siguió con una carta furibunda de Hebe de Bonafini denunciando, poco menos, que esos grupos empresarios eran responsables del secuestro de sus hijos.
Luego siguió la senadora Anabel Fernández Sagasti rectificando al presidente por Vicentin. Y por si fuera poco, hoy salió Víctor Hugo Moralesa decir que Alberto Fernández lo había desilusionado por condenar las violaciones a los derechos humanos en Venezuela.
Todos los días hay un kirchnerista que, con la letra de Cristina detrás, le marca la cancha a un presidente que no puede empoderarse y ocupar su lugar. La sombra de 2001.
Hay sectores importantes de la política –de Juntos por el Cambio, pero también del peronismo federal- que están muy preocupados por las tensiones políticas entre Cristina y Alberto y la crisis económica que se está cocinando y aún mostró su peor cara.
Se trata de dirigentes, como Fernández Meijide y Eduardo Duhalde, que fueron protagonistas de 2001 y que buscan evitar que se repita otro desastre. Buscan alejar otro "que se vayan todos" y la posibilidad de que surja algún "Bolsonaro" criollo como solución autoritaria.
Desde el Club Político Argentino idearon un "operativo" para "rescatar" a Alberto del "infierno" del kirchnerismo, que inmediatamente fue respaldado por Eduardo y Chiche Duhalde y por otras figuras del peronismo no kirchnerista.
¿Qué hicieron? Elaboraron un documento –que ahora va a seguir con reuniones vía Zoom- llamando a una mesa del diálogo, como sucedió en 2001.
Además de las principales figuras de la oposición, el documento también fue firmado por Juan Manuel Urtubey, Ramón Puerta y cuenta con un guiño del gobernador Schiaretti, aunque no lo haya firmado. También hay sectores empresarios, intelectuales y figuras del catolicismo liberal.
¿Qué buscan? Pasado en limpio, le dicen al Presidente esto: "Alberto: si le querés poner un límite claro al kirchnerismo, contá con nosotros. Este espacio puede ser un dique para frenar a Cristina".
La pregunta que nos hacemos es si el presidente Fernández quiere ser rescatado. Si tiene el coraje para manejar la lapicera, como diría Anselmo Gabbi.
¿O será que ni Alberto Fernández sabe quién es Alberto Fernández?
Algo que sucedió hoy, cuando se cumplen 26 años de impunidad del atentado contra la AMIA, nos sugiere que el Presidente no estaría interesado en ese rescate. Y que, más bien, todavía hace más esfuerzos por ser aceptado por Cristina y el cristinismo duro.
Hoy Fernández participó de un evento organizado por el Comité Judío Norteamericano. Allí lisa y llanamente justificó la firma del Pacto con Irán, que antes había destrozado.
Quiero decirte: justificó el acuerdo que firmó Cristina con los principales sospechosos de volar la AMIA y que siempre se evaluó como el móvil del asesinato del fiscal Nisman.
Mirá lo que dijo hoy ante el Congreso Judío Norteamericano: "Cuando se buscó un acuerdo, que yo critiqué mucho, en el fondo fue un intento por destrabar y encontrar una solución".
Mirá lo que escribía en 2015, en un durísimo artículo en LA NACION: "Cristina sabe que ha mentido y que el memorando firmado con Irán sólo buscó encubrir a los acusados. Nada hay que probar".
Un fiscal que denunció penalmente a la Presidenta apareció muerto días después de formular su demanda y sólo un día antes de fundar su imputación ante el Congreso Nacional. En el centro del poder, allí donde la denuncia tocaba fibras, hablaron de suicidio y de asesinato, acusaron al muerto de ser un padre desatento y un títere de factores que operan en las sombras.
¿Querrá, podrá el presidente ser rescatado? Es improbable que Cristina haga "la Gran Chacho" porque, de su permanencia en el poder, depende su libertad.
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