Reproches y pases de factura en el oficialismo por la tensa pelea entre Javier Milei y Victoria Villarruel
El cortocircuito entre el Presidente y la vice por el tratamiento del DNU en el Senado divide aguas en La Libertad Avanza; quejas por la falta de articulación entre el Gobierno y el Congreso
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El cortocircuito entre Javier Milei y Victoria Villarruel por el tratamiento en el Senado del megadecreto de necesidad y urgencia que firmó el Presidente en el inicio de su gestión divide aguas en el corazón del oficialismo.
De un lado están los que consideran que Villarruel cometió “un error” al aceptar incluir en el temario la discusión por presión del kirchnerismo o que lanzó un desafío abierto a Milei porque, sospechan, trabaja con sigilo en la construcción un liderazgo propio. Le achacan no haber consensuado la estrategia con la Casa Rosada. Y, del otro, los que defienden el accionar de la vicepresidenta y atribuyen su decisión a la falta de voluntad de Milei de dialogar y articular en el Congreso para armar un colchón de apoyos y evitar derrotas costosas en términos políticos, como la vuelta forzada a comisión de la ley ómnibus en Diputados o el rechazo del Senado al DNU.
En las horas más álgidas de la pelea entre Milei y Villarruel, cuyas diferencias se hicieron más visibles el miércoles a la noche después de que la Oficina del Presidente emitiera un comunicado en el que criticaba a los sectores políticos “que pretenden avanzar con una agenda propia e inconsulta”, referentes de La Libertad Avanza no ocultaron su desconcierto por la “falta de comunicación” entre el Ejecutivo y el Senado. “No hay interlocutores y los que deciden no se hablan. Si no se ordena la política, es imposible [conseguir los votos para la reforma fiscal o laboral]. Esto ya nos pasó en la votación del articulado de la ley”, puntualiza, sin temor a contradecir el manual político de Milei, uno de los dirigentes de LLA con acceso al despacho presidencial.
Entre los ministros y secretarios de Estado con más experiencia en gestión celebran que Milei haya logrado reducir el déficit fiscal en tres meses. No obstante, fuera de micrófono, advierten con cada vez mayor énfasis sobre la necesidad de conseguir leyes para reducir la inseguridad jurídica y lograr un desarrollo a largo plazo. “El plan económico tiene que ser sustentable. Las leyes son necesarias”, se lamenta un funcionario del variopinto Gabinete de Milei.
En la sesión de ayer en el Senado, como ocurrió cuando el oficialismo envió a comisión la ley ómnibus por falta de apoyos en la votación en particular, el bloque de LLA volvió a exhibir amateurismo en el control del funcionamiento de la Cámara. “Hay impericia y este mensaje de que festejamos derrotas como triunfos tiene un límite. Nos animamos y vamos con la gente, pero necesitamos las leyes”, apunta integrante del Ejecutivo.
Pese a que Manuel Adorni, vocero presidencial, intentó bajar la tensión al negar una interna entre Milei y Villarruel, la relación entre el jefe del Estado y la vice se ha ido desgastando con el paso del tiempo. Quienes frecuentan a Villarruel admiten que tiene diferencias con el método que propone el Presidente para implementar las reformas. Por caso, ella no estuvo de acuerdo con el impulso del mega DNU para desregular la economía. Atenta a la fragmentación en el Senado y la necesidad de construir consensos, ella había sugerido diseccionar el decreto en varios proyectos de ley, como le pedían los bloques dialoguistas. Es una idea que también planteó Eduardo Menem. Pero se impuso el ala dura de Milei, Santiago Caputo y Federico Sturzenegger, el autor intelectual del paquete de reformas.
Los fieles a Milei en el Gabinete adjudican la jugada a un pase de facturas por el affaire de las dietas, cuando el Presidente presionó a la vice para que diera marcha atrás con los aumentos. Puertas adentro, mastican bronca: “Podría haber aguantado o esperado que la oposición lo judicialice. Tenemos una discusión abierta con los 24 gobernadores y necesitábamos tiempo. Ese era nuestro negocio”, despotrica un funcionario del Ejecutivo. Entre los colaboradores de Milei sugieren que Martín Menem, titular de la Cámara baja, es más “obediente” que la vice y podría dilatar más el tratamiento del DNU.
Villarruel reconoce ante sus íntimos que su vínculo con Milei no atraviesa el mejor momento, pero atribuye los desencuentros a la influencia que tienen Karina Milei o el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, en la mesa chica del Presidente. Ella nunca logró digerir el desplante que sufrió por parte de Milei y Posse en pleno armado del Gabinete, cuando se quedó sin capacidad de injerir en las carteras de Seguridad o Defensa.
En los últimos días, la vicepresidenta le transmitió a la Casa Rosada que no tenía margen para seguir frenando el pedido de sesión de la oposición más combativa. Según fuentes del espacio libertario, Milei y Villarruel habían discutido el tema. “No me sorprende [la pelea] porque tienen dos estilos políticos distintos”, aseguró ayer Guillermo Ferraro, quien fue eyectado de la silla de Infraestructura a fines de enero, en diálogo con CNN Radio.
El miércoles, la vice ensayó una última jugada para comprar tiempo: le pidió a la bancada postergar una semana la inclusión del DNU. La magnitud del comunicado de la Oficina del Presidente, que se conoció en plena reunión de Villarruel con los jefes de bloque de la oposición, hizo escalar la tensión. “No sé si Villarruel quiere desestabilizar al gobierno de Milei”, lanzó antenoche el diputado José Luis Espert en diálogo con LN+.
La suspensión de la reunión de Gabinete sumó incertidumbre. Con el objetivo de eclipsar el conflicto, Adorni irrumpió en Balcarce 50 para relativizar los dichos de Espert y negó una pelea entre Milei y Villarruel. Horas después, Guillermo Francos, ministro del Interior, dijo que no veía “segundas intenciones”: “Tal vez haya sido un error ceder a esa presión”, señaló en declaraciones radiales.
Por su parte, el senador nacional Francisco Paoltroni (LLA) respaldó la decisión de la vicepresidenta: sugirió que no se podía mantener el recinto cerrado y que Villarruel cumplió con el reglamento. Además, remarcó que el Senado tenía temas pendientes “que no podían esperar, como tratados internacionales y nombrar a todos los embajadores”. “No hubo una traición”, afirmó en diálogo con Radio 10.
Villarruel también recibió el apoyo público de la diputada María Fernanda Araujo: “Dentro de la ley, todo, fuera de la ley, nada. Nuestra vicepresidenta es esto: de una sola madera”, afirmó. Su compañero de bloque, Nicolás Mayoraz, también tomó distancia de los dichos de Espert: “Descarto que haya querido desestabilizar, se hizo una lectura equivocada. Espert aclaró que no tenía información”, remarcó en el Congreso.
Villarruel cosechó apoyos de los aliados. En el cierre del debate, Luis Juez le agradeció que haya convocado a la sesión “a pesar de los aprietes”. “Se puede perder, pero lo que no se puede perder es la autoridad moral”, dijo Juez.
Anoche, tras el rechazo del DNU en el Senado, Villarruel difundió en un video en las redes sociales para aplacar la tensión interna. Dijo que su compromiso con Milei “es inclaudicable” y remarcó que “no hay gobierno sin institucionalidad”. “No me voy a convertir en Cristina Kirchner”, avisó.
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