Represas: la esposa de De Vido asesoró en las sombras a Electroingeniería
La esposa del entonces ministro de Planificación Federal, Julio De Vido , asesoró en las sombras a Electroingeniería en la licitación para la construcción de las dos represas patagónicas de Santa Cruz. Así surge de documentos internos de la empresa cordobesa, correos electrónicos y testimonios que recabó LA NACION durante semanas.
Más sencillo: Alessandra "Lali" Minnicelli ayudó a la compañía que luego se quedó con la construcción del proyecto de infraestructura más grande en la Argentina de las últimas décadas, obra que a su vez adjudicó la cartera que conducía su marido, hoy preso.
El asesoramiento de Minnicelli a Electroingenería comenzó solo días después de que la abogada renunciara a su cargo como síndica general adjunta de la Nación (Sigen), según surge de esos documentos, aunque otros indicios muestran que su relación con Electroingeniería pudo iniciarse mientras la esposa de De Vido aún se encontraba en la función pública.
El vínculo entre Minnicelli y la empresa cordobesa abre, así, nuevos interrogantes por presunto "conflicto de interés", tanto de la exfuncionaria como de De Vido, a cargo entonces del ministerio que impulsó el proyecto.
Desde el principio, la obra estuvo signada por las idas y vueltas, impugnaciones cruzadas entre los competidores, sospechas, reclamos y denuncias. Entre ellas, la que radicaron en agosto de 2013 los entonces diputados radicales Ricardo Gil Lavedra y Manuel Garrido contra De Vido y el secretario de Obras Públicas, José López, por presuntas irregularidades en el proceso licitatorio destinadas a favorecer al consorcio de Electroingeniería, en base a una investigación de LA NACION.
Casi seis años antes, y hasta ahora por debajo de los radares, Minnicelli había asesorado al máximo nivel, según surge de la documentación. Al punto que intercambió correos electrónicos con los socios de Electroingeniería, Osvaldo Acosta y Gerardo Ferreyra –hoy detenido en la causa por los cuadernos de la corrupción–, y con el director de Legales de la empresa, Javier Elgueta.
Para esos correos electrónicos, Minnicelli recurrió a una cuenta del servicio Gmail, mientras que Acosta, Ferreyra y Elgueta figuran como receptores desde sus cuentas institucionales de Electroingeniería (eling.com.ar).
Minicelli asesoró a los cordobeses a partir de noviembre de 2007 en simultáneo con Susy Bello Knoll, una reconocida abogada y contadora con quien meses después creó Fonres, una sociedad anónima destinada, en teoría, a promover la responsabilidad social empresaria (RSE), pero que en la práctica acumuló aportes del sector público y de empresas privadas sujetas a los controles del Ministerio de Planificación Federal.
El vínculo entre Minnicelli y Bello Knoll duró poco. Disgustada con lo que ocurría en Fonres, Bello Knoll renunció a su participación accionaria, que quedó en manos de la esposa de De Vido y de la escribana Marta Cascales, pareja del entonces secretario de Comercio, Guillermo Moreno.
Para entonces, Bello Knoll también había dado asesoramiento técnico a Electroingeniería, que la convocó para que analizara el costo financiero y el cuadro tributario del proyecto, según confirmó la experta a LA NACION. "En noviembre de 2007, Electroingeniería me pidió un análisis sobre temas impositivos, lo que completé y cobré con facturas que emití por mi cuenta", aclaró Bello Knoll, quien conocía a Minnicelli desde su infancia común en Río Gallegos y a quien, tras muchos años, reencontró en Buenos Aires.
"Minnicelli me dijo que quería trabajar conmigo en temas de responsabilidad social empresaria", precisó Bello Knoll, quien sostuvo que la relación entre ellas se cortó hace años. "Empezaron a usar a Fonres para otros proyectos y allí fue el principio de mi calvario", afirmó. "Me causó un enorme e injusto daño reputacional", precisó. A su lado, su marido, abundó: "La usaron y terminó por costarle un ACV".
En la documentación a la cual accedió LA NACION consta que para el 2 de diciembre de 2007 –once días después de que el 21 de noviembre se oficializara en el Boletín Oficial la renuncia de Minnicelli a la Sigen– la esposa de De Vido ya tenía en sus manos un "acuerdo de intenciones" que Electroingeniería había firmado con Cartellone y la constructora Iecsa, ya de Ángelo Calcaterra , primo del actual presidente Mauricio Macri , y cuya copia también obtuvo la nacion.
Minnicelli le dio entonces precisiones adicionales a Bello Knoll. "Me está faltando información. Estoy trabajando, solo desde la charla en: 1.-Alcances del pliego; 2.- Asociación Público Privada; y Alcance de la exención impositiva de Enarsa", le indicó, para luego transmitirle un pedido: "Mandame el resto de la info".
"No lo recuerdo"
Consultada por LA NACION, Minnicelli negó haber asesorado a la firma cordobesa. "¿A Electroingeniería? Yo, no. La verdad, no lo recuerdo", replicó, para luego, al preguntarle sobre el rol de Bello Knoll, desligarse de la situación. "Posiblemente ella sí haya hecho algo, pero hace tiempo que no estoy en contacto con ella".
En la misma línea, Minnicelli indicó que tampoco podía precisar a qué "charla" pudo aludir en su correo a Bello Knoll, ni si se trataba de alguna reunión que pudo haber mantenido con ejecutivos de Electroingeniería días antes. "Realmente no sé de qué me está hablando", replicó, cortés.
Por su parte, LA NACION consultó a Electroingeniería, desde donde indicaron que revisarían sus archivos, dado que durante los últimos años cambiaron de sistemas. Días después informaron que no habían hallado documentación al respecto.
Hoy, el proyecto de las represas patagónicas es liderado por una unión transitoria de empresas (UTE) que integran Electroingeniería, China Gezhouba Group e Hidrocuyo. Resultó adjudicataria, en medio de fuertes críticas, durante el último mandato de la presidenta Cristina Kirchner. A su llegada a la Casa Rosada, Macri evaluó darlo de baja, pero la entonces canciller, Susana Malcorra, lo convenció para mantenerlo por el cortocircuito que esa decisión podía provocar en la relación bilateral con China.
La Casa Rosada le pidió entonces al gobierno chino, en al menos dos ocasiones, que buscara otro socio local y reemplazara a Electroingeniería, pero no lo consiguió. El enroque de nombres tiene, según indicaron a LA NACION fuentes que conocen el funcionamiento de la UTE, un obstáculo insalvable: debe contar con el visto bueno de la propia empresa cordobesa.
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