Internas, licitaciones frenadas y un portazo que sacudió al kirchnerismo
La renuncia de Antonio Pronsato, el funcionario que tenía a su cargo la ejecución de la construcción del gasoducto Néstor Kirchner, llevó incertidumbre a la mayor obra proyectada por el Gobierno
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“Sí, renuncié”, contestó a LA NACION, mientras almorzaba, Antonio Pronsato, el funcionario del área de Energía a cargo de avanzar con la obra del gasoducto Néstor Kirchner. Para entonces, a su alrededor se había desatado un verdadero hervidero político por su decisión, con especial impacto en La Cámpora, el sector del Frente de Todos que controla la mayoría de los resortes energéticos del Gobierno.
El portazo de Pronsato, un funcionario que había integrado los equipos de Julio De Vido durante los primeros gobiernos kirchneristas y había sido adoptado como asesor por La Cámpora, exhibió con crudeza las dificultades del Gobierno para avanzar con el gasoducto.
El futuro de la obra quedó así sumergido en la incertidumbre, cuando el Gobierno la había utilizado en los últimos días como bandera para exhibir avances en materia energética.
Este lunes, mientras Pronsato comunicaba su renuncia a LA NACION, la agencia oficial Télam difundía la elegía de la directora del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE), María de los Ángeles Sacnun, sobre los “6000 puestos de trabajo directos e indirectos” que generaría la obra.
Desde la unidad ejecutora que encabezaba, Pronsato tenía la función de impulsar las obras, pero los desacuerdos estallaban a su alrededor.
En el organigrama, el funcionario respondía a Agustín Gerez, gerente general de Energía Argentina (exIeasa, a su vez, exEnarsa), y el subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo.
Mientras se extendía la noticia, la Secretaría de Energía dudaba en confirmarla y explicar los fundamentos.
Recién por la tarde emitió un comunicado, donde ocultó por completo el alejamiento de Pronsato y sostenía que “los trámites de licitación, adjudicación y ejecución del gasoducto Presidente Néstor Kirchner están avanzando dentro de los plazos previstos”.
En la Casa Rosada, muchas veces blanco de las críticas del kirchnerismo desde el sector energético, también buscaron quitarle importancia a la renuncia. “No es tan importante: el manejo de todo lo tiene el secretario de Energía, Darío Martínez, que está trabajando bien y acelerando todo para que el gasoducto avance”, minimizaron cerca del presidente Alberto Fernández, en diálogo con la nacion.
Martínez intenta jugar un equilibrio entre el Presidente y La Cámpora en el área sensible de la energía.
“Gerez también está muy alineado y trabajando muy bien, sabe mucho del tema, es realmente bueno”, elogiaron en la Casa Rosada, en referencia al titular de Energía Argentina, la empresa de energía estatal, para restarle trascendencia al alejamiento.
Sin embargo, en el mercado energético, la noticia fue recibida con desazón.
“Todo está atado con alambre, las empresas esperan certezas para definir inversiones de perforación en Vaca Muerta, pero sin saber cuándo va a estar terminado el gasoducto nadie va a arriesgar un aumento de la producción sin previsión de la capacidad para su transporte”, contestó a LA NACION un empresario del sector.
Las críticas del ámbito privado coincidían con los cuestionamientos por la falta de precisiones sobre la flexibilización del cepo cambiario para las empresas petroleras. “Lo anunciaron con buenas intenciones, pero no termina de aparecer la letra chica”, dijeron.
El mensaje oficial
El Gobierno había intentado transmitir que la construcción del gasoducto se encuentra en marcha. El presidente Alberto Fernández, incluso, repitió en cada entrevista que tuvo durante su reciente gira por Europa que la Argentina se aprestaba a exportar gas.
Pero las obras no comienzan y la renuncia de ayer aumentó las dudas. Ni siquiera los contratos mínimos para la construcción de los tramos de conductos se encuentran terminados.
Sin el gasoducto, la exportación hacia Europa es imposible.
En el kirchnerismo reconocían ayer un enfrentamiento entre Pronsato y Federico Bernal, el interventor del Enargas, como uno de los disparadores de la renuncia.
Pero en el mercado también apuntaban al tironeo subterráneo por las licitaciones que deben activarse para poner en marcha la obra y donde pujan diferentes empresas.
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