Renegociación de la deuda: las dudas apuntan a la falta de precisiones del plan económico
Expertos sostienen que los gobiernos europeos exigirán un programa sostenible; Fernández dijo que existe pero que no lo revelan
PARÍS.- Alberto Fernández partirá esta noche de regreso a la Argentina con la satisfacción de haber logrado el apoyo político de los principales líderes europeos para la difícil etapa que sigue: la renegociación de la inmensa deuda argentina o, lo que es lo mismo, cómo evitar un noveno default en la historia del país. Los especialistas, sin embargo, prefieren moderar la solidez de ese entusiasmo.
"Naturalmente a nadie le interesa que la Argentina vaya a un nuevo default. Pero en este momento la desconfianza y las dudas son enormes y el plan del Gobierno sigue en el limbo. Y no importa lo que el equipo económico proponga -moratoria para el pago del capital, del servicio de la deuda, etc.-: ni el Fondo Monetario Internacional ni los acreedores aceptarán una renegociación sin saber antes cuánto será el superávit fiscal para poder pagar en los plazos que se fijen", explicó a LA NACION el economista-jefe del departamento de riesgo país de un gran banco francés.
En esa pulseada, el gobierno argentino pide a los acreedores que informen cuál es el porcentaje de quita que estarían dispuestos a aceptar. "Pero, al igual que los bonistas y el FMI, los gobiernos europeos quieren ver primero un plan macroeconómico creíble. Es como la historia del huevo o la gallina. La Argentina tendrá que apresurarse y dar respuestas claras", agrega la fuente.
Ayer, al exponer en el Instituto de Estudios Políticos de París (Science PO), Fernández fue consultado por esa incertidumbre: "No es verdad que no tenemos plan: es verdad que no lo contamos. Y no lo contamos porque estamos en plena negociación. Sería descubrir las cartas. Estamos jugando al póquer y no con chicos", justificó.
La mayoría de los expertos consultados señalan asimismo los efectos negativos que tuvo en estas circunstancias la pulseada protagonizada esta semana por el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, con los acreedores de la provincia más poblada del país.
"Se trató de una operación desordenada e incomprensible para los observadores europeos, que envió un mensaje confuso. Kicillof comenzó mostrando los músculos de la intransigencia para después claudicar en toda la línea ante los bonistas", explica otra especialista en deuda latinoamericana.
Ahora todo el mundo se pregunta en qué medida ese tipo de actitud podría contaminar la estrategia negociadora a nivel nacional. La ventaja, señalan, es que el ministro de Economía, Martín Guzmán, parece haber establecido excelentes relaciones con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, a quien habría conocido tiempo antes de asumir sus funciones.
Además de Guzmán, que trajo al país su experiencia internacional, el gobierno argentino ha conseguido la colaboración de figuras de reconocida competencia mundial para ayudarlo a resolver el difícil rompecabezas de la deuda. Una de ellas es Joseph Stiglitz. En un artículo publicado en el periódico británico The Guardian, el premio Nobel de Economía, que asesora actualmente al equipo de Fernández, calificó a Guzmán -uno de sus exalumnos- como "el hombre adecuado, en el momento adecuado, para reactivar la economía".
Alberto Fernández también visitó ayer al economista francés Thomas Piketty, gran especialista de las desigualdades económicas y autor del celebrado libro El capital en el siglo XXI. Si bien las dudas en cuanto a su colaboración futura no pudieron ser despejadas, el simple hecho de ir a verlo parece ser una demostración de que el gobierno argentino busca soluciones para el país por ese lado. Para otros, "Piketty solo trabaja en países cuyos datos estructurales son claros y transparentes. Y ese no es el caso de Argentina".
La última incógnita que inquieta a los centros de decisión europeos es política: ¿cuál será el color definitivo del gobierno de Fernández? ¿Albertista o cristinista?
"Cristina Kirchner fue sin ninguna duda una pesadilla para los líderes europeos. Por la política económica que practicó y por su personalidad. Fernández parece ser un dirigente mucho más mesurado, lógico y confiable", analiza el politólogo alemán Gerhard Kuntz.
Se trata de una gran preocupación que, por el momento, no tiene respuesta: "Cuando asumió, Fernández pareció tener cierta independencia para escoger su gabinete. Ahora, los nombramientos parecen venir directamente decididos por la señora Kirchner. Y muchos causan preocupación", agrega Kuntz.
El presidente argentino tiene, no obstante, una ventaja: la complicada situación en el resto de América Latina podría convertirlo -ante los dirigentes europeos- en el único presidente capaz de transformarse en interlocutor confiable.
"Las relaciones son execrables con Jair Bolsonaro, la capacidad de acción regional del presidente chileno, Sebastián Piñera, ha quedado seriamente limitada y el mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, parece ocuparse exclusivamente de su país y de Donald Trump, su complicado vecino del norte. El mismo low profile practica el jefe de Estado de Colombia, Iván Duque", analiza a su vez un conocido economista argentino instalado en Francia desde hace décadas. Y agrega: "Fernández podría responder a las expectativas europeas, a condición de que evite transformarse en un presidente cristinista".
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