
Relevarán a los cuatro jefes militares
Ciclo cumplido: la conducción de las FF.AA. ya considerada antigua sería renovada a fin de año; nombres en danza.
La antigüedad que los jefes de los cuatro estados mayores de las Fuerzas Armadas tienen en sus cargos principalmente el del Ejército y el del Conjunto sería un factor determinante para que el presidente Carlos Menem decida antes de finalizar el año relevarlos y consecuentemente designar a sus sucesores para lo cual ya hay varios nombres en danza.
Desde el advenimiento de la democracia y con la excepción del almirante Ramón Antonio Arosa quien durante la administración radical de Raúl Alfonsín permaneció cinco años y medio en el cargo ningún militar superó ese lapso. Tampoco existen antecedentes de permanencias prolongadas durante los gobiernos militares.
Durante el primer período presidencial Menem relevó a los tres años al entonces jefe del Estado Mayor Conjunto (EMC) almirante Emilio Osses y al de la Armada almirante Jorge Ferrer. Aceptó además la solicitud de retiro del ex titular del Ejército teniente general Martín Bonnet quien reemplazó al desaparecido general Cáceres y le pidió el pase a retiro al de la Fuerza Aérea brigadier general José Juliá.
Este último pedido fue consecuencia de un grave entredicho entre Juliá y el subjefe brigadier mayor Tomás A. Rodríguez quien lo acusó ante la Justicia por compra de material aeronáutico sin la debida licitación pública.
En cuanto al pedido de retiro de Osses se debió a que el marino entendió que el término de su gestión estaba cumplido (tres años) y Bonnet y Ferrer tuvieron dificultades ya que según sus criterios el Gobierno no tenía una política militar eficaz.
Nada escrito
Lo cierto es que no existe ninguna norma legal ni reglamento militar que acote el tiempo que deben permanecer los jefes en el cargo. La Constitución Nacional concede al Presidente la facultad de designar y remover a los jefes militares.
Existen empero normas implícitas y costumbres que constituyen un código de ética militar que no está escrito pero que todos conocen e intentan respetar.
Los uniformados suelen decir que la vida militar es como una cinta transportadora que los va llevando desde los primeros grados hasta los más encumbrados y que la aspiración máxima es llegar a conducir su fuerza. Menem deberá decidir entre los funcional y lo ético. Entretanto es inevitable que se perfilen los nombres de quienes tienen posibilidades.
En el Ejército los candidatos con más posibilidades de reemplazar al general Balza son el actual agregado militar a la embajada argentina en Washington general de división Carlos María Zabala del arma de Infantería y el actual director general del Estado Mayor general de división Aníbal Laiño.
En la Armada se perfilan para reemplazar a Molina Pico los vicealmirantes Horacio Reyser y Daniel Fusari. Aunque tampoco se descarta al actual jefe de la Casa Militar de la Presidencia vicealmirante Carlos Alberto Marrón.
Los brigadieres mayores Héctor Cid y Horacio Genolet agregado militar a la embajada argentina en los Estados Unidos y comandante de Operaciones Aéreas respectivamente son los candidatos más firmes para liderar la Fuerza Aérea.
Balza otra vez candidato
El Estado Mayor Conjunto merece un párrafo aparte. Se trata de que el organismo tenga una conducción rotativa pero no es obligatorio que así sea. La ley de defensa determina que debe conducirlo uno de los oficiales más antiguos de las tres fuerzas.
Hay quienes en el Gobierno creen que Balza un militar que demostró tener cintura política y al que desde algunos sectores del oficialismo se lo promovió como candidato para disputar la intendencia porteña podría ser el futuro jefe. Balza fue el primer jefe militar de alta graduación que reconoció los excesos cometidos por el Ejército en la lucha contra la subversión.
Los que ven a Balza como titular del EMC consideran que la parte final de la reforma militar requiere la presencia de un jefe con mayor antigüedad que sus pares y con llegada al Presidente.
En realidad si se respetara el sistema rotativo le correspondería la conducción del organismo a la Fuerza Aérea. Cuando se le pregunta sobre esto el brigadier Paulik responde con picardía: "Eso dicen los que quieren echarme de la fuerza".
Si bien el Presidente en su condición de jefe supremo de las FF.AA. tiene la última palabra todo haría prever que la situación de la conducción militar no se puede prolongar en el tiempo más allá de este año ya que su continuidad taponaría ascensos en lo más alto de la oficialidad.
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