Reforma judicial: Fernández pidió volver a llamar a los opositores para convencerlos de dar el debate
"¿Qué hice yo ayer? Abrí el debate". Con la intención de volver a encauzar la discusión en el sendero que había imaginado, Alberto Fernández buscó hoy poner de relieve que el principal componente de la reforma judicial es un proyecto de ley que apunta a diluir el poder de Comodoro Py. Dijo que es "solo una idea" y que puede ser debatida y modificada en el Congreso.
Con ese objetivo, el Presidente les pidió esta mañana a sus colaboradores que volvieran a llamar por teléfono a los jefes de los bloques de Juntos por el Cambio para tratar de convencerlos de que no se cierren a debatir la iniciativa, que tiene su sello personal. Es decir, pidió hacer otro intento por persuadir a los líderes parlamentarios que, horas atrás, habían declinado asistir al anuncio en la Casa Rosada, tras un comunicado donde la coalición opositora alertó por un posible pacto de impunidad.
El debate público se embarró cuando el Gobierno decidió presentar, en un mismo combo, el proyecto de ley sobre la justicia federal con la comisión de juristas que analizará otras instituciones sensibles del Poder Judicial, como la Corte Suprema. Y, sobre todo, cuando incluyó en ese comité al abogado que defiende a Cristina Kirchner, Carlos Beraldi. Además de la oposición, también la mayoría de los miembros del máximo tribunal ayer pegaron el faltazo al acto de Fernández.
"¿Por qué caemos en estas discusiones?", se irritó hoy el Presidente en una entrevista con Radio con Vos. "La oposición y los medios simplifican ridículamente diciendo que lo que buscamos es ampliar la Corte Suprema", agregó e insistió: "Siempre dije que el problema de la Corte no es el número de miembros".
Hoy, en Olivos, los colaboradores de Fernández también mostraban cierta frustración. "Ya no hay forma de combatir lo que se instaló. Dicen que esto busca ampliar la Corte y buscar la impunidad de Cristina cuando no hay elementos en lo que se presentó para deducir eso", dijo a LA NACION un estrecho colaborador presidencial. "Palo porque boga, palo porque no boga", agregó.
En el Gobierno adjudicaron las ausencias de la oposición al encolumnamiento político con el expresidente Mauricio Macri y en el presidente de la UCR, Alfredo Cornejo, a los que atribuyeron la autoría del comunicado de la coalición opositora.
Lo cierto es que, así como le había encomendado cursar las invitaciones al anuncio de la reforma judicial en el Salón Blanco, Fernández hoy le volvió a encargar a sus colaboradores que llamen otra vez a los jefes de bloque de Juntos por el Cambio. Por ahora solo se comunicaron con el titular del bloque Pro en Diputados, Cristian Ritondo, que ayer cuestionó la oportunidad del anuncio al manifestar que "la reforma judicial puede tratarse en otro momento, pero la economía y la seguridad no pueden esperar".
Según pudo reconstruir LA NACION, quedaron en dejar "un canal abierto" aunque la oposición cree que la convocatoria al diálogo debió ser antes y no después presentar como un paquete cerrado el proyecto de ley y la comisión de juristas.
En Olivos aseguran que la intención del Presidente es que el proyecto se debata en profundidad y no que haya un tratamiento exprés. "Puede haber modificaciones, la idea es que haya un consenso", dijo un colaborador presidencial. De hecho, algunos en el Gobierno manifiestan cierto resquemor por el tono que puede tener la discusión, cuando al frente de las comisiones de Justicia están, Oscar Parrilli en el Senado y Rodolfo Tailhade en Diputados, dos kirchneristas duros.
"Mi discurso termina diciendo que las decisiones no deben ser impuestas si no construidas", dijo hoy Fernández. En su anuncio el Presidente también condenó con dureza a la doctrina Irurzun y a las prisiones preventivas y fue muy crítico del gobierno de Mauricio Macri.
"No teníamos el borrador del proyecto, no nos consultaron para conformar la comisión de juristas. No podíamos ir a escuchar cómo criticaban al expresidente", señaló un referente de Juntos por el Cambio a LA NACION.
En el anuncio en el Salón Blanco hubo también otras ausencias notorias. No estuvieron ni la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra, ni el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, dos espadas jurídicas del riñón de Fernández (no kirchneristas) que pusieron la piedra basal de la iniciativa. De hecho, la sola inclusión de Béliz en el gabinete -que quiere reformar a la Justicia desde 2003- había sido una señal de las intenciones de Fernández.
Según a quién se le pregunte, algunos adjudican a la decisión de ponderar a la ministra de Justicia, Marcela Losardo (que fue la que afinó la letra chica del proyecto) como la cara visible del anuncio. Otros, dicen que en la puesta en escena se optó por reservar la sillas para los diputados, consejeros, académicos. Todas cuestiones de forma.
"Tenía mucho trabajo", simplificaron otros dos portavoces oficiales en alusión a Ibarra, que estuvo su despacho de la planta baja de la Casa Rosada. Del Gobierno, sentados al lado de Fernández solo estuvieron el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero y Losardo.
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