Reconquista de la tierra: el nuevo epicentro de las tomas de terrenos
En las últimas semanas se produjo una ola de ocupaciones; señalan a una militante del Movimiento Evita como movilizadora
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RECONQUISTA.-”Nos prometieron la tierra en la campaña y como nunca cumplieron decidimos tomarla”, afirmó José Coronel, de 29 años, embadurnado con barro hasta las rodillas mientras construye una casilla. Como si tuviese un efecto viral, en diez sólo días se repitieron cuatro usurpaciones de terrenos, tres de ellos son emprendimientos agropecuarios, donde más de 2000 personas armaron ranchos de plástico y madera, y demarcaron lotes en una zona del norte santafesino, donde hace poco más de un año el termómetro social eclosionó a nivel nacional con las protestas que estallaron tras el intento infructuosa del gobierno de expropiar Vicentin.
La cadena de usurpaciones de tierras comenzó el 4 de junio pasado, cuando un grupo de personas ocupó un espacio verde municipal del barrio Belgrano. Esa usurpación detonó en otras tres más grandes que se produjeron de manera consecutiva en tierras destinadas a la producción agropecuaria, en los barrios Belén y Guadalupe Sur, que pertenecen al ganadero Horacio Cyan, y en El Ombuzal, que es propiedad de la familia Roberts, que también la usa para cría de hacienda. Una militante del Movimiento Evita, que es funcionaria del municipio, está sospechada de estar detrás de la organización de las usurpaciones. Su casa fue allanada por la policía este viernes.
En sólo dos semanas una ciudad como Reconquista, con aspecto prolijo y ordenado, y considerada un polo productivo del norte santafesino, donde viven más de 100.000 habitantes, adquirió una fisonomía similar a la del conurbano bonaerense profundo, con unas 150 hectáreas usurpadas, donde se asentaron más de 2000 personas que reclaman terrenos para construir sus viviendas.
“Uno entiende la necesidad de la gente por tener una vivienda, pero lo que pasa en Reconquista es inédito en el país, porque se usurparon tierras donde funcionan emprendimientos productivos. No son campos ociosos ni tierras abandonadas”, afirmó a LA NACION Ernesto Roberts, cuya familia es propietaria de uno de los predios ocupados al lado del barrio El Ombuzal, donde poseen 97 hectáreas destinadas a la cría y recría de 450 cabezas de ganado.
El 10 de junio pasado, en Mercedes, Buenos Aires, el presidente Alberto Fernández utilizó una frase que provocó revuelo en el sector agropecuario y que se repite una y otra vez en Reconquista, como si hubiese influido en los que motorizaron las usurpaciones: “No tiene sentido tener tierras improductivas cuando alguien está necesitando un terreno”.
Las usurpaciones en Reconquista encendieron viejos fantasmas que merodearon por esta región, luego de que surgiera como hipótesis más fuerte en la investigación judicial de que una funcionaria alineada en el Movimiento Evita incentivó y organizó las tomas de tierras.
La sospecha que maneja la justicia también se refleja en los testimonios de las personas que protagonizaron las usurpaciones. Según pudo detectar LA NACION en las tierras tomadas, la gente que ocupó los terrenos identifica a Haydee Vargas, que se desempeña en el área de Vivienda y Hábitat del municipio, como la responsable de convocarlos para asentarse ilegalmente en tierras privadas. Este diario se contactó con Vargas pero no accedió a las consultas. “Ella nos prometió que nos iban a dar las tierras y ahora nos dice que tenemos que irnos porque si nos abren una causa no nos darán nada”, advirtió un grupo de ocupantes con sus rostros tapados.
El viernes a la mañana la casa de Vargas fue allanada por orden de la jueza Claudia Bressán. Se secuestraron celulares y computadoras. La fiscalía de Reconquista tiene indicios de que esta funcionaria estaría detrás de la organización de las tomas.
“Vargas es la que generó este desastre”, admitió un dirigente peronista. La estrategia de la municipalidad, a cargo del peronista Amadeo Vallejos, apunta a correrse del centro del conflicto y que todos los cañones apunten a esta militante del Movimiento Evita, a quien el poder político local parece ahora haberle soltado la mano y ahora desconocer.
Vargas fue el blanco elegido también por la oposición, concentrada en el radicalismo y en Juntos por el Cambio, como “gestora” de la ocupación. Lucila Lemann, diputada nacional de la Coalición Cívica, fue una de las primeras en alertar sobre el avance de las tomas ilegales de tierras en el norte santafesino. “Son usurpaciones violentas y planificadas, que cuentan con la justificación del kirchnerismo”, afirmó la legisladora, quien señaló que “la provincia de Santa Fe está padeciendo usurpaciones de manera constante. Se está violentando la propiedad privada”.
El campo del productor ganadero Horacio Cyan quedó rodeado por las usurpaciones. Desde la semana pasada más de 1000 familias ocuparon ilegalmente dos terrenos de esta familia, en los barrios Guadalupe Sur y Belén, en una periferia cada vez más poblada por una pobreza que cambió la matriz de esta región que antiguamente absorbía los desplazamientos migratorios del litoral y norte argentino, fundamentalmente de Chaco y Corrientes, pero ahora esos movimientos son internos, con un cordón de marginalidad autóctono.
“Vivo de lo que junto de la basura. No hay trabajo y el gobierno no ayuda con nada. De acá no me voy a ir porque no tengo dónde”, advirtió Sebastián Ayala, de 23 años, mientras reconstruía el jueves en medio del barro que dejó la intensa lluvia el día anterior una pequeña choza de madera y bolsas, donde nadie podría resistir mucho tiempo.
El domingo pasado la policía intentó desalojar uno de los predios del loteo Belén pero la tensión terminó con fuertes enfrentamientos que dejaron vecinos y policías heridos, uno de ellos con perdigones de una tumbera, una escopeta artesanal.
Los incidentes tuvieron consecuencias políticas. El gobernador Omar Perotti no se inmiscuyó en el problema y toda la presión recayó en el intendente Vallejos, del Frente de Todos, que reunió a las partes en conflicto el jueves para tratar de destrabar la situación.
El intendente enfrenta la presión de ambos lados. Los dueños de las tierras reclaman que los ocupantes sean desalojados y los usurpadores piden lotes dónde vivir en una ciudad fragmentada por el incremento de la pobreza. “El último plan habitacional nacional en Reconquista fue en los 90 con la construcción de un edificio Fonavi”, recordó Raúl Medina, dirigente del Frente Progresista.
“Vallejos prometió en la campaña electoral otorgar 1200 lotes y no cumplió. Esto transformó la situación social en Reconquista en una bomba de tiempo, porque hay un déficit de vivienda muy grande”, consideró Raúl Medina, dirigente del Frente Progresista.
En la justicia se abrieron dos investigaciones por las usurpaciones y el viernes se realizaron allanamientos en los que se secuestró un arma que podría haberse usado en los enfrentamientos con la policía. Cinco personas quedaron detenidas.
El avance de las retroexcavadoras dejó surcos profundos y anchos, que tras la lluvia se transformaron en zanjas. En Guadalupe Sur quedaron unos 50 ranchos improvisados con lonas y bolsas, como si fuera un mojón, porque allí ninguna familia puede vivir. En cambio, en el terreno que está a unos 500 metros de allí, los ocupantes decidieron quedarse casi todos.
Durante la noche sólo quedan los que se encargan de cuidar el lote marcado, explicó Raquel Segovia, con una beba en brazos. A la caída de la tarde se ven luces difusas que se pierden entre la niebla del invierno húmedo en esta zona. Su marido Ariel duerme envuelto en unas bolsas de plástico.
“No nos vamos a ir aunque vuelva la policía”, aclaró el joven de 31 años, que hace changas en el sector de la construcción. Roberto Espíndola, un vecino del terreno usurpado, recalcó: “A nosotros nos dijeron que estas tierras no son de nadie. Eran de una familia pero no pagó los impuestos y quedaron para el municipio. Nosotros queremos pagar por estos lotes”.
“El sábado llegaron camiones con gente con palos y postes de madera y empezaron a armar las casillas. Yo estaba en la ruta cuando me avisaron y fui inmediatamente a hacer la denuncia en la comisaría 1º de Reconquista. Ahora debe decidir la justicia cómo recuperar esas tierras”, explicó Roberts, en el hall del Grand Hotel de la ciudad, que pertenece también a su familia.
“No quiero meterme en cuestiones políticas, pero uno sabe que cuando vienen elecciones empiezan a pasar este tipo de tensiones, con promesas de entregas de tierras que no se cumplen y después la situación termina en toma de tierras, como la nuestra”, advirtió. El campo es preciado por los usurpadores porque está a sólo ocho cuadras de la plaza principal del centro de Reconquista.
“No podemos confrontar con la gente que está usurpando, porque después tenemos que seguir viviendo en esta ciudad”, admitió el empresario. Su hermana Karen, pareja del ex intendente peronista Hugo Morzán denunció el año pasado haber sido amenazada después del escrache que se produjo en el hotel de la familia cuando empleados y vecinos de la ciudad escracharon a los interventores de Vicentin.
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