Reactivaron la vigilia contra la reforma judicial con un abrazo simbólico al Congreso
Con un abrazo simbólico, la manifestación en contra de la reforma judicial retomó energía hoy en la periferia del Congreso, donde se trata en sesión de senadores el proyecto de ley enviado por el Poder Ejecutivo.
Algunas personas cumplieron con el hashtag #26AVigiliaEnElCongreso –con el cual se convocó a a marchar a través de las redes sociales– y permanecieron durante la noche bajo el refugio de un gacebo. Otras, tras retirarse del banderazo de ayer, volvieron a dar el presente en avenida Entre Ríos este mediodía.
Ariel Viano es uno de los manifestantes que pernoctó en la plaza del Congreso. "No le podemos dar tregua a esto", dijo hoy a LA NACION, mientras comenzaba a desenrollar 150 metros lineales de bandera argentina para, con ayuda de sus compañeros, "abrazar" el perímetro del Congreso.
Según contó Viano, fueron muchas las personas que ayer les enviaron comida a él y otros 30 manifestantes que permanecieron, durante la noche, fuera del edifico parlamentario: "Fue muy emocionante. Entre los que nos quedamos, había una familia con dos menores. Nos llegaron pizzas, empanadas y otros alimentos. Incluso, un matrimonio de jubilados caminó más de ocho cuadras para acercarnos bebidas".
Las rejas de acceso al Congreso nacional fueron cubiertas con carteles y banderas celestes y blancas. "Exigimos justicia. Basta de impunidad. Mafia o República", dice una de las banderas más grandes.
Alrededor de las 12.45, los manifestantes que minutos antes habían detenido el tránsito de la avenida Entre Ríos se retiraron de la calle y comenzaron a rodear las veredas del Congreso, sosteniendo la larga bandera que facilitaron Viano y su gente, agrupados en la organización –apartidaria– Apertura Republicana.
"Recuerden que nos vamos a quedar el tiempo que sea necesario hasta que termine el tratamiento de esta reforma corrupta. Nos están robando la República y tenemos que hacer este sacrificio para salvarla", clamó por megáfono una de las manifestantes.
Viviana, de 55 años, quien prefirió no dar su apellido, sostiene un tramo de la bandera sobre Avenida Hipólita Yrigoyen. La mujer llegó al Parlamento desde Pilar y aseguró que se quedará allí durante el transcurso de la sesión.
"Este Gobierno demostró que no es republicano ni democrático. Aprovecharon la pandemia para gobernar por decreto y no dejar funcionar a los poderes del Estado. Eso no lo vamos a permitir", afirmó la mujer quien, además de la bandera, tenía colgado del cuello un cartel que decía: "Legisladores: no traicionen a la Patria. No a esta falsa reforma".
"La reforma nos debe proteger a todos y no sólo armarse a gusto de la expresidenta para modificar Comodoro Py, en donde la cuidan. Quiere jueces amigos que la salven de sus causas. Queremos mejor justicia, sí. Pero no impunidad", concluyó.
Sobre la calle Combate de los Pozos, el "abrazo" al Congreso se disgrega y los manifestantes esperan, inquietos, la llegada de la vicepresidenta al recinto. Desde la mitad de la calle, golpean sus cacerolas, elevan sus banderas, gritan – a coro– "ladrona, ladrona" y claman "justicia". La policía intentó, sin éxito, desplazarlos, alegando que el Senado "no puede sesionar con el disturbio".
Francisco Conde tiene 22 años y, si bien se encuentra entre el grupo de personas paradas detrás del Congreso, asegura que "no comparte" la mayoría de sus reclamos. "No soluciona nada gritarle ladrona a Cristina Kirchner. Lo que existe son incoherencias por parte de todos los políticos, en general", dice el joven, estudiante de derecho.
Conde afirma repudiar la reforma principalmente por "el desembolso de dinero que implica". "¿Cómo es esto?. ¿Hay plata para algunas cosas, pero, para otras, no?", reclama el universitario, quien dice, además, estar en contra del manejo de la cuarentena por parte del Gobierno.
Según comentó a LA NACION una de las manifestantes, se espera que los jóvenes hagan presencia "más tarde, cuando salgan de trabajar". La mujer sostuvo que la mayoría de los marchantes se quedarán durante la noche "porque esto va a ser para largo" y que, para ese entonces serán más personas.
Daniel Cibert, jubilado, de 67 años, llegó ayer a la Ciudad, desde General Madariaga, para manifestarse en contra de la reforma. "Estoy preocupadísimo por la República. Se han robado todo", se lamentó Cibert.
El oriundo del sudeste bonaerense se pronunció en desacuerdo con el modo en el que sesiona el Congreso, tras la pandemia: "No entiendo la falta de valentía de los legisladores. No los dejan entrar a su propia casa y no hacen nada".
Cibert y su mujer permanecieron frente al Parlamento algunas horas, durante la noche de ayer, y hoy se quedarán allí "el tiempo que haga falta".
Pasadas las 15.30, los manifestantes se trasladaron desde el frente del Congreso hacia el ingreso por la avenida Hipólito Yrigoyen. Desde allí, más amontonados, continuaron golpeando las cacerolas y gritando "no a la reforma".
En la calle no se ven pantallas ni tampoco los manifestantes siguen la sesión desde sus teléfonos. Sin embargo, el caudal de gente aún no se reduce ni su energía cesa. Por el contrario, las personas recorren, en grupo, los alrededores del edificio parlamentario y se detienen, en cada ventana en donde ven gente, para repudiar el desarrollo de la sesión.
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