Coronavirus en la Argentina: confirman que el arzobispo Agustín Radrizzani murió por Covid-19
La Iglesia confirmó que el arzobispo emérito de Mercedes-Luján, monseñor Agustín Radrizzani, murió de coronavirus , al revelarse que dio positivo el resultado del test de Covid-19 que se le realizó poco antes de su fallecimiento.
Lo anunció el actual arzobispo de Mercedes-Luján, Jorge Scheinig, quien recibió la notificación del Hospital Interzonal General de Agudos de Junín, donde se había practicado el hisopado..
"Les pido por favor que recemos mucho por el Hogar San José de las hermanas de los Ancianos Desamparados de Santa Teresa de Jesús de Jornet y también por la mamá Marina", agregó Scheinig en un comunicado, al invitar a orar por la madre del arzobispo fallecido, que tiene 98 años.
De acuerdo a lo informado por la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA), Radrizzani es el primer obispo argentino en fallecer por Covid-19 y el tercero en contraer la enfermedad. Los otros dos son el obispo emérito de Avellaneda Lanús, Rubén Oscar Frassia, quien permanece hospitalizado y se recupera de la afección, y el obispo de Mar del Plata, Gabriel Mestre, que ya fue dado de alta y retomó las actividades.
El arzobispo Scheinig presidió anoche en la Catedral de Mercedes una misa en memoria de Radrizzani y recordó que "estuvo en la escuela apostólica de Jesús mucho tiempo y fue aprendiendo a entregar la vida". Destacó especialmente su "sensibilidad, capacidad de comprender y su pobreza y austeridad de vida"
Monseñor Radrizzani tenía 75 años y vivía en un hogar de Junín que atendían las hermanas de los Ancianos Desamparados de Santa Teresa de Jesús Jornet desde que el año pasado el papa Francisco le aceptó la renuncia como obispo de la diócesis de Mercedes-Luján por haber llegado a la edad límite. En ese mismo hogar vive su madre, de 97 años. Y desde allí envió el sábado último un videomensaje a la comunidad salesiana de Bernal.
En su trayectoria como obispo, estuvo al frente de las diócesis de Neuquén, en 1991, fue trasladado a Lomas de Zamora, en 2001, y de allí a Mercedes-Luján, en 2008.
La figura de Radrizzani cobró notoriedad pública en junio de 2016, cuando, como titular de la arquidiócesis, debió dar explicaciones por el escándalo de los bolsos del exfuncionario kirchnerista José López, sorprendido cuando intentaba esconder unos US$9 millones en el convento Nuestra Señora de Fátima, de General Rodríguez. La superiora del monasterio, Madre María Alba, había afianzado sus lazos con el exministro Julio De Vido durante la gestión del obispo Héctor Di Monte, antecesor de Radrizzani, fallecido en abril de ese año.
En octubre de 2018 desató otra polémica por haber oficiado una misa frente a la Basílica de Luján, a pedido de gremios peronistas, que contó con la presencia del camionero Hugo Moyano y varios exfuncionarios kirchneristas que enfrentaban al gobierno de entonces, a cargo de Mauricio Macri. "No existió intencionalidad política alguna", explicó posteriormente el arzobispo en una carta.
De trato llano, caracterizado por su sencillez y su prédica persistente en favor del diálogo, Radrizzani rehuía toda ostentación y agradecía que lo llamaran Padre Agustín.
Nacido en Avellaneda el 22 de septiembre de 1944, ingresó en la Sociedad Salesiana de Don Bosco y fue ordenado sacerdote a los 27 años en Turín. Uma hermana suya, ya fallecida, fue también religiosa salesiana. En 1991, Radrizzani fue designado obispo de Neuquén, donde sucedió a la figura venerada de Jaime de Nevares y fue fiel a su vocación por la promoción de los más pobres. Permaneció 20 años en Neuquén, donde dejó una huella significativa. En 2001 pasó a desempeñarse como obispo de Lomas de Zamora y Juan Pablo II lo trasladó siete años después a la arquidiócesis de Mercedes-Luján, que condujo en forma efectiva hasta septiembre de 2019.
Durante la crisis de 2001, al frente de una de las diócesis del conurbano, tuvo una actuación destacada como integrante de la Mesa del Diálogo Argentino, cuando se abrio a la participación de otras confesiones religiosas y donde apostó por la búsqueda de consensos y acercamientos. Años más tarde fue vicepresidente del Episcopado y una de las voces más activas en la Iglesia para combatir los altos niveles de desempleo y pobreza.
Claro en sus planteos, sostenía que "con educación se puede combatir la inseguridad y con fuentes de trabajo se puede combatir la desocupación". Concebía esa premisa como una "fórmula imprescindible para poder caminar juntos". Aunque íntimamente ponía en duda la convicción de que quienes conducen el mundo político y social tengan la voluntad de "caminar juntos".
Conciliador nato en situaciones de enfrentamiento, se ofreció varias veces como mediador en los conflictos sociales que estallaron en distintas ciudades de Neuquén durante el período menemista. Tuvo una buena relación con el cardenal Jorge Bergoglio y fue un entusiasta defensor de la encíclica Laudato si, el documento programático de Francisco.
Ya como arzobispo en Mercedes-Luján, en la etapa kirchnerista, también intentó acercar posiciones durante el conflicto con el campo. Tuvo una decidida participación en un documento del Episcopado en el que se pidieron al Gobierno "gestos de grandeza y un diálogo constructivo", y se sugirió a los ruralistas que "revean las estrategias de reclamo".
Al estallar el escándalo de los bolsos, varios obispos le insistieron en que saliera a explicar el misterio que envolvía al monasterio instalado en su jurisdicción.
"Di Monte fue amigo del poder, de los militares, de Carlos Menem y del matrimonio Kirchner. Esa habilidad no es la que más beneficia hoy a la Iglesia", dijo en ese momento.
Confirmó, así, que De Vido y su esposa, Alesandra Minnicelli, visitaron tres veces el convento, según se lo había transmitió la superiora del convento, al igual que López y Alicia Kirchner. "La que no vino es Cristina Kirchner", acotó, con picardía. Radrizzani era consciente de que el escándalo golpeaba la credibilidad de la Iglesia.
Radrizzani encabezó en 2013 el tedeum del 25 de Mayo en la Basílica de Luján, consolidada ya la jugada del kirchnerismo de volver sobre sus pasos, luego de negarse durante varios años a participar del tedeum de Bergoglio en la Catedral metropolitana. En esa homilía, ante la presidenta Cristina Kirchner, Radrizzani replicó varios pasajes de los mensajes que había pronunciado el excardenal primado. "La Argentina de hoy tiene demasiados pobres y excluidos, los cuente quien los contare", dijo, al citar a Bergoglio.
En julio de 2018, cuando el Congreso debatía la legalización del aborto, Radrizzani abrió la Basílica de Luján para recibir a los obispos y celebrar la Misa por la Vida, ante una multitud de fieles.
El Gobierno expresó su pesar, a través de un comunicado del secretario de Culto, Guillermo Oliveri. "Lamentamos profundamente la muerte de Agustín y lo recordamos con enorme afecto. A través de los años de trabajo en conjunto sostuvimos un diálogo sincero en la búsqueda del bien común".
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