Quintela, enfrentado con su vicegobernadora por la designación de jueces afines
El peronismo provincial insiste en sancionar a un legislador opositor, crítico de la gestión provincial, e intentó redirigir fondos de la Legislatura al Poder Ejecutivo
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La Rioja tembló. No solo por el sismo de 4,8 grados de magnitud que sacudió la siesta del viernes, sino más bien por el fuerte enfrentamiento entre las huestes del gobernador peronista Ricardo Quintela y la vicegobernadora y presidenta de la Legislatura, Florencia López, crítica del llamado “quintelismo” y sus maniobras para designar jueces cercanos al poder provincial y sus intentos por desplazar legisladores opositores.
Los últimos acontecimientos políticos que ocurrieron en la tierra de Facundo Quiroga adquirieron rasgos de sainete. Los riojanos no se recuperaban del escándalo que desató el jefe de gabinete provincial jactándose de repartir “platita fuerte” entre intendentes y medios de comunicación cuando, en el anochecer del jueves pasado, los legisladores quintelistas pretendieron avanzar en la designación de jueces afines; para ello, buscaron alterar el orden de mérito de las ternas enviadas por el Consejo de la Magistratura local, lo que desató un revuelo en pleno recinto legislativo.
“¡Acá, en La Rioja, vienen por todo! –exclamó el legislador Elio Díaz Moreno, cercano a la vicegobernadora–. Este gobierno, que yo acompañé, quiere expulsar diputados que piensan distinto, sacarle la plata a las finanzas de la Cámara de Diputados. ¡Pueblo de La Rioja, tiene que abrir los ojos! Quieren sacar a la vice [López] de la presidencia [de la Cámara] y aprobar los jueces que ellos quieren sin respetar el orden de mérito del Consejo de la Magistratura“, afirmó.
El escándalo postergó la definición para el día siguiente. Finalmente, el “quintelismo” se salió con la suya y, en una sesión especial, aprobó el pliego de tres jueces afines a dedo. Eso sí, le costó la división de la bancada: los legisladores que responden a la vicegobernadora López tomaron distancia y difícilmente le den sus votos si Quintela decide avanzar por su premio mayor: la reforma de la constitución de la provincia.
“Me duele cuando se quieren torcer las instituciones, la constitución y las leyes. No me quiero pelear con nadie, no es mi objetivo, solo quiero el respeto a las instituciones. Pareciera ser que esta es La Rioja de los hechos consumados y de aplicar la bruta mayoría”, alegó la vicegobernadora en diálogo con radio Fénix, uno de los pocos medios opositores al gobierno quintelista.
La relación entre Quintela y López hace tiempo que es tirante. “Tenemos fuertes discusiones”, admite la mujer. Tal vez por ello no le sorprendió que, durante la sesión del escándalo, las huestes de Quintela intentaran avanzar con una iniciativa para destinar el presupuesto de la Legislatura –que controla la vicegobernadora– con el argumento de engrosar las partidas de la cartera de salud provincial.
“Es una maniobra picaresca para disciplinar esta Cámara y a los diputados”, bramó Díaz Moreno.
La vicegobernadora también cuestionó la maniobra del oficialismo local para sancionar al diputado provincial Gustavo Galván, de Juntos por La Rioja, acusado de haber incurrido en violencia de género cuando una agente de la policía provincial le impidió el paso en una manifestación opositora.
Galván será juzgado por dos comisiones de la Legislatura –dominadas por el oficialismo– cuando, en realidad, debería conformarse una comisión especial.
“Estoy convencido de que, con estas actitudes, quieren mandar un mensaje disciplinador, no solo a la oposición, sino también adentro de sus fuerzas. El mensaje que quieren enviar es que quienes no hagan lo que ellos quieran, van a sufrir las consecuencias”, sostuvo el legislador opositor.
Quintela procuró esquivar el bochorno escudado en su silencio. Refugiado en su residencia, casi no pisa la casa de gobierno provincial, una suerte de meca para los riojanos: todos los días una larga fila se instala frente a la puerta principal para recibir alguna dádiva.
El gobernador no quiso hablar de lo sucedido en la Legislatura. “Mi único enemigo es el virus y estamos trabajando a efectos de garantizar la salud de la gente”, replicó, ofuscado, a las radios locales. El peronismo riojano salió a defenderlo con una curiosa táctica: emparentó al riojano con su colega Gildo Insfrán, el mandamás peronista de Formosa, cuestionado por la oposición por sus modos autocráticos.
“Cierto sector operador de prensa opositora de nuestra provincia avanzó en los medios nacionales tratando de instalar en la opinión pública que La Rioja está viviendo una grave crisis institucional una velada intención de transformar a la provincia de La Rioja en una nueva Formosa, tras el frontal y mendaz ataque sufrido por el gobernador Gildo Infrán meses atrás, y que continúa hasta el día de hoy”, denunciaron.
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