"Quiero exorcizar a este lugar de lo que pasó", dijo Ignacio Guido Montoya Carlotto en la ex ESMA
El músico brindó el primer concierto con su grupo en el Centro Cultural Haroldo Conti desde que se enteró que es el nieto de Estela de Carlotto
"Quiero exorcizar a este lugar de lo que pasó", repitió Ignacio Guido Montoya Carlotto varias veces durante la conferencia de prensa previa al primer concierto con su banda. Pero no fue hasta que se sentó detrás del piano y empezó a tocar las teclas que el mensaje quedó claro: en cada nota que tocaba, el músico parecía querer borrar el dolor y las lágrimas de la tortura con una melodía.
El concierto se realizó anoche en el Centro Cultural Haroldo Conti en la ex ESMA y, aunque no fue la primera vez que el músico tocó en este lugar -ya se había presentado dos veces-, sí fue la primera desde que tocó como Ignacio Guido Montoya Carlotto, el nieto desaparecido y recuperado de Estela de Carlotto, la presidenta y fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo.
La sala en la que se realizó el concierto estuvo llena, había alrededor de 400 personas, y la mayoría de los que asistieron eran parejas, familias. Gente joven, gente grande, pero no no hubo militantes ni funcionarios. La sala fue copada por dos nuevas familias de Ignacio, los Montoya y los Carlotto.
Su abuela paterna, Hortensia Ardura, viajó desde Caleta Olivia, en Santa Cruz, la noche anterior para asistir al evento: "¡Cómo me lo iba a perder! Él me llamó y me dijo: `no podés faltar´. Así que me subí a un avión sola y vine", dijo la mujer de 92 años.
"El Carlotaje" -como los llamó Celeste, la mujer de Ignacio-, tuvo asistencia fue casi perfecta. Fueron todos los tíos, 11 de los 13 primos y hasta los dos bisnietos de Estela, de 11 meses y un año y medio.
"Voy a dedicar el tema Rayito de luz a las dos familias nuevas, que no son nuevas, son de siempre. Algunas vinieron de muy lejos y otras de mucho tiempo", dijo Ignacio que vistía una remera verde con la inscripción "puños al aire", en homenaje a su padre, Oscar Montoya, a quién llamaban "Puño" y era aviador, y que hace y vende una de sus primas en La Plata.
"Yo creo que la identidad es el equilibrio entre lo que fui, lo que soy y lo que creo que voy a ser, y como las circunstancias van cambiando eso", contestó cuando le preguntaron por su identidad.
Con la desenvoltura que lo caracteriza a la hora de hablar explicó cuál era su objetivo ese día: "Quiero tratar de cambiar la energía de este lugar, que ya bastante ha hecho, y creo que una de las mejores maneras de cambiar el mundo es a través del arte".
Será por eso que el arma que eligió para luchar por la memoria fue la música, y que con ella quiso que un lugar que recuerda a la tortura y la muerte se convirtiera en el espacio de una fiesta. Durante la hora que duró el concierto la mayoría de los que estaban en el lugar tuvieron una sonrisa.
En esta fiesta el alma principal fueron las familias, y por momentos parecía como si Ignacio se olvidara de todos los demás que estaban ahí y tocara solo para ellos. Quizás por este motivo cuando la titular de las Abuelas llegó no quiso hablar con los periodistas y respondió: "Hoy no soy Estela de Carlotto , soy la abuela de Guido".
Aunque siempre que habla Ignacio parece cómodo y suelto, donde mejor se expresa es a través de su música: "Construir arte es una manera de hacer historia, y la historia es una forma de memoria. Hacer música es una forma de hacer identidad para mi".
El grupo presentó una propuesta de música de estilo folclórico y canciones propias. Tocó alrededor de diez temas, y no faltó el ya popular tema "Para la memoria", que escribió sobre los desaparecidos durante la última dictadura, antes de saber que él mismo era hijo de ellos.
La banda que lo acompañó en el escenario estaba compuesta por Inés Maddío, Valentín Reiners, Ingrid Feniger, Luz Romero, Juan Simón Maddío y Nicolás Hailand.
Llegando al final del concierto Ignacio volvió a insistir con la idea de reparación histórica en la ex ESMA: "Esto es un granito de arena para recuperar la alegría de este lugar".
Cuando terminó, la misma Estela que tantas veces fue tan dura ya no pudo contener su emoción: "Estoy muy feliz y orgullosa. Y le pido a Dios que, así como le había pedido que me dé la oportunidad de abrazar a mi nieto antes de morirme, ahora le pido que me haga vivir para seguir abrazandolo".
"Para mí el arte va a cambiar el mundo", había dicho Ignacio antes de empezar concierto, y después de esa hora de música, risas y alegría, fue posible creerle. Porque si en ese lugar ayer se pudo vivir una fiesta, se pueden esperar muchas cosas más.
Fuente video:Periodismo Actual
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