Tres hombres de extrema influencia en la gestión de Javier Milei siguen sin cargo
Federico Sturzenegger y Santiago Caputo son dos de las principales figuras a las que no les caben las responsabilidades, incompatibilidades y prohibiciones de los funcionarios públicos; los
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Durante el trabajo en comisión en el Congreso, en el que se trabaja la ley ómnibus, la oposición demandó la presencia de Federico Sturzenegger, autor intelectual de la norma que modifica cientos de leyes. Sin embargo, no tiene ninguna obligación de asistir. Él, como Santiago Caputo, el estratega de Javier Milei, son dos de las personas de mayor confianza del presidente y de conocidas decisiones de transcendencia pública que no tienen responsabilidades dentro del Estado. Algo que a simple vista parece irrelevante -un cargo- o incluso ha sido presentado como positivo -el hecho de no cobrar un sueldo a partir de los contribuyentes- tiene, en realidad, implicancias en cuanto a lo que se les puede demandar siendo artífices de políticas públicas, pero no funcionarios.
Además de Sturzenegger y Caputo, hay otras personas de importancia, como Héctor Calvente, interlocutor con las organizaciones sociales, que no ocupan un espacio oficialmente. En algunos casos se da por decisión, aunque existen otras situaciones similares en las que se debe a la falta del tramite de nombramiento, que vienen demorados, como el de Guillermo Viñuales, excandidato a intendente en Lomas de Zamora, en el Ministerio de Capital Humano. En el último mes, se han nombrado informalmente a funcionarios que luego acabaron “renunciando” antes de siquiera ocupar el cargo, como Eduardo Roust, que iba a ser subsecretario de Medios. En una situación similar pero más ambigua quedaron Iñaki Gutiérrez y su novia Eugenia Rolón, quienes manejaban las cuentas de redes de la Casa Rosada. Cuando se fue el subsecretario de Trabajo Horacio Pitrau, también se dijo que no estaba oficialmente nombrado. Karina Milei iba a integrar este grupo, antes de ser confirmada secretaria General de la Presidencia.
Al no estar nombrados, no están sujetos, por ejemplo, a ley de ética pública. Sí lo estarían si fueran nombrados ad honorem, que no es el caso. Esta norma implica que quienes están designados tienen una serie de prohibiciones, incompatibilidades y deberes tales como presentar declaraciones juradas patrimoniales de acceso público, no poder ser proveedores del Estado (por sí o a través de terceros) o prestar servicios a personas que tienen una concesión del Estado.
Incluso, si tuvieran una incompatibilidad, deberían renunciar a la actividad antes de asumir la función pública, no intervenir en cuestiones relacionadas con las personas o actividades incompatibles con las que estuvo relacionado en los últimos tres años y no intervenir en cuestiones relacionadas con las actividades incompatibles en las que tenga participación societaria. Tampoco les caben los delitos penales de los que son autores los funcionarios públicos, tales como el cohecho, tráfico de influencias o malversación de fondos públicos.
Sturzenegger, por su parte, es el hombre detrás de los más de 1000 artículos que acumulan el mega decreto de necesidad y urgencia y la Ley Ómnibus. Su protagonismo es tal que participó de la puesta en escena del anuncio del DNU, el miércoles 20 de diciembre por la noche. También fue elegido como uno de los voceros del espacio para defender las medidas elegidas. Podría tener a su cargo en el futuro una unidad transitoria especial para la desregulación del Estado. Cuando se estaban conformando los ministerios, se barajó la posibilidad de que se cree un ministerio para estas tareas, pero fue finalmente descartado en medio de las negociaciones políticas, particularmente con Patricia Bullrich y Mauricio Macri.
Santiago Caputo, el “arquitecto” del triunfo de Milei, no tiene cargo y no lo tendrá. Fuentes del oficialismo dicen que es porque podría seguir trabajando para otros clientes en el exterior y que mantendrá un perfil bajo. Aunque él no tiene cargo, sí ubicó a personas de máxima confianza en el gabinete, especialmente en áreas de comunicación.
El nombre de Calvente es señalado como interlocutor con los movimientos sociales por los integrantes de las diferentes agrupaciones. Calvente no tiene cargo y aún no se sabe si lo tendrá, pero de momento colabora con la cartera de Sandra Pettovello en esos diálogos informales. Los representantes de movimientos sociales dan por sentado que Calvente terminará ocupando un lugar en el organigrama, pero el hecho es todavía incierto. Es la única persona del Gobierno, aunque sin serlo en rigor, que se juntó con ellos.
Por lo pronto, Calvente viene aportando en la conflictiva área desde la informalidad. Se trata de un experimentado en el tema ya que fue funcionario de Joaquín de la Torre cuando este estaba al frente del Municipio de San Miguel, donde Calvente llevó adelante la tarea de ser interlocutor con los sectores más necesitados. Luego, en la gestión de De la Torre en la provincia de Buenos Aires, Calvente estuvo al frente de Astilleros Río Santiago y debió lidiar con varios conflictos entornos del histórico lugar, de los que propios y extraños le reconocen que salió airoso.
De extracción peronista y excandidato a diputado del Frente Renovador, Calvente fue un férreo opositor a la legalización del aborto y llegó a la flamante cartera a través de Pablo de la Torre, hermano de Joaquín y con quien se conoce desde hace muchos años. Pablo de la Torre, pediatra de profesión y también exfuncionario del municipio, es el actual Secretario de Niñez y Familia del Ministerio de Capital Humano.
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