Quiénes son las mujeres que trabajaban para Alberto Fernández y Fabiola Yañez en Olivos y podrían dar sus testimonios ante la Justicia
El exintendente de la residencia Daniel Rodríguez mencionó por su nombre de pila a dos de ellas y dijo no recordar el nombre de una tercera; la niñera de Francisco y las ubicaciones de cada una en la quinta
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Teresa, Cintia y Daniela. Los nombres de las mujeres que vivieron dentro de la residencia oficial de Olivos durante los cuatro años de la presidencia de Alberto Fernández se desprenden de la declaración ante la justicia de Daniel Rodríguez, quien fuera intendente de la quinta entre 2019 y 2023. Todas conocieron distintas partes de la intimidad del lugar y se encaminan a ser citadas por la Justicia federal como testigos en el marco de la denuncia por violencia de género que motoriza la exprimera dama Fabiola Yañez. “El entourage de Olivos”, lo definió uno de los consultados que conoció la intimidad de aquellos días.
Teresa fue mencionada por su nombre de pila por Rodríguez como una de las amas de llaves del chalet principal durante esos años. La otra se llama Cintia, pero Rodríguez dijo no recordar su nombre. Ambas venían de trabajar con Fernández en el departamento que usa y usó el exmandatario siempre alegando que es un préstamo o alquiler de su amigo el exsecretario de Medios Enrique “Pepe” Albistur. Teresa aún hoy trabajaría para el exmandatario en ese lugar, en el que recibe -desde que se hizo pública la denuncia en su contra- a muy pocas personas. Cintia, a diferencia de ella, quedó en Olivos, aunque fuera del chalet principal, según aseguraron distintas fuentes.
Ambas trabajaban una semana completa y tenían la siguiente de descanso. Se turnaban y nunca estaban ambas al mismo tiempo. Cuando estaban en funciones vivían en una dependencia contigua al chalet principal, comunicada a través de la cocina del lugar, pero separada unos cinco metros. La cocina está en la planta baja, mientras que el dormitorio principal, en el que se habrían dado parte de las agresiones, está en el primer piso, por lo que las posibilidades de que hayan escuchado lo que sucedía son ínfimas. Sin embargo hubo detalles que no escaparon, al menos a una de ellas.
A Teresa, que ronda los 50 años, la destacan por sus formas “amables”, “amorosas” y sus gestos “prolijos”, “serviciales” y “muy maternales”. También por sus formas reservadas. Fue ella quien según dijo Rodríguez, le contó que Fabiola se había caído en la bañadera y que luego le pidió a él que le cuente a Fernández. “No, yo directamente no la vi con moretones, me hubiera llamado la atención, pero si que la Sra. Teresa, un ama de llaves, me dijo que la Sra. se volvió a caer, y me dijo por qué no lo habla con el Dr., a lo cual le respondí que hable ella con el Dr. Aparte pasaba que Fabiola casi no salía”, dijo Rodríguez en su declaración de este lunes.
Cintia es algunos años menor que ella, ronda los 40 años, tiene modos “más relajados”, según describen quienes la trataron, y al igual que Teresa mantenía una excelente relación con la entonces primera dama. “Ellas vivían a 5 metros, 24 x 7″, deslizan para completar el nivel de conocimiento de la rutina del entonces matrimonio presidencial, aunque advierten que era difícil que puedan dar testimonio directo de lo que sucedía entre ellos.
No solo por la distancia que las separaba durante la noche. Sino también porque quienes conocen la intimidad de aquellos días aseguran que Yañez nunca se dejó ver golpeada tal, como la muestran los videos o fotos que surgieron en el marco de la investigación. “No salía así toda golpeada, se maquillaba”, detalló una fuente al tanto del tema a LA NACION.
Cuando Yañez se instaló en la residencia de huéspedes definitivamente -antes lo había ido haciendo en ocasiones puntuales, cada vez que se daba una discusión- ambas se quedaron trabajando dentro del chalet principal y a ella se le asignó Daniela, que hasta entonces era moza en Olivos y excepto el último tiempo, no dormía en el lugar, de casi 30 hectáreas. La mujer, que también sigue trabajando ahí, comenzó a quedarse en la quinta cuando Yañez ya estaba separada y se requería personal para ella, el bebé y su mamá.
La cuarta mujer que trabajaba en Olivos es Noelia, que fue contratada directamente por Fernández, quien le pagaba el sueldo por cuidar a Francisco, el pequeño hijo de la pareja, que nació en abril de 2022. Oriunda de San Nicolás, supo dormir junto al bebé en una habitación de la planta alta del chalet presidencial, muy cerca del principal. Pese a la cercanía, la realidad de la construcción indica que entre ambas habitaciones hay un play room y también un ascensor, lo que impediría quizá haber escuchado lo que sucedía puertas adentro de la suite presidencial.
En ese mismo lugar, a metros de la entonces pareja presidencial, durmió Miriam Verdugo Yañez, madre de la ex primera dama y quien se instaló en el lugar para cuidar del bebé, apenas nació. Cuando ella retornó con su familia en Misiones, empezó a trabajar Noelia, salvo cuando Verdugo Yañez volvía a Olivos y se instalaba allí. Cuando el bebé ya dormía de corrido, en lugar de quedarse en el chalet principal, se quedaba en el de huéspedes. Allí se instaló Fabiola con su bebé cuando se separó de Fernández en forma definitiva. Y allí habría tenido lugar una de las agresiones, que aunque hay testigos que lo ubican intercediendo en el lugar, Rodríguez dijo que no lo recordaba.
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