Quién es Juan Carlos Molina, el sacerdote que le pidió a Cristina Kirchner recordar al padre Mugica
Cercano al Papa Francisco, el sacerdote se desempeño al frente del Sedronar durante el gobierno de CFK, aunque renunció abruptamente un año después; también hablaba de la “no criminalización de las drogas”
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La exvicepresidenta Cristina Kirchner reapareció públicamente durante un acto por la entronización de la Virgen de Luján, celebrado en el Instituto Patria, y le habló directamente al sacerdote que le propuso realizar esa breve alocución a 50 años del asesinato del padre Carlos Mujica: Juan Carlos Molina.
“Juan Carlos venía muy intenso como siempre, diciéndome ‘tenés que hablar porque quiere convertir a Mujica en una estampita’”, relató la también dos veces presidenta. “Molina, que es muy insistente, me escribió el jueves y me dijo que tenía que estar acá [Instituto Patria], donde están todas estas mujeres del Bicentenario [por el Salón de las Mujeres], las que piensan de una manera, las que piensan de otra, pero en definitiva protagonizaron como mujeres los 200 años de historia. Me impactó”, dijo Cristina Kirchner.
Quién es Juan Carlos Molina
Molina es un sacerdote católico, militante peronista y cercano al Papa Francisco. Comenzó su carrera ministerial en la provincia de Santa Cruz, donde forjó una amistad con la familia Kirchner y especialmente, con Alicia Kirchner, a quien luego asesoró ad honorem en en el Ministerio de Desarrollo Social. También en el sur creó la Fundación Valdocco, una ONG para ayudar a los más necesitados, que luego extendió sus hogares a Chaco e incluso Haití.
Durante el gobierno de Cristina, fue designado en 2013 como secretario de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) y en esa gestión dirigió programas de verano para la prevención del consumo de drogas en distintos puntos de la Provincia de Buenos Aires.
En 2014, denunció serias irregularidades y desmanejos económicos encontrados al asumir la conducción del ente oficial. Había definido como “crítico” al panorama administrativo que encontró a penas un mes después de asumir. Al ser notificada, Cristina le ordenó a Molina que se intervenga al organismo.
Molina aseguró que al asumir se encontró con “directores de áreas designados en forma anómala, con una simple resolución del subsecretario, que cobraban sueldos altos, y realizaban contrataciones irregulares, entre los que se destacan facturas por gastos en almuerzos en la zona del microcentro porteño”.
A penas un año y medio más tarde, antes de las elecciones presidenciales, Molina renunció de manera sorpresiva. El jefe de Gabinete de ese momento, Aníbal Fernández, había revelado que el sacerdote sentía ya había cumplido su objetivo y que se apartó por motivos personales.
Como funcionario, una de sus mayores polémicas fue su defensa de la “no criminalización” del consumo de drogas, lo cual le valió muchas críticas. “Me dicen cura drogón, pero me hacen reír”, dijo al respecto.
En aquel tiempo, Molina había dicho que los medios “banalizan” el problema del narcotráfico y había deslizado que Pablo Escobar, ex jefe del cartel de Medellín, uno de los narcotraficantes más peligrosos de la región, era “un poco como Robin Hood”.
“La gente lo lloró porque ocupó el rol del Estado, hizo escuelas, hospitales, calles, se ocupó de los pobres”, había dicho Molina, al referirse a una reconocida serie. Las críticas no tardaron en hacerse escuchar y aseguró que lo sacaron de contexto.
Hoy, continúa su militancia y tiene un programa en Radio 10 llamado “Rompiendo Moldes”, los domingos de 12 a 15 Hs por Radio 10.
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