Quién es el Caballo Suárez, el sindicalista que reinó en los puertos y que fue absuelto por la Justicia
Fue el líder del SOMU desde 1992 hasta que cayó preso, en 2016; tras un veredicto judicial favorable, quiere ahora recuperar el poder del sindicato
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De bermudas y ojotas, Enrique Omar Suárez caminaba aliviado por el lobby del majestuoso hotel Epic Sana, en Luanda. Por los ventanales se observaban los dos rostros de la capital de Angola: la bahía, repleta de yates y un lujoso cinturón gastronómico al estilo Puerto Madero. Y la verdadera ciudad, con su arquitectura colonial decadente, el caos de la miseria y un hormiguero de gente que desconoce de esa esperanza angoleña que son los petrodólares.
Suárez no estaba allí de vacaciones. En mayo de 2012, había cruzado el Atlántico a bordo de un buque con 1500 toneladas de productos argentinos y ganado en pie, que fueron exhibidos en una feria criolla que organizó el entonces secretario de Comercio, Guillermo Moreno.
El cierre de aquella feria estuvo a cargo de la Presidenta. Eufórica, Cristina Kirchner enumeró agradecimientos. Empezó por los anfitriones, continuó por los empresarios argentinos y cerró con Suárez, uno de sus “sindicalistas favoritos y a quien quiere mucho”. Los elogios no fueron en vano: Suárez había sido el capitán del Arca de Moreno, como se bautizó al buque de la compañía Maruba que amarró en el puerto de Luanda.
Ex aliado de Hugo Moyano en la CGT, Suárez, a quien todos conocen como “Caballo”, fue el líder del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) desde 1992 hasta su caída en prisión, en septiembre de 2016. Antes del avance de la causa judicial, expresó su deseo de ir por un sexto período al frente del gremio “porque el papa Francisco quiere que siga cuatro años más”. La comunicación la hizo frente a la cúpula del SOMU al regresar de Roma, donde compartió tertulias con Guillermo Moreno, Eduardo Valdés, flamante embajador ante la Santa Sede, y Diego Maradona. Ahora, absuelto por la Justicia después de haber sido enjuiciado por fraude, asociación ilíicta y otras irregularidades vinculadas al manejo del gremio, Suárez pretendería recuperar el poder del SOMU, hoy en manos de Raúl Durdos. Define su estrategia desde la recóndita Monte Caseros, en las orillas correntinas.
En 2016, cuando intentó extender su reinado, la interna gremial derivó en un escándalo con ribetes policiales. Jorge Vargas, un dirigente marítimo con aires de liderazgo, se plantó frente a Suárez cuando comunicó su decisión. El debate terminó de la peor manera, con Vargas en el hospital, herido en las costillas por un puntazo con un estilete. Unas semanas más tarde, Vargas y otros siete opositores que se le habían rebelado a Suárez fueron expulsados del gremio a través de un congreso de delegados. Todos ellos también fueron hoy absueltos de los negociados vinculados al SOMU.
Suárez irrumpió en el SOMU en 1989, cuando, con una patota que se decía partidaria del ex jefe carapintada Aldo Rico, tomaron por asalto la sede sindical, según Página 12. Tres anos después, "Caballo" llegó a la cima al reemplazar al por entonces secretario general, Juan Arce, de quien era chofer y guardaespaldas.
Siempre fue camaleónico a la hora de los respaldos políticos. A pesar de su admiración por Rico, al poco tiempo se convirtió en un menemista más. Luego se acercó a Eduardo Duhalde hasta que en 2003, y hasta la actualidad, se convirtió en un kirchnerista convencido.
Cuando intuía que la Justicia le pisaba los talones, Suárez golpeó las puertas de la Casa Rosada en busca de una supuesta protección política y judicial. No lo atendieron. Su pedido tampoco tuvo eco cuando un jerárquico de la CGT pidió por su inmunidad en un despacho oficial. Durante el proceso, hasta le soltaron la mano en la Administración General de Puertos y en la subsecretaría de Puertos y Vías Navegables, dos organismos que están bajo la órbita del ministro del Interior y Transporte.
A partir de su cercanía al poder e imitando a Moyano, su verdadero mentor, Suárez construyó un holding de empresas alrededor del SOMU. Salvo Elite Viajes, dedicada al turismo, el resto están vinculadas a los negocios en el puerto, donde se sintió amo y señor.
Suárez se defendió ante LA NACION de su doble rol, como empresario y gremialista. “Dejamos de ser empleados de las multinacionales, queremos ser dueños y recuperar la marina mercante. Si los empresarios dicen que los extorsionamos pidiendo la mitad, que me sigan denunciando. Les queremos robar el negocio a ellos”, desafió.
Entre su red de empresas figuraron familiares y dirigentes del SOMU. En la investigación por la que se lo procesó, se avanzó en paralelo con una presunta maniobra de extorsión a empresas navieras para que contribuyan económicamente con la fundación del gremio (Fundación Azul) y con una de sus firmas a cambio de no sufrir contratiempos.
Y también se siguen las huellas de Mercantes SA, otra de las empresas ligadas a “Caballo”. Mercantes fue favorecida en 2010 para quedarse con el 30% de las acciones de Maruba, la única naviera de bandera argentina con presencia en los tráficos marítimos internacionales y que estuvo al borde de la quiebra. En un buque de Maruba, Suárez desembarcó en Angola, donde se graduó de ultrakirchnerista.
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