Quién era Ramón Falcón y qué significó la huelga de las escobas y los inquilinos
Ramón Falcón nació en Buenos Aires en 1855. Según sus biógrafos, fue uno de los primeros cadetes, tal vez el primero, en egresar del flamante Colegio Militar. Participó en la campaña del desierto y fue legislador en dos oportunidades. En 1906, el gobierno de Figueroa Alcorta lo designó Jefe de Policía de la Ciudad. Doce meses después estalló una huelga inédita, que también se replicó en Bahía Blanca, La Plata y Rosario y por la que sería recordado. Los inquilinos que vivían en los conventillos protestaban contra los constantes aumentos que les aplicaban los dueños de las propiedades y por las pésimas condiciones en las que vivían.
Las demandas se sintetizaban en una rebaja del 30 por ciento sobre los alquileres vigentes; higienización de las habitaciones de los conventillos a cargo del propietario; eliminación de los pagos por adelantado y de las garantías, y seguridad de que no habría desalojo de ningún inquilino por el hecho de haber participado de la huelga. Los inquilinos amenazaban con no pagar los alquileres hasta que sus pedidos no fuesen aceptados.
Las amas de casa salieron a la calle reclamando mejores condiciones sanitarias y rebajas en los alquileres. El símbolo de la lucha fueron las escobas.
Según consignó en 1855 el doctor Guillermo Rawson en su estudio sobre las casas de inquilinato de Buenos Aires, citado por el historiador Felipe Pigna, a comienzos de 1880 en Buenos Aires había 1770 conventillos, en los que vivían 51.915 personas repartidas en 24.023 habitaciones de material, madera y chapas. Para mediados de 1890, ya eran 2.249 para 94.743 inquilinos.
Para principios de octubre de 1907 alrededor de 1000 conventillos se declararon en huelga, el movimiento se expandió por las ciudades de Rosario y Bahía Blanca. Cuando falló la vía de diálogo, la orden fue clara: el desalojo. En la Capital estuvieron a cargo de Falcón.
Como consecuencia de la represión fue asesinado el militante anarquista Miguel Pepe. La huelga de los Inquilinos fue una de las manifestaciones más importantes de la época, marcando un punto de inflexión en las luchas posteriores por el derecho a la vivienda en la Argentina.
Dos años después Falcón moriría en un atentado. En la mañana del 14 de noviembre de 1909, el por entonces Jefe de la Policía de Buenos Aires marchaba en su coche junto a su secretario Alberto Lartigau tras despedir los restos de su amigo el exdirector penitenciario Antonio Ballvé en el cementerio de la Recoleta. Cuando el coche tomó rumbo al sur, un joven anarquista de 17 años llamado Simón Radowitzky corrió rumbo al coche y arrojó la bomba que mataría al coronel, su secretario y al cochero. Falcón no llegó al hospital.
Hoy a 109 años de su asesinato, se produjo una explosión en su tumba. Agentes de la policía encontraron pintadas anarquistas en el mausoleo, un artefacto explosivo y un mensaje que decía: "Simón vive en la lucha de todxs lxs anarquistas insurgentes".
Quién era Simón Radowitzky, el asesino de Falcón
Radowitzky era un joven ruso idealista, quien comenzó a trabajar con gran empeño para olvidar su pasado. Llegó a Buenos Aires en una oleada inmigratoria que se realizó a principios del siglo XX en la que italianos, españoles, rusos y otras personas de los más diversos países llegaron para dejar atrás la pobreza e intentar buscar en estas tierras la salvación de una Nación en pleno desarrollo.
En ese entonces, se unió a sus compañeros anarquistas, quienes lo convirtieron en una figura preponderante de ese movimiento y le encomendaron la difícil tarea de matar al entonces jefe de Policía Ramón Falcón.
Tras el atentado, vivió las más azarosas aventuras al ser detenido y confinado en la cárcel de Ushuaia, de la que escapó para luego ser nuevamente apresado y castigado con un exilio en Montevideo.
Temas
- 1
- 2
Escala la pelea en la Corte Suprema: Lorenzetti estalló contra sus colegas, que le respondieron con dureza
- 3
Dinero, control policial y culto a la personalidad. El sistema que montó Gildo Insfrán en Formosa y que la Corte buscó clausurar
- 4
Una “cueva” y dos cuentas: así fue la trama que llevó al juez Lijo a sobreseer a Andrés Vázquez, actual director de la DGI