Quedaron en nada las acusaciones de Boudou
Había denunciado a familiares de Righi y al titular de la Bolsa de Comercio, pero todos fueron sobreseídos
Y las denuncias del vicepresidente Amado Boudou quedaron en la nada. La Justicia desestimó las acusaciones que, en un arranque verbal en Semana Santa, había formulado contra el presidente de la Bolsa de Comercio, Adelmo Gabbi, y familiares del ex procurador general de la Nación Esteban Righi, para defenderse de las acusaciones que recaían sobre él por el caso Ciccone.
Esa vez, el día después de que fue allanado su departamento de Puerto Madero, el vicepresidente denunció que abogados del estudio familiar de Righi le habían ofrecido en 2009 sus influencias para arreglar viejas causas en tribunales y que Gabbi había querido extorsionarlo pidiéndole dinero en nombre de la empresa Boldt, que estaba interesada en seguir controlando la firma Ciccone para imprimir billetes. Boudou formalizó estas denuncias en tribunales.
Pero el fiscal Jorge Di Lello –tras tomar testimonios y realizar una investigación que incluyó medidas de pruebas pedidas por Boudou– no encontró nada y ayer, siguiendo el mismo camino, el juez federal Ariel Lijo sobreseyó a todos los acusados. Eran –además de Gabbi y del dueño de Boldt, Antonio Tabanelli– María José Labat, Fabián Musso, abogados del estudio Righi, y Ana María García, esposa del ex procurador, que renunció tras la embestida del vicepresidente.
La decisión judicial desnudó la debilidad de la acusación, que buscó desviar la atención sobre la lluvia de indicios que aún incomodan la situación del vicepresidente investigado por el propio Lijo por supuesto enriquecimiento ilícito y por interesarse en el futuro de la ex Ciccone para beneficiar a allegados suyos.
Fue tal la magnitud del escándalo que el Gobierno primero dio a la imprenta y a sus nuevos dueños un contrato para imprimir los billetes de 100 pesos y luego la estatizó, mediante una ley del Congreso, sin que ningún empresario se quejara y saliera a reivindicar su propiedad.
El juez Lijo escribió ayer en su fallo que fue imposible saber la verdad en torno de la denuncia de Boudou porque las declaraciones de los testigos fueron contradictorias y por la "imprecisión del núcleo fáctico".
Dijo el juez que las reuniones con los abogados allegados a Righi se probaron, pero no el contenido de esas reuniones y quiénes las convocaron. Con respecto a Gabbi, también está claro que se encontró con el vicepresidente, pero hubo contradicciones sobre el tema que lo convocó. Tras citar a Michel Foucault en Las palabras y las cosas, Lijo dijo que los testigos describen los hechos de manera diferente y se colocan en roles simétricos inversos, con lo que la significación jurídica de sus dichos es disímil.
En virtud de ello, persiste el estado de duda, que impide llegar a una conclusión razonada derivada de las pruebas, cuya producción fue agotada por el juez.
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