Qué se juegan los principales líderes del Frente de Todos y Juntos por el Cambio
No son candidatos, pero son las figuras que exponen buena parte de su capital en estas PASO y también sus proyectos para 2023; qué resultado beneficiaría a cada uno de ellos
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OFICIALISMO
Alberto Fernández, frente a un plebiscito de su gestión
Alberto Fernández encara el desafío político más importante de su mandato y así lo vive. Las PASO serán el primer capítulo de una elección bisagra para el Presidente: un triunfo le permitirá revalidar su gestión y a su equipo, mientras que una derrota lo dejará sin reservas para frenar el avance del kirchnerismo sobre su gabinete.
El Presidente ya avisó que los comicios actuarán como un plebiscito para su administración. “Ganar te fortalece”, dijo a LA NACION. Un resultado positivo le permitiría dar una vuelta de página tras una gestión marcada por la pandemia y los errores propios, y encarar la segunda mitad del mandato con mayor autoridad.
Tras varios días en las que estuvo errático, a partir del Olivosgate, el jefe del Estado volvió al frente de la campaña y apostó a la polarización con Mauricio Macri.
Cristina Kirchner pone a prueba su núcleo duro y el quórum en el Senado
Cristina Kirchner volverá a poner a prueba a su principal base de sustentación política, emplazada en el conurbano bonaerense. Si en 2017 -cuando se presentó sola- obtuvo el 34% en las primarias, en 2019 el Frente de Todos había arrasado con el 48% en las PASO de Buenos Aires. Si el oficialismo se acerca a su núcleo duro, la vicepresidenta tendrá más poder para exigirle a Fernández los cambios de rumbo que viene reclamando.
Cristina, además, pone mucho en juego en el Senado, que hasta ahora comandó con quorum propio y sin sobresaltos para designar jueces y aprobar proyectos claves, como las reformas judiciales que la desvelan a futuro.
Por las provincias que renuevan senadores, el bloque oficialista podría perder varias bancas. Por eso Cristina se involucró en dos distritos decisivos: Santa Fe y Chubut.
Sergio Massa y la incógnita sobre su rol de árbitro en el Congreso
Sergio Massa encaró el desafío electoral con la meta de no desperfilarse y por eso orientó su mensaje hacia la clase media y moderada.
El oficialismo se fijó un piso del 40% de los votos a nivel nacional para arañar el quorum propio en la Cámara baja. Pero cerca de Massa advierten que “no se esperan grandes cambios en los equilibrios parlamentarios”. La paradoja es que ese escenario podría beneficiar al líder del Frente Renovador: en la necesidad de buscar alianzas está el capital político de Massa, y una hegemonía oficialista le quitaría ese rol de árbitro entre el Gobierno y la oposición.
Para fortalecer ese papel es que Massa ya comenzó a deslizar la necesidad de “acuerdos básicos para los próximos 20 años”. También espera imprimirle su sello al Congreso con proyectos de alivio fiscal.
Máximo Kirchner y un mojón decisivo en su proyecto de poder a largo plazo
Para Máximo Kirchner estas elecciones son un mojón decisivo en su construcción a largo plazo. Sin apuro pero sin pausa, La Cámpora pretende conducir el país y por eso en cada elección busca ampliar su influencia territorial y consolidar su poder político.
Un buen resultado en la provincia posiciona al kirchnerismo para exigirle a Alberto Fernández los cambios en el rumbo económico y en la dinámica de toma de decisiones. “Necesitamos avanzar con las leyes necesarias para consolidar un modelo de país”, dicen cerca del líder camporista.
Las PASO, además, comenzarán a definir la suerte de muchos candidatos de La Cámpora a integrar el Congreso y la Legislatura bonaerense. Por último están las conquistas en los concejos deliberantes para ganar peso en los terruños de los intendentes del PJ.
Axel Kicillof, frente al desafío de la gobernabilidad en el senado bonaerense
Axel Kicillof no quiere escuchar hablar de plebiscito. Tampoco de su futuro político. Su único objetivo, por estas horas una obsesión, está puesto en alcanzar el número mágico que le permita avanzar con sus objetivos de gestión. Ganar o perder se definirá en la cantidad de senadores provinciales que sume para revertir la mayoría opositora en el Senado provincial.
Lo que pone en juego Kicillof es la gobernabilidad de los próximos dos años. Entre los temas que aún tiene por resolver la Cámara alta están los pliegos de los jueces de la Suprema Corte de Justicia, leyes impositivas y el presupuesto con los futuros pedidos de deuda.
La expectativa del gobernador bonaerense es tener un equilibrio de fuerzas y para lograrlo necesita que la boleta del Frente de Todos, que encabezan Victoria Tolosa Paz y Daniel Gollán, alcance el 40%.
JUNTOS POR EL CAMBIO
Horacio Rodríguez Larreta y su jugada política más ambiciosa
Es quien más capital político arriesga en las PASO porque jugó a fondo para imponer su táctica electoral en la ciudad y en la provincia. Tras el corrimiento de Mauricio Macri, su exjefe, logró doblegar la resistencia de sus rivales internos en Pro, sobre todo Patricia Bullrich, para colocar a María Eugenia Vidal y Diego Santilli como candidatos. Por primera vez con el traje de armador, Larreta enfrenta una prueba de fuego para consolidar su proyecto presidencial. Necesita que Santilli supere a Facundo Manes, el retador de la UCR, en la interna bonaerense de Juntos y que Vidal obtenga una victoria en la Capital, baluarte de Pro, sin sufrir sobresaltos ni fugas de votos a los libertarios. Para Larreta, el resultado en las urnas de su experimento será un paso hacia adelante o hacia atrás en su carrera hacia la Casa Rosada.
Mauricio Macri, agazapado tras su corrimiento
Patriarca de Pro hasta 2019, Macri luce agazapado en su nuevo rol de controller de JxC. Dejó en claro que estaba en desacuerdo con el enroque entre Vidal y Santilli, el plan fagocitado por Larreta, y con adelantar la pelea por el liderazgo opositor, pero optó por correrse tras una charla a solas con el alcalde. Está convencido de que su jugada fue clave para blindar la unidad. Ahora, Macri se siente reivindicado, no solo por el endurecimiento del discurso del tándem Vidal-Larreta y el debate por la deuda, sino también por los pedidos de sus herederos políticos para que los acompañe en la campaña. “Él ya ganó. Pasaron de querer esconderlo a darle centralidad. Su figura está revalorizada”, dicen en su entorno, Apostó sus fichas por Gustavo Santos en Córdoba, una maniobra que lo enfrentó con Patricia Bullrich, y por Federico Angelini en Santa Fe.
Patricia Bullrich, decidida a lanzar su plan presidencial
Decidida a pelear por la sucesión de Alberto Fernández en 2023, se abocó a fortalecer su perfil presidencial durante la campaña para las PASO con una gira por el interior del país. Pese a que declinó su candidatura porteña, una maniobra que desactivó una interna de Pro en su fortaleza, la exministra desafía a Larreta en la puja interna de poder: “Horacio no va a salir de esta elección siendo como el único jefe. Habrá un equilibrio”, les dice a los suyos. Sin el traje de candidata ni la chapa de estratega, la líder de los “Halcones” considera que saldrá fortalecida de las PASO porque intuye que el alcalde hizo una lectura equivocada del clima social a la hora de armar las listas y apostar por la moderación. A eso atribuye las dificultades que enfrenta Vidal en su regreso a la Capital. Su gran apuesta es por Luis Juez en la interna de JxC en Córdoba.
Martín Lousteau, entre su armado nacional y su plan para la UCR
En su cruzada por renovar al radicalismo, recorrió trece provincias para apuntalar a postulantes de la UCR y fortalecer el armado federal de su espacio, Evolución. Su objetivo es vigorizar a la UCR para “mejorar” a JxC y ampliar su base de sustentación. Con la mira en 2023, consolidó su alianza estratégica con Larreta, y, pese a que no estuvo de acuerdo con el enroque Santilli-Vidal, apostó por incorporar a Martín Tetaz, quien secunda a la exgobernadora en la lista del oficialismo porteño, para oxigenar a la coalición. Lo entusiasma la irrupción de Manes, más allá del resultado de la interna con Santilli. En la pulseada nacional con Morales, Lousteau puso sus fichas en De Loredo en Córdoba, contendiente de Negri y Santos, y Maximiliano Pullaro en Santa Fe. A fin de año, especulan en su entorno, irá por la jefatura de la UCR.
Gerardo Morales, con la mira en 2023 y la pelea con Larreta
Tras lograr la reelección en Jujuy, Morales anotó dos objetivos en su hoja de ruta: tejer su proyecto presidencial y pelear por la presidencia de la UCR. Referente del ala tradicional del partido y rival de Martín Lousteau, aliado de Larreta, quiere que el radicalismo deje de ser “furgón de cola” de Pro. Su plan es que la coalición se reconfigure y se convierta en una fuerza de centro para volver a ser una alternativa de gobierno en 2023. En estas legislativas, el jujeño apuesta a que Manes, la carta del radicalismo, haga una buena elección -confía en que el médico obtenga al menos el 15% de votos- en la contienda con Santilli en Buenos Aires y a que la UCR tenga una buena performance en sus bastiones (Jujuy, Corrientes y Mendoza). Jugó sus fichas por Mario Negri en Córdoba; y apoyó a José Corral y Mario Barletta, en Santa Fe. También respaldó a Adolfo Rubinstein, rival de Vidal.
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