En la provincia de Buenos Aires analizan cierres nocturnos con diferentes horarios por la presión de los alcaldes de la costa
LA PLATA.- El gobernador Axel Kicillof analiza un esquema de cierres nocturnos regionales en el territorio más grande del país.
El toque de queda, o recomendación para no circular desde la medianoche exige Kicillof imponer orden en la circulación nocturna entre la Provincia y la Ciudad. No se decretará de manera unidireccional.
El jefe de Gabinete de provincia, Carlos Bianco, dialoga con el jefe de Gabinete de Ciudad, Felipe Miguel, para intentar llegar a un acuerdo en el AMBA. En la provincia se observa con atención lo que anuncie Ciudad para evitar que haya fronteras permeables a fiestas clandestinas y salidas a boliches de uno y otro lado de la general paz.
Más aún, en las inexistentes fronteras de circulación entre los distritos de la costa atlántica.
A riesgo de enfrentar una rebelión de intendentes propios y ajenos, el jefe de Estado buscará consensos con los gobiernos para poder cumplir con la normativa nacional. La presión económica y social exige medidas que se puedan cumplir, admiten en la Casa de Gobierno provincial.
El ministro de Producción, Augusto Costa se reunió esta tarde con alcaldes de la zona costera para intentar unificar criterios, al menos en los balnearios de la provincia. Participan los jefes comunales de Mar del Plata, Pinamar, La Costa, Villa Gessel, Miramar y mar Chiquita. Es la segunda ronda de encuentros - esta semana- para intentar llegar a medidas que permitan controlar un rebrote de coronavirus.
"Con el gobernador vamos a revisar las especificidades de cada distrito. Hay que tomar medidas provinciales y regionales. No somos una excepción de lo que sucede en el mundo", adelantó este mediodía la ministra de Gobierno, Teresa García.
"Van a tener que discutirse los horarios de restricciones de nocturnidad", admitió la funcionaria.
La ministra llevó calma: "La temporada de verano va a continuar", aseguró por Radio Provincia.
"Lo único que se discutirá serán los horarios de nocturnidad para los locales gastronómicos", minimizó la funcionaria al programa La Mecha. "Hay algunos sectores, que plantean una hora más la restricción para que de lugar al segundo turno de cena en algunos lugares", admitió.
"El gobernador se reunió con los intendentes de la costa atlántica y luego hizo una zoom con la totalidad de los intendentes. Estamos atentos todos los días a la circulación del virus de los distritos. Hoy esperamos los lineamientos del decreto nacional Son decisiones difíciles porque hay un enorme reclamo desde el punto de vista económico. Las decisiones que se tomen deben ser muy acertadas para que se puedan cumplir las restricciones que se plantean", admitió la funcionaria.
Cierres en la costa
Kicillof no sólo deberá negociar con gobiernos de signo político opositor para intentar hacer cumplir el decreto presidencial.
El gobernador ya recibió quejas de los alcaldes del Frente de Todos de la costa atlántica, que aspiran a tener circulación hasta la una de la madrugada.
"Nosotros con los intendentes del Atlántico pedimos tener abierto hasta la una para tener un circuito de giro de cubierto en gastronomía", dijo a La Nación uno de los alcaldes peronistas de la costa.
"En las zonas o municipios donde hay más jóvenes habrá que montar operativos especiales. En el resto de los municipios será más fácil", agregó otro alcalde peronista de los balnearios provinciales.
"Entiendo que el decreto va a ser sólo una recomendación", dijo a La Nacion Martín Yesa, intendente de Pinamar.
En principio hacer cumplir la recomendación aparece más fácil en el interior provincial: con menos gente por las vacaciones y comunidades más pequeñas los alcaldes están dispuestos a adherir a la normas.
"Nosotros vamos a actuar en consecuencia con lo que opine la provincia" dijeron desde Arrecifes y desde Trenque Lauquen a La Nación.
En la provincia observan con atención la inquietante suba de contagios: el último parte da cuenta de 5319 casos por día. Un registro demasiado cercano a los 5800 casos diarios registrado en la semana del pico de la primera ola, en los últimos días de agosto.
La segunda ola parece difícil de frenar, sin cumplimiento de las recomendaciones en la costa atlántica. El ministro de Seguridad, Sergio Berni tendrá un problema: los jóvenes no están dispuestos a adherir a la épica a servir como soldados sanitarios, a los que se los convocó durante la última conferencia de prensa.
Los tiempos para la persuasión son escasos: la ocupación de camas en el AMBA - aún en torno al 59.6 por ciento- podría acelerarse cuando las personas contagiadas en los municipios de verano comiencen a volver a sus hogares en el Gran Buenos Aires.
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