Primeras diferencias: el Presidente y Batakis resisten la presión kirchnerista por el salario universal
Fernández mantiene su alianza con las organizaciones cuestionadas por Cristina; allí no quieren que Anses tome el control de la política social; la ministra necesita preservar las cuentas fiscales
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El presidente Alberto Fernández y su flamante ministra de Economía, Silvina Batakis, no están convencidos de apoyar, por el momento, la creación de un salario básico universal, como reclaman el kirchnerismo y sus aliados satélites como el Frente Patria Grande de Juan Grabois. De hecho, entre los dirigentes que aún se mantienen fieles al mandatario en medio de la crisis, no cayó nada bien la presión pública que ejercieron diputados afines a la vicepresidenta Cristina Kirchner para que se avance rápidamente en esa dirección.
Fernández y Batakis, que están dando sus primeros pasos de gestión en forma conjunta, tendrían dos reparos concretos al salario universal. El primero es de orden político: la desarticulación de planes como el Potenciar Trabajo y la Tarjeta Alimentar, operados desde el ministerio de Desarrollo Social, para concentrar todo la asistencia en la Anses, que controla La Cámpora, implicaría otro golpe de caja en favor del kirchnerismo. En el plano económico, piensan que antes de avanzar con una medida así, primero deben acomodarse las cuentas.
Sin embargo, de acuerdo a diversas fuentes del oficialismo consultadas por LA NACION, el Presidente y la nueva ministra no serían totalmente refractarios al proyecto que redactó el diputado Itai Hagman y que recibió el apoyo de Cristina Kirchner. Pero tanto Fernández como Batakis manejarían otros plazos para iniciar ese debate: “Primero tenemos que pasar julio y agosto, garantizar las importaciones de gas, recuperar las reservas y alejar el fantasma de las corridas; en la primavera podríamos estar en condiciones”, deslizó un albertista.
Claro que, pese a la frágil tregua política que sellaron el Presidente y la vice tras las renuncias de Martín Guzmán y Matías Kulfas, algo que reclamaba Cristina Kirchner, la Casa Rosada y el Instituto Patria mantienen una disputa soterrada por el control de la agenda interna del Frente de Todos. El martes, esa pulseada se expresó en los carteles de los diputados que reclamaron el “salario básico universal ya”. En el recinto los exhibieron decenas de legisladores, pero no así referentes como Carlos Heller y Victoria Tolosa Paz.
Entre los dirigentes que siguen los lineamientos de la Casa Rosada, entre ellos el expiquetero Luis D´Elía, consideran que la iniciativa del Salario Básico Universal (SBU) tiene “debilidades”. Entre ellas, apuntan que “la universalidad ya existe” en el país, porque 22 millones de personas reciben algún aporte del Estado; que la remuneración estimada en torno a los $14.000 es “inferior a lo que se cobra por otros planes sociales”; y que al no estar atado al salario mínimo vital y móvil, la actualización “correría siempre detrás de la inflación”.
El hecho de que el proyecto de universalización ponga su cabecera en la Anses, el organismo que controla políticamente La Cámpora, es otro de los elementos que los leales al Presidente ponen sobre la mesa a la hora de manifestar sus reparos. Aunque no lo dicen abiertamente, que la agrupación que lidera Máximo Kirchner pase a manejar las bases de datos de quienes recibirían el SBU, de cara al año electoral en 2023, no es precisamente algo atractivo para los sectores del Frente de Todos que no comulgan con el kirchnerismo.
El aspecto económico del proyecto -tendría un costo fiscal bruto de $850.000 millones al año- sería, en tanto, un escollo importante para la nobel gestión de Batakis, que ya se comprometió ante el Presidente y también ante el Fondo Monetario Internacional a mantener los lineamientos del programa acordado con el organismo. La iniciativa de Hagman comprometería 1,8 puntos del Producto Bruto Interno (PBI) en momentos en que, justamente por ese compromiso, el sendero fiscal del segundo semestre debería ir a la baja.
Tal vez por estos motivos, en sus primeras declaraciones públicas Batakis eludió brindar su apoyo a la creación inmediata del salario básico universal. “Es un tema a debatir”, sostuvo y aclaró que eso “no está resuelto en países más desarrollados”. Al cruce le salió Grabois, quien afirmó que pese a que “banca” la designación de la nueva ministra de Economía, ya se “habló mucho” del tema y ahora llegó el tiempo de “actuar”. De fondo, también, está el enfrentamiento entre el kirchnerismo y las organizaciones como el Movimiento Evita.
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