Primera reunión entre funcionarios de Milei y diputados opositores para negociar la ley ómnibus
El oficialismo accedió a conformar una mesa política con los bloques de la oposición dialoguista para discutir los cambios en el proyecto; ayer se avanzó con el repaso de los cien primeros artículos; hoy, el capítulo económico
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El presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, y representantes de los bloques dialoguistas de la oposición arrancaron formalmente este lunes las negociaciones destinadas a introducir modificaciones en el ambicioso proyecto de ley ómnibus que el presidente Javier Milei envió al Congreso. Si bien todos los actores mostraron predisposición a avanzar, en la oposición estiman difícil que, por el volumen y la envergadura del texto, se logre emitir dictamen antes de este fin de semana como pretende el oficialismo.
El despacho de Menem ofició de escenario para el debut de esta flamante “mesa política”. Allí se encontraron el vicejefe de Gabinete José Rolandi, delegados de la secretaría de Energía –que comanda Eduardo Rodríguez Chirillo- y representantes de los bloques de Pro, la UCR y Hacemos Cambio Federal. En esa primera reunión legisladores y funcionarios hicieron un repaso de los cien primeros artículos del texto –que componen apenas la sexta parte de la ambiciosa “Ley de Bases”-, con el foco puesto en las delegaciones legislativas que pretende arrogarse el Poder Ejecutivo. Los opositores insistieron en son exageradas en cuanto al plazo –el proyecto plantea cuatro años- y las materias abordadas.
“Creemos que es innecesario delegar en el Gobierno facultades en materia sanitaria y de defensa; tampoco estamos de acuerdo con declarar la emergencia previsional, que se derogue la fórmula de movilidad jubilatoria y que el Poder Ejecutivo, en uso de facultades delegadas, disponga de manera discrecional los aumentos en las jubilaciones”, indicaron los voceros del radicalismo a la salida de la primera reunión.
El tema previsional –uno de los más conflictivos del megaproyecto enviado por Milei- será abordado este martes en la mesa de negociación junto al resto del paquete económico. En esta instancia participarían funcionarios de la cartera que conduce el ministro Luis Caputo, quien por estos días acompaña al presidente Milei en su visita a Davos. Será una jornada clave, ya que en este capítulo –el económico- radica el corazón de las reformas que pretende instrumentar Milei para alcanzar el déficit cero este año.
Los legisladores opositores no discuten este objetivo –al contrario-, pero no están dispuestos a concederle graciosamente al Gobierno un cheque en blanco para privatizar 41 empresas públicas, como tampoco avalan la suba generalizada de retenciones agropecuarias que propone el proyecto. Sobre la instrumentación de un nuevo blanqueo de capitales no interpondrían demasiadas objeciones, siempre que se contemple algún premio para aquellos contribuyentes cumplidores.
“En todos estos planteos hay una coincidencia casi plena entre los bloques de Pro, de la UCR y de Hacemos Cambio Federal. Hemos dado muestras acabadas de nuestra vocación de diálogo con propuestas que creemos razonables y que no atentan contra el espíritu del proyecto. Que salga la ley depende exclusivamente de la predisposición y la flexibilidad que muestre el presidente Milei”, advierten los opositores.
El solo hecho que el oficialismo haya accedido a conformar una mesa de diálogo fue recibido como una buena señal. “En este primer encuentro desbrozamos la primera parte del proyecto, los funcionarios del Poder Ejecutivo aceptaron algunas correcciones de forma y se descartaron algunos artículos innecesarios. Pero en los temas gruesos quedaron en realizar las consultas correspondientes; esperamos su devolución”, deslizaron los opositores.
Los más optimistas creen que se podrá llegar a buen puerto con un dictamen este jueves o viernes para llevarlo al recinto la semana próxima; otros, más realistas, sostienen que difícilmente se pueda avanzar tan rápido. “Hay intención de negociar por parte del Poder Ejecutivo, pero todavía se muestran reacios a introducir demasiados cambios. No va a ser fácil”, se sinceran.
Lo cierto es que si el oficialismo no da muestras de flexibilidad en los planteos de la oposición dialoguista, el Gobierno corre riesgos de quedarse sin dictamen. “Nosotros no vamos a firmar ningún dictamen mientras los puntos más conflictivos permanezcan en el texto”, advierten en el radicalismo.
Más allá de los resquemores y las desconfianzas mutuas, entre los opositores celebraban ayer este primer paso para el diálogo. Hasta la semana pasada no vislumbraban esa predisposición por parte del Gobierno, más allá de la buena voluntad demostrada por Martín Menem. “Falta un interlocutor con autoridad para receptar nuestras propuestas y manejar la lapicera”, reprochaban en la oposición.
Para peor, en los últimos días Milei redobló su presión sobre el Congreso y embistió contra aquellos legisladores que insinuaron críticas a su proyecto de ley. No solo los tildó de “coimeros” sino que incluso amenazó con revisarles sus patrimonios.
La actitud destemplada del presidente no hizo otra cosa que enrarecer el clima en el Congreso. Entre desconcertados e indignados, los bloques dialoguistas no entienden por qué Milei se empecina en sembrar discordias cuando han dado muestras acabadas de su espíritu colaboracionista. Con la paciencia colmada, el jefe del bloque radical Rodrigo De Loredo desafió al presidente a que denuncie ante la Justicia los supuestos casos de coima y, de paso, le reprochó un supuesto “pacto de impunidad” con el kirchnerismo.
El bloque Hacemos Coalición Federal –que conduce Miguel Pichetto- actuó en sintonía y calificó la actitud del presidente de “absolutamente inaceptable e injusta”.
“Exhortamos al Presidente a que se abstenga de hacer acusaciones públicas infundadas y a denunciar cualquier conocimiento que tuviera de delitos, que desconocemos y repudiamos. Y le requerimos que establezca prioridades serias y claras a la hora de requerir leyes y facultades especiales, las que nunca deberían exceder los límites constitucionales”, aleccionó.
Tal fue el malestar que generó la embestida de Milei que, en un momento de la jornada, estos dos bloques insinuaron la posibilidad de unir fuerzas y articular una estrategia conjunta para diseñar un dictamen propio. La sola mención de esta posibilidad encendió las luces de alarma en el despacho de Menem; sin los votos de la UCR ni Hacemos Coalición Federal el oficialismo tendría la derrota asegurada. Finalmente, el presidente de la Cámara de Diputados accedió convocar a los representantes de los bloques dialoguistas para avanzar en la redacción del dictamen. Todos mostraron predisposición a avanzar, pero la última palabra la tendrá el presidente Milei.
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