Presionada por el desalojo, la CGT anunció una marcha para agosto
Se activará un comité para negociar un encuentro con Macri y tratarán de bajarle la tensión al conflicto
Con el argumento de no quedar envuelta en la pelea electoral y presionada para reaccionar tras el desalojo en la planta de PepsiCo , la CGT anunció una movilización de protesta contra el Gobierno para el 22 de agosto próximo, nueve días después de las elecciones primarias.
Desde hoy y hasta la fecha de la marcha, se activará un comité sindical que negociará un encuentro con Mauricio Macri para conocer de su boca las razones de lo que consideran "una persecución contra el movimiento obrero". Tanto desde la CGT como desde el Gobierno ya hubo señales para evitar una escalada del conflicto y bajar la tensión, según averiguó LA NACION a partir de fuentes de ambas orillas.
La intención de elevar el perfil combativo, como presionaron la semana pasada la confederación del transporte y un puñado de gremios vinculados al kirchnerismo, no tuvo finalmente eco en los sectores mayoritarios de la central obrera. Sin consenso para impulsar el plan de lucha en el corto plazo, se impuso así la postura del sector más moderado, que se encarna en "los Gordos" y en los "independientes". Pero hubo también ayer muestras de prudencia desde la tropa de Hugo Moyano y Luis Barrionuevo.
Tras un debate de cuatro horas, la cúpula cegetista quedó otra vez surcada por las diferencias, acentuadas por el conflicto de PepsiCo. Si bien no hubo gritos y peleas, como sucedió en abril, se dieron otros cruces que mostraron cortocircuitos internos. Cuando el metalúrgico Francisco Gutiérrez planteó activar un paro, lo interrumpió el camionero Omar Pérez, que fue en reemplazo de Pablo Moyano. "Hablás del modelo y vos defendiste 12 años al otro gobierno. Ese modelo y éste están cagando a los trabajadores", avivó Pérez el debate.
No fue la única referencia al kirchnerismo. El ferroviario Omar Maturano criticó a sus colegas que "quieren que vuelva la señora", en referencia a Cristina Kirchner. "El kirchnerismo metió preso a tres dirigentes sindicales (José Pedraza, Juan José Zanola y Gerónimo Venegas) y embistió contra Hugo Moyano. Hay que esperar que baje el tema PepsiCo, que es político, y después hacer un plan de lucha", planteó el jefe de La Fraternidad.
La resolución de postergar la movilización para después de las PASO no dejó satisfechos a todos. "Esta CGT es una lágrima", dijo un dirigente enrolado en el moyanismo. Otro sindicalista, pero vinculado a otro bastión, calificó de "fría" la decisión del triunvirato de mando. El canillita Omar Plaini expuso sobre la intervención a su gremio y también pidió por un paro general.
El triunvirato de mando de la CGT, que integran Héctor Daer, Carlos Acuña y Juan Carlos Schmid, estuvo a cargo del anuncio de la fecha de la movilización. Pero anticiparon una escala previa: el 28 de este mes habrá un plenario nacional para elaborar un documento común. El mensaje será crítico de la gestión de Macri y advertirá sobre la caída del empleo y el aumento de la pobreza. Y habrá más de un párrafo que rechazará la intervención oficial en la vida interna de los sindicatos.
Durante su exposición, el triunvirato también rechazó el desalojo en PepsiCo. "Hacemos responsable al Poder Ejecutivo de que haya una desgracia en el país. El problema social no se resuelve con el bastón, se resuelve negociando en una mesa", señaló Schmid. Fue el único guiño a la izquierda sindical, una amenaza cada vez más incómoda para el sindicalismo peronista.
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