Coronavirus en la Argentina: preocupado por la economía, Rodríguez Larreta espera el "pico" de contagios en dos semanas
Los problemas sanitarios y económicos se amontonan en el despacho de Horacio Rodríguez Larreta. Desde allí, el jefe de gobierno porteño evalúa los próximos e inminentes pasos de la cuarentena en la ciudad de Buenos Aires mientras los números de la recaudación no dejan de dar malas noticias en medio del avance del coronavirus.
"Estamos un 50 por ciento debajo de lo que recaudábamos el año pasado. Es un 5 por ciento nominal, más 45 puntos de la inflación anual", describen cerca del jefe de gobierno, con los datos que acerca el ministro de Hacienda, Martín Mura. El jefe de gobierno porteño hace saber que está "preocupado" por la economía, y que no ve "un plan claro" de salida de la pandemia desde la Casa Rosada.
Más allá de la caída de los ingresos propios -que potencia su dependencia de la Casa Rosada-, y con la orden de no polemizar con el kirchnerismo bonaerense, que lo atacó desde distintos flancos en las últimas horas por las muertes en villas, su prioridad es el trabajo de contención del virus, una empresa que tendrá su mayor dificultad en los próximos días. Larreta espera el pico de contagios a fines de este mes y durante las dos primeras semanas del mes de junio.
El ministro de Salud, Fernán Quirós, revisa de manera semanal el R0, el índice que marca la cantidad potencial de contagios a partir de un caso. Hoy, ese índice es en la ciudad de entre 1,3 y 1,4 por persona, lejos de los 0,7 que en Alemania permiten una flexibilización general de las medidas de aislamiento. Por obra y gracia de los contagios en barrios populares y contagios, el virus se duplica cada 15 días, muy lejos de los 25 que permitieron aperturas en la mayor parte del país.
Rodríguez Larreta espera tener el viernes los datos concretos sobre la incidencia de las aperturas de la semana pasada (comercios durante la semana, salidas recreativas para niños el fin de semana) antes de decidir si acentúa la flexibilización o sí, por el contrario, se retrocede en la actividad económica, como ya se implementó en la capital de Córdoba.
"La gente cumplió, se cuidó. Esto viene funcionando porque la gente respeta", afirman desde el gabinete porteño. A pesar de esa "altísima conciencia", en el gobierno porteño aún dudan: el "inevitable" aumento de los casos, que se intentan morigerar, se combinan con la estrategia de "ir a buscar los casos" a los barrios vulnerables, que-prevén-seguirán en suba en mayor proporción que en el resto de la geografía porteña.
Tensión con Kicillof
El jefe de gobierno repite en la intimidad que "no hay ninguna posibilidad de sumarnos" a la polémica instalada por el ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollán, y varios intendentes kirchneristas bonaerenses, que apuntan a la "culpabilidad" de la ciudad por el aumento de los contagios. "Es posible que se quiera instalar un relato en ese sentido, pero ellos mismos se contradicen. No nos vamos a enganchar en la discusión", sostienen cerca del dirigente macrista.
Como ejemplos de armonía en la relación, desde el gobierno porteño recuerdan que el contacto con el gobernador bonaerense Axel Kicillof es "permanente", y que ayer mismo él y Rodríguez Larreta hablaron "varias veces" por distintos temas vinculados con el combate al virus, sobre todo el transporte interjurisdiccional. "No sentimos que haya cambiado el plan de trabajo", sostienen en la base porteña.
La "montaña" de casos llegará en quince días, repiten desde Parque Patricios. La curva de contagios y muertes, y el comportamiento social serán los factores a analizar antes del viernes, cuando Rodríguez Larreta y su equipo le presenten al presidente Alberto Fernández su plan-hasta ahora secreto-para la próxima etapa.
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