Preocupación en la oposición por los cambios que impulsa Cristina Kirchner en la reforma judicial
El demorado proyecto de reforma judicial que impulsa el gobierno de Alberto Fernández, y las modificaciones que introdujo la vicepresidenta Cristina Kirchner antes de su envío al Congreso, despiertan reparos y desconfianza en la oposición de Juntos por el Cambio. Los referentes ven en esos eventuales cambios la idea concreta de "ganar tiempo y comprar impunidad" en las causas por corrupción que involucran a la ex presidenta.
Más allá de desconocer los detalles del proyecto, la posibilidad de que el Gobierno pueda incidir en la designación de la mitad de los jueces en un nuevo fuero federal, y la inclusión del abogado de Cristina Kirchner, Carlos Beraldi, en un consejo consultivo que analizaría, entre otras medidas, el aumento en el número de integrantes de la Corte Suprema, aumenta las sospechas de la creación de una "justicia a medida" kirchnerista.
"Nadie puede negar la politización y partidización del Poder Judicial, y tampoco el nivel de infección de los servicios de inteligencia sobre Comodoro Py. Pero me pregunto: ¿Cristina quiere una Justicia y una Corte independientes? Claramente no. Los argentinos independientes sí las necesitamos, y esa discusión sí se puede dar, pero tengo mis severas dudas: creo se busca ganar tiempo y comprar impunidad", afirmó a LA NACIÓN el diputado y vicepresidente de la comisión de Justicia de la Cámara baja, Luis Juez (Pro).
En el mismo sentido, la diputada Paula Oliveto (CC-ARI), dejó en claro que el proyecto original, impulsado por el secretario de Asuntos Estratégicos Gustavo Beliz, le merecía más confianza que el que, con el sello del cristinismo, llegaría finalmente al parlamento. "El proyecto histórico de reforma de Beliz y (el fallecido fiscal) Norberto Quantín respetaba la autonomía de la ciudad y tenía como intención reformar el poder judicial, no cooptarlo", afirmó la diputada. Oliveto y Juez compartieron elogios hacia Beraldi, a quien definieron como un "excelente abogado y docente", pero cuestionaron su hipotética inclusión en el consejo a crearse. "Los gestos también importan. Nos gustaría que nos convoquen para discutir la reforma, pero si nos convoca el ideólogo del pacto con Irán (el hoy secretario de Justicia, Juan Martín Mena) vamos a ir muy preocupados", completó Oliveto.
Un experimentado legislador macrista matizó, off the récord mediante, las luces y sombras del proyecto. "Aumentar el número de jueces federales es positivo, tener sólo 12 es una concentración de poder muy peligrosa. Pero cubrir 23 de los 46 juzgados con subrogantes no es aceptable y viola la ley", afirmó el legislador. Desde ese partido juzgaron como "totalmente innecesario" aumentar a 7 o 9 los integrantes de la Corte Suprema, "salvo que sea para buscar una Corte adicta al kirchnerismo". Y afirmaron que el sistema de salas en la que sería dividido el máximo tribunal del país "ya se probó cuando la Corte tenía 9 miembros y los jueces no la quisieron aplicar".
En la oposición hay, según coinciden sus distintos bloques, especial "atención" a la llegada del proyecto, y al "operativo seducción" que ya comenzó desde el oficialismo para lograr captar voluntades. "Tenemos que cuidar a algunos de los nuestros que por ahí se tientan", afirmaron desde el bloque opositor, dónde miran con recelo a los diputados que responden al ex ministro de Economía, Roberto Lavagna.
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