Postales del fútbol en el Congreso
El ofensivo gesto de Ritondo a la bancada oficialista y el mensaje del kirchnerista Tailhade a la UCR convirtieron al recinto en una tribuna
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Cristian Ritondo es un hombre del fútbol. Su ofensivo gesto hacia la bancada oficialista es similar a las agresiones que cruzaban los hinchas cuando en la Argentina se jugaban los partidos con dos parcialidades. Por la escalada de violencia, en los estadios del país hace 15 años que no está permitido el público visitante en las categorías del ascenso y hace 10 en las de primera división. Una postal nítida de la intolerancia que ya se hizo costumbre.
Ayer, tras el segundo fracaso legislativo del Frente de Todos, y mientras se retiraba del recinto, el titular de la bancada de Pro le dedicó un gesto desafiante al oficialismo que ayudó a crispar aún más los ánimos. Alzó ambas manos e introdujo el dedo índice en la cavidad que forman los dedos índices y mayor de la mano contraria. Duró un instante, porque rápidamente Ritondo unió las palmas, como si se despidiera de sus rivales. Chicana pura. Pero antes, el ultra kirchnerista Rodolfo Tailhade también fue ofensivo, pero de manera verbal. “La UCR no está siendo conducida por el expresidente Macri sino sodomizados”, dijo, y cargó sobre Mario Negri. Gabriela Cerruti, portavoz de la Presidencia, descalificó al diputado por “violencia machista”. Omitió la vocera referirse al verbo al que apeló Tailhade, tan fuerte como el cierre escandaloso de la sesión.
Algo más frío, Ritondo se refirió hoy al escándalo, aunque volvió a eludir una definición sobre su reacción final. “El kirchnerismo se lleva todo por delante, no respeta ninguna regla, ni la Constitución. Con el kirchnerismo, uno va a practicar boxeo y le pegan un tiro y dicen que está en el reglamento. A uno lo saca”, respondió en Radio Mitre, y se sumergió en la pelea política con el Gobierno por la integración del Consejo de la Magistratura.
El periodista Eduardo Feinmann repreguntó sobre el gesto “obsceno”, y consultó si estaba arrepentido. “Obsceno en la Argentina es cuando los chicos se mueren de hambre; obsceno es que haya 100 % de inflación y no llegar a fin de mes; obsceno es que cierren las escuelas dos años, obsceno es que se quieran llevar las instituciones por delante”, enumeró el diputado a modo de justificación. Y agregó: “Dijeron en conferencia de prensa del bloque oficialista que Mauricio Macri sodomiza a Mario Negri. Es maleducado hasta leerlo en el diccionario de la RAE. Grito porque quiero la libertad en mi país. Si la oposición no hace nada se la llevan puesta”.
El gesto de la polémica, en la liturgia del fútbol, es una ofensa al rival después de haberlo vencido. Ritondo tiene sus raíces en Nueva Chicago, pero fue hasta hace poco dirigente de Independiente, cuando acompañó a Hugo Moyano en la lista para lograr su primer mandato, a partir de 2014. Luego se distanció e impulsó hace unos meses a Fabián Doman para desbancar al camionero. Conoció bien en Independiente los vínculos entre barras y dirigentes. En 2017, como vocal y ministro, fue testigo del apriete de Pablo “Bebote” Álvarez al entrenador Ariel Holan y de cómo los Moyano intentaron darle el control de la tribuna a Roberto Petrov, uno de sus guardaespaldas en el gremio.
Cuando fue ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Ritondo nombró como su jefe de gabinete a Marcelo Rocchetti, un abogado penalista que defendió hace años en una causa por documentación falsa a Rafael Di Zeo, el jefe de la hinchada de Boca y uno de los barras más influyentes del país.
Lo subo yo también: grito porque se cagan en el Congreso, en el reglamento, en las leyes, en las instituciones. Grito también porque se negaron a darme la palabra. Solo aparecen para apretar a la Justicia. Ese soy yo, el del video, gritando que NO había quórum. pic.twitter.com/dXFXX72Miw
— Cristian Ritondo (@cristianritondo) December 1, 2022
Ritondo ya le había confiado a Rocchetti otro rol jerárquico: fue jefe de seguridad de la Legislatura porteña cuando el diputado macrista estaba a cargo del cuerpo legislativo, donde en su numerosa plantilla también figuran conocidos barras, como Santiago Lancry (legajo 09306), otro histórico de la hinchada xeneize que ya está en edad de jubilación.
Pero Rocchetti no es el único nexo de Ritondo con Di Zeo. Ambos se conocieron hace años en Mataderos. Allí, el funcionario tiene parte de su corazón: es hincha de Nueva Chicago y alguna vez se involucró en la política del club, lo que lo obligó al contacto casi directo con las dos facciones de la barra: Los Perales y Las Antenas, quienes en tiempos electorales, como los actuales, reparten sus apoyos entre el peronismo y Pro. Pero el Congreso no es una cancha de fútbol. La cultura del aguante es a veces traicionera.
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