Postales de la crisis: Alberto Fernández pierde voces que lo defiendan y crece la desazón en el “albertismo”
Varios dirigentes con aspiraciones políticas personales se diferenciaron del Presidente o bajaron el perfil; criticas reservadas a la falta de reacción del mandatario; en la Casa Rosada ya tomaron nota del clima de inquietud
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Lunes al mediodía en Happening de Costanera Norte. En una de las mesas de la parrilla que suele albergar al círculo rojo almuerzan el ministro de Desarrollo Social, “Juanchi” Zabaleta, la diputada Victoria Tolosa Paz y su pareja, el publicista Enrique “Pepe” Albistur, amigo de larga data del Presidente. Hacen catarsis y están preocupados: considerados “albertistas” en el ecosistema oficialista, les inquieta que la falta de reacción de Alberto Fernández frente a la interna se transforme en un ancla para sus aspiraciones políticas personales.
“Alberto abusa de la procrastinación y ya no hay tiempo que perder”. “Esta interna no debería existir porque va a volver (Mauricio) Macri y vamos todos presos”. “Se olvida que hay que defender el territorio”, fueron algunas de las ideas que sobrevolaron los platos con pesca del día y pollo a las brasas.
Tolosa Paz –la elegida por Fernández para encabezar la lista de las últimas elecciones legislativas– y Zabaleta –intendente devenido en ministro– tienen algo en común: integran el lote de los dirigentes que buscan una construcción territorial más allá de la suerte de este gobierno y tienen una aspiración política que defender. Ella, desde siempre, quiere ser intendenta de La Plata. Y en el último tiempo optó por cambiar la exposición mediática –que la había convertido en una defensora pública de Fernández– por recorridas en el interior del país. El fin de semana estuvo en Santa Fe. “Ya está, hay que hacer política”, deslizaron en su entorno.
El titular de Desarrollo Social aspiraba a una mayor proyección con el cargo de ministro, pero ahora le preocupa cuidar su terruño, Hurlingham, y evitar el desgaste de la interna. Ya dejó de esperar, como en otra época, que Fernández golpee la mesa contra el kirchnerismo con acciones contundentes. Con matices, el ministro de Obras Públicas y exintendente de San Martín, Gabriel Katopodis, también está inquieto. En los últimos días optó por decir en público lo que venía repitiendo en reuniones privadas: que hay que dar respuesta a la dirigencia peronista de base y salir por encima de la discusión entre el primer mandatario y su vice. “Ganen o mueran”, transmitió como un mensaje la militancia.
Son varias las espadas discursivas del llamado “albertismo” que están inquietas con los gestos oscilantes del jefe de Estado. El clima se palpó con mayor fuerza en Buenos Aires la semana pasada, cuando Fernández, a larga distancia, primero habló de reelección y luego retrocedió. Por caso, un ministro que supo clamar públicamente por “Fernández 2023″, le pidió a su equipo de comunicación que no le agenden más entrevistas. “Me cansé de defender lo indefendible”, transmitió azorado por los mensajes que llegaban de la gira europea.
“Defender a Alberto”
La atmósfera densa llega hasta la Casa Rosada. Un funcionario que habla todos los días con Fernández reconoció que creció el desencanto en muchos dirigentes que se referenciaban en el Presidente. “Todos le tiran del pantalón a Alberto porque quieren que haga tal o cual cosa. Le piden que rompa, le piden que se amigue… pero lo hacen en función de su interés personal”, se quejó en diálogo con LA NACION. Y agregó: “Primero deberían aprender a defender a Alberto como los kirchneristas defienden a Cristina”.
Parte de este clima de desánimo podría revertirse el viernes en Esteban Echeverría, en el acto que organizó el líder de la Unión Obrera de la Construcción (Uocra), Gerardo Martínez, que le dejará al Presidente el discurso de cierre. El convite llega cuando cada vez son más los cegetistas que reclaman mayor autonomía del Presidente.
“Primero deberían aprender a defender a Alberto como los kirchneristas defienden a Cristina”
“El albertismo nunca existió y ahora quedó patente: los gobernadores buscan desdoblar elecciones, los intendentes juegan a ganador y los gremialistas que quedan cerca de Alberto son tres o cuatro”, advirtió un funcionario que quiere cuidar su construcción política preexistente al Frente de Todos.
Otro signo de época: el titular del sindicato de los porteros, Víctor Santa María, que otrora supo plegar su porción del PJ porteño a la figura de Fernández, no solo está definitivamente distanciado del Presidente sino que se acercó al kirchnerismo. “Hace tiempo que no puede hablar de política con Alberto, se cansó”, advirtieron muy cerca del sindicalista. En la Casa Rosada aseguran que su enojo viene por el desplazamiento de los funcionarios de su riñón. Uno de ellos, el exministro de Educación Nicolás Trotta, tiene un acuerdo con editorial Planeta para escribir un libro que, entre otras cosas, reconstruye la trastienda de las medidas vinculadas al ciclo lectivo en la pandemia. Se espera que sea critico con el Presidente.
Tampoco quiere gastar su capital político en la interna del Frente de Todos el diputado Leandro Santoro, cabeza de la lista porteña en 2021 por decisión de Fernández. Si bien ofrece entrevistas cada tanto, moderó la elevada exposición mediática que lo caracterizaba. El “debate” entre facciones ya le provocó una fisura en su agrupación, Los Irrompibles, con un puñado de referentes que se abrieron y comenzaron a mostrarse con La Cámpora. Santoro siempre esperó que Fernández administrara mejor su construcción de poder. Ahora, en cambio, aspira el apoyo del Presidente para su tarea legislativa. Así se lo transmitió el martes, cuando se subió al helicóptero oficial para hablar con el jefe de Estado.
Frente a esa atmósfera de desencanto, aparecieron, hacia los márgenes del PJ, otras voces en defensa del Presidente. Mario Ishii, amo y señor de José C. Paz y un “rara avis” entre los intendentes, le ofrendó su militancia a Fernández en actos donde el Presidente habló de su reelección. Por eso el jefe de Estado se lo retribuyó y lo invitó a la gira a Rusia y China. Y Luis D’Elía se convirtió en un férreo defensor de la figura presidencial.
“Habla de la soledad del poder”, se lamentó un consejero frecuente de Fernández. Y lanzó: “Máximo (Kirchner) dice que el Presidente se aísla con cuatro o cinco personas y tiene razón. A los amigos se los acompaña a la puerta del cementerio, pero no hace falta entrar”.
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