Siete motivos que explican por qué Julio De Vido fue el superministro del kirchnerismo
El ex titular de Planificación Federal fue una figura clave en el esquema de poder del gobierno anterior y manejó una caja millonaria durante doce años
Julio De Vido enfrenta sus horas más difíciles. Después de permanecer durante doce años bajo el ala protectora del poder, el ex ministro de Planificación Federal pasará su primera noche en un calabozo. Cambiemos y la mayoría de la oposición probaron hoy los pedidos de desafuero realizados por los jueces Luis Rodríguez y Claudio Bonadio, quienes investigan al ex funcionario kirchnerista por fraudes millonarios al Estado. Una vez que el Congreso revocó su inmunidad legislativa, De Vido quedó a minutos de ser detenido.
Fue el superministro de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner . Arquitecto porteño y ex empleado de Entel, manejó una caja millonaria durante los doce años de kirchnerismo. Forjó una estrecha relación con el ex presidente en Santa Cruz, donde se radicó por cuestiones laborales. Fue, tal vez, el funcionario más obediente que tuvieron los Kirchner. "Obediencia De Vido", solía decir el ex titular de la extinguida cartera de Planificación Federal sobre su rol dentro de la administración kirchnerista.
Durante años los empresarios interesados en la obra pública escucharon una sola frase en la Casa Rosada: "Hablen con Julio".
Áreas de influencia
Fue amo y señor de la obra pública. La electricidad, el gas, el celular, las rutas, los colectivos, trenes, camiones y aviones dependían de De Vido. También las viviendas sociales, el agua y las cloacas.
Lanzó una línea aérea que nunca voló -Lafsa- y estatizó Aerolíneas Argentinas. Además, compró gas importado hasta ocho veces más caro que el que producían los pozos argentinos
En 2015, el poderoso Ministerio de Planificación Federal destinó 1618,8 millones de pesos para "fomentar el amor" a través del Programa Enamorar. El objetivo del plan era la implementación de proyectos sociales a través de universidades y organizaciones de la sociedad civil, pero derivó en un uso partidista de los fondos.
De Vido también financió series, artistas y películas mediante el "Programa 59".
Canciller paralelo
La influencia y el poder de De Vido se extendía a otros ministerios. Fue una especie de canciller paralelo cuando había que hablar con Bolivia y Venezuela, proveedores de hidrocarburos. Supo forjar estrechos vínculos con Hugo Chávez, creó una embajada paralela y manejó la agenda comercial bilateral con ese país.
La relación con los Kirchner
De Vido conoció a Néstor Kirchner en 1982 en Santa Cruz. Allí se había radicado con su familia por cuestiones laborales. Se encontraron en un local peronista fundado por el ex presidente, quien por entonces soñaba con llegar a la intendencia de Río Gallegos. En 1988, con Kirchner como jefe municipal, De Vido asumió la Dirección de Obras Públicas en el Instituto de Desarrollo Urbano y Vivienda (IDUV) y, en 1990, pasó a ser presidente de Vialidad Provincial.
La relación tuvo cortocircuitos. De Vido deseaba ser ungido como el sucesor de Kirchner en la intendencia de Río Gallegos, pero el ex mandatario lo vetó. El distanciamiento duró poco: en diciembre de 1991, De Vido quedó al frente del Ministerio de Economía y Obras Públicas de Santa Cruz cuando Kirchner asumió como gobernador.
Con la llegada de Kirchner a la Casa Rosada, el arquitecto De Vido construyó su estructura de poder. No solo se encargó de la ejecución de la obra pública, sino que también llevó adelante la renegociación de los contratos con las empresas privatizadas.
Caja millonaria
Durante la gestión kirchnerista, De Vido se sentó en una caja millonaria. Según un informe de la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP), el ex ministro manejó $ 740.560 millones. El suculento presupuesto que controlaba el ex funcionario en el extinguido Ministerio de Planificación Federal creció año tras año hasta la tragedia ferroviaria de Once, en 2012, cuando Cristina Kirchner quitó a la Secretaría de Transporte de la órbita de De Vido.
Permanencia
Junto a Carlos Tomada , fue uno de los dos ministros que permaneció en el gabinete durante los doce años de kirchnerismo. Desde 2011, sufrió el ascenso de la agrupación La Cámpora, fundada por Máximo Kirchner, en el esquema de poder del gobierno de Cristina Kirchner. Los camporistas le quitaron cajas sensibles, pero conservó el área energética.
“El Kohan de Kirchner”
Su principal rival fue Elisa Carrió . La líder de la CC-ARI presentó sus primeras denuncias contra De Vido cuando Kirchner aún no se había terminado de acomodar en el sillón de Rivadavia. La referente de Cambiemos solía decir que De Vido era "el Kohan de Kirchner", en alusión al ex secretario de la presidencia de Carlos Menem. Lo denunció por recaudación ilegal de fondos para la campaña presidencial de 2003. Además, en 2008, lo acusó de integrar una asociación ilícita junto a Kirchner; Ricardo Jaime; los empresarios Lázaro Báez, Cristóbal López y Rudy Ulloa; y el ex titular del Occovi Claudio Uberti.
Con la llegada de Macri a la Casa Rosada, la referente de Cambiemos denunció que "el sistema político y judicial" protegía a De Vido. "Lo cuidan porque puede hablar y comprometer a empresarios, banqueros, jueces, miembros del Tribunal Supremo... A todos. Cuando digo todos, esto incluye a algunas personas del Gobierno", lanzó Carrió.
Causas de corrupción
De Vido fue protagonista principal del escándalo de la causa Skanska, donde la Justicia probó sobornos encubiertos con facturas truchas. Está siendo juzgado por la tragedia de Once y está procesado por las compras de trenes usados a España y Portugal, y la falta de renegociación de contratos con las concesionarias.
Dos secretarios suyos -Ricardo Jaime y José López- y su mano derecha, Roberto Baratta, están presos por causas de corrupción. Hoy, De Vido podría correr la misma suerte.
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