Por qué la elección de la OEA será un dolor de cabeza para Alberto Fernández
El posicionamiento claro de Luis Almagro para continuar al mando de la Organización de Estados Americanos (OEA) podría convertir a las próximas elecciones del organismo en un revés para las aspiraciones de Alberto Fernández en la región.
El actual titular del organismo se someterá a la votación de los 33 países miembro y necesita el respaldo de 18 países. Impulsada por Estados Unidos, con fuerte peso en el ente, la candidatura del excanciller uruguayo tendría los apoyos necesarios para permanecer al frente de la OEA por cinco años más. La elección es en nueve días.
La relación entre Almagro y Fernández es mala. El Presidente considera que el titular de la OEA llevó adelante una gestión "penosa" y la Cancillería solo mantiene vínculos formales con el organismo. Las posturas antagónicas respecto a la crisis en Venezuela son la principal barrera en el vínculo.
Alineado con el gobierno de Donald Trump, Almagro mantiene la postura más dura frente al régimen de Nicolás Maduro. Fernández, en cambio, se ubicó en una posición equidistante -en sintonía con el gobierno mexicano- y busca que establecer un diálogo entre el chavismo y la oposición, lejos de la presión diplomática que ejerció la OEA en los últimos años con el apoyo del Grupo de Lima.
Las diferencias provocaron, entonces, que la Argentina eligiera a la ecuatoriana María Fernanda Espinosa como la candidata para hacerle sombra a Almagro, en una movida que materializó una grieta geopolítica entre Washington y Buenos Aires.
En el último viaje del Felipe Solá a Uruguay, donde participó de la asunción del presidente Luis Lacalle Pou, el canciller se reunió con su par mexicano, Marcelo Ebrard, donde conversaron sobre la ecuatoriana, que estaría mejor posicionada que el diplomático peruano Hugo de Zela, propuesto por el presidente Martín Vizcarra. Todavía falta el anuncio oficial de Fernández sobre a qué candidato apoyará la Argentina en la votación, pero no habrá marcha atrás con el rechazo a Almagro.
Espinosa, una moderada frente al chavismo, fue durante 2018 y 2019 la presidenta de la Asamblea General de las Naciones Unidas y visitó la Argentina hace un año para participar de la Conferencia de Cooperación Sur-Sur. También se reunió con Solá en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en México, a principios de enero.
Desde la llegada de Fernández al poder, la Argentina se alejó de la postura de ejercer una fuerte presión diplomática, acompañada de sanciones, que había promovido el gobierno de Mauricio Macri en línea con Brasil -que apoya a Almagro- y Washington. Por eso se acercó a México y a Uruguay –antes del cambio de gobierno-, que impulsaban un camino dialogado para superar la crisis institucional. Tras la partida del Frente Amplio del poder y la llegada de Lacalle Pou, Montevideo cambió su postura y anunció su apoyo a Almagro.
Agradezco a los 27 expresidentes en @IDEA_Grupo por su apoyo. Ello me obliga a redoblar mis esfuerzos por los valores y principios de la democracia y los DDHH en un nuevo periodo como Secretario General de la @OEA_oficial. pic.twitter.com/40xu4tA8hx&— Luis Almagro (@Almagro_OEA2015) March 7, 2020
Al mismo tiempo, el titular de la OEA recibió hace cinco días el respaldo escrito de 27 expresidentes de la región nucleados en la Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA), entre los que Macri figura como uno de los firmantes.
El Gobierno buscó forzar a la región a suavizar los choques diplomáticos con Caracas y establecer nuevos mecanismos de diálogo. "La dureza no sirvió", dicen cerca de Solá, que manifestó la nueva postura de la Argentina en encuentros regionales, como en la Celac y en el Grupo de Lima.
Si bien aún no hubo pasos concretos para encontrar una salida a la crisis, en el Gobierno aseguran ya se notan cambios de postura hacia la moderación en algunos países como Perú, Panamá e incluso Canadá –que integra el Grupo de Lima-. Brasil y Colombia, sin embargo, permanecen inamovibles.
Algunos países de la región incluso propusieron entablar conversaciones con Cuba, aliada de Maduro, para mediar en la crisis, pero todavía no hubo avances.
En ese sentido, y tras admitir que el Grupo de Lima fracasó en su estrategia, el Gobierno busca acercarse al Grupo de Contacto, creado por la Unión Europea (UE) para que, desde la moderación, intente forzar que Maduro y la oposición busquen una solución ordenada a la crisis.
Para ello, estaba previsto que el jefe de gabinete de la Cancillería, Guillermo Chaves, viaje a Bruselas la semana pasada, pero el encuentro se suspendió hasta nuevo aviso.
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