Por qué el conflicto docente se volvió cíclico
Incertidumbre. Días de huelga. Negociaciones interminables. El conflicto docente se reitera todos los años al acercarse el comienzo de clases. A la par de la compra de útiles escolares y guardapolvos, la paritaria tensa la relación entre gremios y Gobierno. Según especialistas, el irresoluble conflicto docente se debe al efecto persistente de la inflación sobre los salarios, y a la imposibilidad de pensar en proyectos de largo plazo que traigan modificaciones estructurales.
"El conflicto docente al comenzar cada año es cíclico y se instala como una suerte de danza de dos (gremios y gobiernos) con pasos previsibles: oferta del gobierno, rechazo, nueva oferta, rechazo y paro, nueva oferta y así hasta el arreglo final. Arreglo que no es solución", asegura a LA NACION Claudia Romero, doctora en Educación y directora del Área de Educación de la Universidad Di Tella.
Entre las razones por las que el conflicto se repite todos los años, destacan principalmente la pérdida de poder adquisitivo de los salarios. "La inflación obliga a renegociar los salarios en una discusión dominada por el corto plazo. Se trata de una negociación de mucho peso político y económico. Los aumentos salariales docentes definen implícitamente la pauta de aumento salarial del empleo público. Cada punto que se negocia impacta directamente en las cuentas provinciales y esto convierte al salario docente en el núcleo de una puja política que excede al sector educativo", afirmó a este diario Alejandra Cardini, directora del Programa de Educación de Cippec.
Sin embargo, algunos expertos señalan que el problema salarial se debe a la excesiva cantidad de cargos: "Hay una cuestión estructural. La Argentina tiene mucha cantidad de maestros, pero con salarios muy bajos. Hay que buscar alguna forma más estática y clara para calcular los aumentos salariales, sobre la base de la inflación o de un promedio de los salarios en blanco", indicó el especialista en educación Gustavo Iaies.
El director del CEA (Centro de Estudios de Educación Argentina), Alieto Guadagni, se expresó en la misma línea: "El aumento del gasto en educación se orientó a aumentar la cantidad de cargos y no a aumentar los salarios", afirmó.
Pero los especialistas también dan lugar al optimismo. Creen que el conflicto podría cerrarse si se lograra superar la órbita coyuntural de los reclamos salariales.
"Los gremios tienen que pensar una cuestión más estructural y menos coyuntural, que vaya más allá del reclamo salarial. Debería tratarse el tema en el Poder Legislativo, o armando una comisión con figuras de ambos lados que trabajen en la negociación", explicó Iaies.
"La discusión vinculada a los salarios no debería darse días antes de comenzar las clases, sino en el mes de septiembre cuando se discute el presupuesto. Es en ese momento cuando se hacen las cuentas. La segunda discusión, las condiciones y carrera docente, debe ser un diálogo extendido en el tiempo y además involucrar no solo a los gremios y gobiernos, sino a otros actores, como la academia y la sociedad civil en su conjunto. Lo deseable es que esta discusión se dé en el Congreso y culmine con una ley que revalorice y regule el trabajo docente", completó Romero.
Pero, también, advierten que trascender la coyuntura es un proceso difícil. "El salario docente perdió cerca del 14% de su poder adquisitivo entre 2016 y 2018. Esto vuelve necesaria una recuperación, que permita abrir la puerta a una conversación de largo plazo, muy difícil en el actual contexto", observó Cardini.
"Requiere un acuerdo político hacia el futuro, tanto en el orden nacional como en las provincias", concluyó Guadagni.
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