Ponen la lupa sobre el grupo agropecuario Olio por no liquidar exportaciones por 450 millones dólares
Parado en el centro del escenario en Oro Verde, Entre Ríos, Alejandro Fantino usó en agosto de 2019 una cita de Louis Pasteur para trazar el perfil de Ariel Olio, titular del grupo empresario: "La casualidad solo favorece a los espíritus preparados".
Un rubro despojado de casualidades son los agronegocios, en los que sí aparecen "oportunidades". En ese momento el grupo empresario, capitaneado por Olio, había adquirido la mitad accionaria del frigorífico entrerriano y su avance era vertiginoso. Tras la caída en default de Vicentin, este grupo comenzó a operar a fasón en mayo pasado las dos plantas de esa empresa en San Lorenzo y Ricardone, al norte de Rosario.
Ese ímpetu se desmoronó, luego de que el Banco Central pusiera la lupa sobre la empresa en noviembre pasado y el Ministerio de Agricultura suspendiera el 3 de diciembre a Díaz y Forti, empresa del grupo, del Registro Único de la Cadena Agroalimentaria (RUCA). Esa medida impide a la firma exportar granos y a Vicentin cobrar el alquiler de sus instalaciones para pagar los sueldos de sus 1200 empleados, según señalan desde la compañía.
El BCRA reclama que Díaz y Forti no liquidó divisas de las exportaciones, por un monto de 450 millones de dólares. Desde la empresa advierten que no rindieron 200 millones de dólares. Más allá de esa diferencia, que es sustancial, la suspensión del registro de exportadores derivó –según advirtieron a LA NACION desde la empresa- en que Díaz y Forti se presentara el 10 de febrero pasado en convocatoria de acreedores en el juzgado civil y comercial N° 7 a cargo de Marcelo Quiroga. La firma pretende incluir en el concurso los dólares que no liquidó nunca. El juez aún no definió si abrirá o no el concurso.
Deuda en el extranjero
Es la única razón por la que la empresa se convocó. Porque la deuda de Díaz y Forti no es significativa en Argentina. Según fuentes de la compañía, el listado de acreedores es de 40 en concepto de servicios y liquidaciones finales por 30.000 pesos. El volumen de deuda es diferente en el exterior donde enfrentan deudas por entre 20 y 30 millones de dólares.
Lo que llama la atención de los operadores del mercado –según pudo saber este diario- es por qué el Banco Central tardó tanto tiempo en advertir la falta de liquidación de divisas. La empresa tenía un plazo, según la normativa, de 15 días para rendir el ingreso de dólares. "El BCRA monitorea minuto a minuto el ingreso de divisas", señaló una alta fuente de una empresa agroexportadora.
Díaz y Forti empezó a exportar desde la planta de Vicentin en mayo pasado. Ese mes vendió 11.592.278 dólares, una cifra que subió a lo largo de este último tiempo ya que en julio llegó a facturar 455.296.413 dólares.
La agroexportadora de Avellaneda, norte de Santa Fe, se convocó el 10 de febrero pasado, tras caer en default el 4 de diciembre de 2019, con una deuda de 99.000 millones de pesos. Para generar un ingreso para poder pagar a los empleados empezaron a hacer acuerdos de fasón. Uno de los contratos se firmó con Díaz y Forti por 300.000 toneladas de soja y maíz por mes. Fuentes del concurso de acreedores señalan que Vicentín podría seguir pagando los sueldos.
Ariel Olio es el frontman de un holding de empresas que en medio de la recesión empezó a ganar terreno con inversiones millonarias en el sector frigorífico y portuario -maneja la concesión del puerto de Barranqueras, en Chaco-, y tras la caída de Vicentin comenzó a operar en mayo pasado a fasón –una especie de alquiler- las terminales de San Lorenzo y Ricardone, que poseen 1200 empleados.
Esa maniobra agitó miradas con recelo en el sector agroexportador sobre cómo este grupo –que tuvo un rápido crecimiento- se quedó con el cupo de exportación de la empresa que había entrado en convocatoria de acreedores. En diálogo con LA NACION, Olio había advertido a mediados del año pasado que sus intenciones eran quedarse con Vicentin.
Vicentin, fuera del plan
Pero las ambiciones abiertas del grupo empresario de quedarse con Vicentin se desmoronaron en un abrir y cerrar de ojos esta semana. El 3 de diciembre el Ministerio de Agricultura suspendió del Registro Único de la Cadena Agroalimentaria (RUCA) a Díaz y Forti, una decisión que ya había tomado y levantado el 24 de noviembre pasado. Ninguna firma puede operar en el mercado sin estar en ese registro.
Fue el final de una serie de disposiciones el Banco Central de la República Argentina (BCRA) puso la lupa sobre el grupo Olio. También la entidad pidió a la Dirección General de Aduanas que no de curso a los pedidos de embarque y despacho de granos de Díaz y Forti. Un día antes el BCRA emitió la resolución Nº C88678 que suspendió a la empresa para realizar operaciones de cambio para "egresos" del país de divisas.
Según una comunicación del BCRA, al que tuvo acceso LA NACION, "las operaciones vencidas al 30 de noviembre registran un saldo pendiente de regularizar de 450.341.892 dólares". Este monto representa –de acuerdo al Central- un "incumplimiento en la liquidación de divisas" del 97,8 por ciento de las operaciones de exportación.
Es decir, el grupo Olio no habría liquidado hasta el 30 de noviembre casi ninguna de las exportaciones que hizo operando la planta de Vicentin. ¿Cuál es la sospecha? Que habrían operado con lo que debían liquidar en la compra de contado con liqui, interpretan agentes del mercado, que habría generado una diferencia a favor de la firma que podría superar los 30 mil millones de pesos.
La empresa lo niega, aunque admite que está en mora en la liquidación de divisas por un monto que sería la mitad de lo calculado por el BCRA. Fernando Jurado, CEO del grupo Olio, aseguró –en diálogo con LA NACION- que "lo que busca el gobierno es sacar el tubo de oxigeno que mantiene la planta de Vicentin". Qué pasará con la planta de la agroexportadora ahora intervenida es un misterio. Y la otra pregunta que se hacen muchos operadores de peso del mercado es cómo pudo el grupo Olio estar tanto tiempo sin liquidar divisas sin ser detectado.
Barreras a Grupo Olio
La decisión de suspender las exportaciones del grupo Olio se conoció unas horas antes de que el juez Civil y Comercial de Reconquista, Fabián Lorenzini, interviniera Vicentin durante 90 días, según la resolución de 56 páginas que el magistrado venía analizando desde hace varios días.
Nadie entiende entre los competidores del grupo Olio dónde está el negocio, porque trabajan a fasón –pagan un canon por tonelada para operar la planta de Vicentin-, compran a precios elevados y venden barato. "Nadie puede resistir mucho tiempo operando de esa manera", afirmó una fuente del sector.
En noviembre pasado, según anunció Jurado, abrieron una oficina en Miami con la perspectiva futura de poder operar en la bolsa de Nueva York en 2022. Hasta el desembarco para operar en las dos plantas de Vicentin el grupo empresario había invertido en el sector de carnes. El holding agrupa las empresas Los Reartes, Díaz y Forti y los frigoríficos, y la familia Olio tiene pie en varias compañías del sector financiero, como RJ y GL Daminato y la Asociación Mutual18 de julio, que es una de las que financia las exportaciones del grupo.
En diciembre de 2018 la empresa Euro SA, uno de los socios del grupo, adquirió el 70,23 % del frigorífico Carnes del Interior, ubicado en la ruta 12, en Aldea María Luisa, Entre Ríos, que manejaba Tierra Greda Alimentos, firma del ex legislador radical Atilio Benedetti. Esa compañía, según un informe de auditoría, tenía un pasivo de más de 88 millones de pesos.
Euro SA es una empresa que nació el 17 de setiembre de 1999, en Villa Gobernador Gálvez, y que su actividad en sus inicios era el procesamiento de tripas naturales para embutidos y alimentos deshidratados para mascotas.
El 34 por ciento de su producción estaba destinado al mercado interno, y el fuerte era la exportación de productos que se usan para insumos médicos, como la bilis y la heparina, que son derivados naturales de las tripas.
Esta firma familiar, cuyo presidente es Luis Alberto Lequio, que tiene el 95,3 por ciento del capital accionario -el resto está en manos de Federico-, se asoció en 2018 al Grupo Olio para expandirse en su ramo al entrar en la compra del frigorífico Alberdi, en Oro Verde, Entre Ríos. El traspaso se produjo el 15 de mayo de ese año. El presidente de esta empresa es actualmente, según el boletín oficial de Entre Ríos, Leonardo Lequio.
Al final de su mandato, en octubre de 2019 Mauricio Macri estuvo en Oro Verde, donde participó del anuncio de la ampliación de la planta donde trabajan más de 300 operarios, donde -según se informó oficialmente- el grupo había invertido 2,5 millones de dólares.
Ese frigorífico estaba habilitado para exportar carne a Rusia, pero los nuevos compradores consiguieron en los últimos meses que el mercado externo se ampliara para ellos, al lograr que lo habiliten para vender carne con hueso a China y a Estados Unidos.
El desembarco del Grupo Olio en Vicentin le dio otro perfil a este holding que tiene sus oficinas en Puerto Norte, en la ribera del río Paraná, en el mismo edificio donde posee su sede la cerealera -que surgió hace 90 años en Avellaneda.
El grupo Olio, aliado a la corredora Díaz & Forti y Los Reartes, se manejó desde hace 30 años con exportaciones no tradicionales a sitios que dejaban libres en el mapa del mercado los grandes jugadores, como Cargill, Dreyfus, Cofco, entre otros, explicó analista de mercado rosarino. Fue un jugador marginal del negocio.
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