Polémicos cambios en la AFIP para investigar el caso de Gotti
Hay un nuevo equipo para seguir a la empresa vinculada con el kirchnerista Lázaro Báez
Uno de los expedientes más sensibles para los amigos del poder político patagónico llegó a Buenos Aires. Se trata del caso Gotti, es decir, la constructora cercana al empresario kirchnerista Lázaro Báez, que es investigada por evadir docenas –si no cientos– de millones de pesos, y es el centro de sospechas sobre facturas truchas y sobreprecios en sus obras.
Gotti SA es investigada por la Justicia, pero también por la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). En ese organismo, primero se designó a la Dirección Regional de Comodoro Rivadavia pero, desde hace unas semanas, la investigación quedó dentro de la órbita de la Región Sur Metropolitana, donde se conformó un equipo nuevo, según reconstruyó La Nacion.
El director de esa región es Andrés Vásquez, un experimentado y polémico funcionario de la AFIP con 19 años de servicio, una foja de primer nivel y, también, por lo menos dos períodos en los que fue apartado de sus funciones en medio de las sospechas, hasta que lo reactivó el nuevo zar de los impuestos argentinos, Ricardo Echegaray.
Vásquez quedó ahora a cargo del caso Gotti, desde que la constructora que en los papeles pertenece a Sergio Gotti modificó su domicilio fiscal. Logró así quitarse de encima al equipo de Comodoro Rivadavia, al que acusó de ocultarle información y participar en una "maniobra" para perjudicarla con "mentiras", en una solicitada que publicó en Río Gallegos, en noviembre último.
Ex referente del área de Inteligencia Fiscal de la "Casa", como se refieren a la AFIP sus empleados, Vásquez comenzó a transitar su último período de turbulencia en febrero de 2007, cuando una supervisora del equipo de Operaciones Financieras del Departamento de Investigación del área de Grandes Contribuyentes nacionales, Haydée Boyadjian, reportó su extraña presencia y peculiar comportamiento en el Casino flotante de Buenos Aires.
El 8 de febrero, Boyadjian y la inspectora Verónica Castiello ingresaron en el Casino para pedir documentos. Pero allí se encontraron con Vásquez, viejo conocido de la primera. Daba toda la impresión de jugar de local. Las acompañó por las oficinas, pidió datos, esperó que las atendieran y las acompañó hasta la salida.
Tan extraño les resultó a las funcionarias de la AFIP que "se interesara de la actuación" que elevaron una nota a su superiora, Luz Rey, y se abrió un proceso interno.
Vázquez explicó que estaba allí para almorzar con el apoderado del Casino, Santiago Blanco Bermúdez, y que las acompañó como corresponde a todo caballero ante la presencia de "dos damas", más allá de que en su escrito del 8 de mayo de aquel año también dejó claro su fastidio.
Ofreció informarles a los auditores los nombres de todos los amigos a los que solía ver durante el horario de su almuerzo, incluido el gerente del supermercado Jumbo de Palermo, donde hacía sus compras (de lo que se informa por separado).
Recuperar poder
A Abad, sin embargo, no le resultó tan graciosa su ironía. Así que Vázquez sólo recuperó poder en febrero último, tras el arribo de Echegaray, quien en los meses que lleva de gestión cambió de destino a más de 300 jefes y dispuso más de 1200 rotaciones de servicios.
Ya al frente de la Región Sur Metropolitana, Vásquez también reasignó tareas. Entre los muchos funcionarios que rotaron de silla, despacho o ciudad figura toda la línea jerárquica que debe investigar a Gotti: inspector, supervisor y jefe de división, Raúl Bonacorsi, quien era supervisor en otra área hasta su designación. Así se desplazó a Mario Hirsch, un contador con más de 35 años dentro de la AFIP.
El nuevo escalafón va más allá. Porque la decisión que tomen estos tres funcionarios pasará luego por los flamantes jefes de Revisión y Recursos, Diego Barovero, y de Jurídica, Juan Ignacio Waissman. Sus funciones son clave: Barovero será quien defina el monto de la supuesta deuda, en un rol similar al de un juez administrativo; Waissman, quien concluirá si para la AFIP hubo dolo o culpa y, por lo tanto, si el caso se encuadra como infracción administrativa o una cuestión penal.
A todos ellos –inspector, supervisor, jefe de división, Barovero y Waismann–, se suman Vásquez y el nuevo subdirector de Auditoría, Pedro Montes, que también llegó a ese puesto con Echegaray, a principios de año.
Entre todos ellos podría decidirse, en suma, el monto de la evasión tributaria que Gotti cometió, en parte, con las facturas truchas detectadas años atrás por la AFIP y la Justicia. Los más conservadores cifran ese rojo en docenas de millones de pesos; los más arriesgados la elevan a $ 400 millones.
Lo notable es que Gotti y Skanska comparten "tres empresas fantasma", según las definió el juez federal Octavio Aráoz de Lamadrid. Son Berniers, La Nueva Argentina y Wikan Obras y Servicios.
Y como Skanska, la constructora cercana al poder evalúa por estas horas acogerse a la moratoria, aunque busca como cualquier otro deudor que el monto por pagar sea el más bajo posible. Así, podría presentarse y pagar, con lo que extinguiría la acción penal.
Claves de la investigación
- Doble pesquisa . Gotti SA es investigada por la Justicia, pero también por la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), que reasignó equipos para la investigación contable.
- La cara en la AFIP . En la AFIP, la investigación está a cargo de Andrés Vásquez, un funcionario que fue apartado de sus funciones en medio de sospechas. Hasta que lo reactivó el nuevo director, Ricardo Echegaray (foto).
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