Polémico comienzo del juicio contra la exsecretaria de Medio Ambiente del kirchnerismo Romina Picolotti
Romina Picolotti, secretaria de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable entre julio de 2006 y diciembre de 2008, se defendió ante la Justicia en el comienzo del juicio que se le sigue por usar dineros públicos para gastos personales. Picolotti se mostró indignada y rechazó por falsas las acusaciones en su contra. Dijo, por caso, que se la acusa de comer bifes de chorizos pagados por el Estado, cuando ella es vegetariana.
"Niego rotunda y categóricamente la acusación en mi contra. No realicé ni autoricé los gastos relatados en la acusación", dijo la funcionaria en el comienzo del juicio que le siguen por Zoom los jueces Sabrina Namer, Rodrigo Giménez Uriburu y Guillermo Costabel. La exfuncionaria fue autorizada a participar del juicio en su contra desde Estados Unidos, donde trabaja en una organización que promueve el desarrollo sustentable.
Picolotti se mostró indignada con la acusación. Dijo que se trata de una acusación absurda que vinculó con sus inspecciones a Shell, Papel Prensa o las empresas de la cueca del Riachuelo. En ese sentido, en su indagatoria en la primera audiencia del juicio, acusó el juez federal de Quilmes, Luis Armella, de haberle propuesto "actos corruptos y delirantes".
Picolotti es juzgada acusada de usar fondos públicos para pagar pasajes o vuelos de familiares y de usar ese dinero para sus gastos particulares. Por ejemplo, diarios, golosinas o bebidas alcohólicas.
La abogada y especialista en temas ambientales, que en la función pública tuvo como padrino político al entonces jefe de gabinete Alberto Fernández, negó también estas acusaciones al afirmar que ella tampoco bebe alcohol. Relató que en su cargo sufrió amenazas por las acciones que llevó a cabo desde su secretaría y recordó cómo fue convocada para sumarse al gobierno kirchnerista por su rol en las protestas contra la instalación de una papelera en Fray Bentos.
Se dijo víctima de "la manipulación de un poder legítimo del Estado". Entendió que estaba acusada de estos cargos "por osar terminar con el saqueo de los recursos naturales de la Argentina", a lo que agregó: "Por no ceder ante los ataques del juez federal del Riachuelo [en relación a Armella] que en una reunión me dijo que le gustaba mi secretaria y que tenía amigos que podían beneficiarse con el Riachuelo".
"Ya es tiempo de dictar la absolución", le reclamó al tribunal y se negó a contestar preguntas en su indagatoria inicial. La próxima audiencia fue convocada para el 3 de marzo, cuando empezarán a declarar los testigos.
Quién es. Romina Picolotti es abogada de la Universidad de Córdoba e hizo un máster en Derecho Internacional en la American University. Trabajó en la ONU y en la OEA en el área de derechos humanos. En 1999 fundó en Córdoba, junto con su marido, el Centro de Estudios de Derechos Humanos y Ambiente. Desde esa organización se vinculó con los ambientalistas de Gualeguaychú, a quienes representó. Por su compromiso en el tema recibió el premio Sophie, en Oslo, Noruega. Poco después, el presidente Néstor Kirchner la puso al frente de la vapuleada Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable.
Picolotti entró en declive en 2008 tras impulsar en el Congreso la ley de protección de glaciares, que prohibía la explotación minera en zonas cercanas a los glaciares y en todas las provincias cordilleranas. Votada por unanimidad en noviembre de ese año, la norma fue objeto del primer veto total de Cristina Kirchner, quien consideró "excesivo" prohibir la actividad minera y petrolera cerca en los glaciares. (La ley volvió a ser aprobada por el Congreso en septiembre de 2010).
La jueza María Servini la procesó en 2014 por "administración fraudulenta" e hizo un compendio de gastos irregulares. "Dos comprobantes son el fiel reflejo de que cualquier gasto era solventado a través de la caja chica", observó. Uno es la compra de productos de belleza que tiene escrito, en lápiz, "regalo Flor y Sofi cumpleaños"; el segundo es de una comida en Hooters.
Según consignó Servini, Picolotti solventó viajes de su familia en avión, de Córdoba a Buenos Aires, a costa de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable y bajo el rubro "desarraigo".
La jueza también detalló gastos en "platos de quesos y fiambres, gin tonic, Bellini, copa de vino y gaseosa", "una piedra aromatizada", "pañuelos descartables y analgésicos; pilas Duracell y una barra de cereal; sal, Tafirol, papel higiénico e Ibupirac".
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