Pobreza: los curas villeros reclaman atender con urgencia el problema de la vivienda
Advierten sobre el crecimiento de la brecha social y la desconexión de la dirigencia política al cumplirse 91 años del nacimiento del padre Carlos Mugica
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El Equipo de Sacerdotes de Villas y Barrios Populares de la Ciudad y la provincia de Buenos Aires advirtió sobre el crecimiento de la brecha social y reclamó soluciones a “los dramas irresueltos de la vivienda y el trabajo”.
En un pronunciamiento dado a conocer hoy, al cumplirse 91 años del nacimiento del padre Carlos Mugica, los curas villeros llamaron a atender con urgencia el problema del acceso a la vivienda y pidieron que “el diálogo y la discusión de las propuestas de campaña” apunten a “proveer lo conducente al desarrollo humano, al progreso económico con justicia social”, como reza el inciso 19 del artículo 75 de la Constitución.
“La desconexión de algunas dirigencias políticas con el dolor del pueblo resulta pasmosa”, señalaron los sacerdotes, que mantienen estrecha sintonía con el papa Francisco.
En ese sentido, citan en la declaración al pontífice argentino y afirman que “la realidad -también política, económica y social- no se comprende mirando desde el centro, sino desde la periferia, y la agenda que necesita nuestra patria debe ser para todas y todos, empezando por los últimos”.
Y, luego de recordar las escenas dolorosas de una niña llorando en un reciente desalojo en la Villa 31, de Retiro, señalan que “la Argentina está herida en la justicia” y que “los gobiernos son crueles cuando no escuchan la necesidad, y solo defienden los helados intereses del poder”.
Firman la declaración más de 40 sacerdotes que realizan su trabajo social en las villas y barrios populares. Entre ellos, el obispo Gustavo Carrara, vicario para la Pastoral en Villas de la Ciudad de Buenos Aires y los padres José María Di Paola, Guillermo Torre, Juan Isasmendi, Lorenzo de Vedia, Hernán Cruz Martín, Nicolás Angellotti. Carlos Olivero y Gastón Colombres, entre muchos otros.
Alineados con Francisco, quien como arzobispo de Buenos Aires alentó y acompañó el trabajo de los sacerdotes en los asentamientos, los curas villeros mantienen también cercanía con el presidente del Episcopado, Oscar Ojea.
En referencia al crecimiento de la brecha social, los sacerdotes entienden que “las agendas prioritarias que llevan adelante la economía liberal o el progresismo cultural, no le hacen justicia al deseo de vivir bien que tienen los más pobres y pequeños de nuestro país.
“Dramas irresueltos”
“Los dramas irresueltos de la vivienda y el trabajo representan hoy un grito estremecedor y creciente. Cada día los alquileres tienen requisitos inalcanzables para más gente”, advierten.
Y apuntan que “comprar un terreno o una vivienda representa una empresa absolutamente desproporcionada para el sueldo promedio de un obrero, y estamos hablando de alguien que tiene un trabajo formal, pero se cuentan de a millones las argentinas y argentinos que no lo tienen”.
Declaran también que “nuestro país ha entrado hace décadas en una espiral de empobrecimiento cada vez mayor, al tiempo que es cada vez mayor la concentración de la riqueza y la desigualdad social. La brecha con los últimos crece”
Y añaden: “El sufrimiento del pueblo es demasiado real y extendido para que no tenga casi lugar en la agenda política y en los debates de la campaña legislativa”.
El legado de Mugica
Los curas de las villas reivindican la memoria del padre Mugica, asesinado a balazos a la salida de una misa en mayo de 1974 y describen su trayectoria y su legado pastoral. “Hijo de una familia adinerada, durante sus primeros años de sacerdote realizó una verdadera conversión al descubrir el sufrimiento, las opciones y el pensamiento de sus hermanos más pobres en los alrededores de la parroquia Santa Rosa de Lima y posteriormente en la villa 31″, resumen los curas de los barrios de emergencia.
“Fue esa proximidad física expresada en el encuentro cotidiano con los más pobres lo que le permitió comprender su lucha por la vida, su sentir, sus alegrías, su dolor. Ese encuentro real transformó sus opciones, lo llevó a dar la vida y quedó de manifiesto en el testimonio de su martirio”, prosiguen.
“Si la gente vive en una villa, o en un asentamiento no es porque le guste vivir hacinada o inundarse de cloaca o pozo ciego, sino porque el drama que atraviesa tal vez ya no le de ja otra opción”, concluyen.
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