A 20 años del asesinato de Kosteki y Santillán, piqueteros temen el regreso de la represión a las protestas
Tanto dirigentes de izquierda como oficialistas alertan que discursos como el de la vicepresidenta “estigmatizan” y llevan a “criminalizar” los reclamos
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Los aniversarios redondos motivan siempre balances y reflexiones. Más, cuando el presente se tiñe del pasado que se pretende conmemorar. A 20 años del asesinato de los militantes piqueteros Maximiliano Kosteki y Darío Santillán a manos de la policía, las organizaciones sociales no solo continúan siendo un actor central de la vida pública, con un poder que se vio acrecentado al calor de la asistencia del Estado. También advierten el regreso de un discurso “estigmatizante”, que busca “incriminarlos”.
No fueron inocuas las críticas de Cristina Kirchner a las agrupaciones territoriales, cuyos dirigentes no tardaron en calificar como una “maniobra política” su pedido de que el Estado, a través de gobernadores e intendentes, asuma el control de la política social y deje de “tercerizarla” en las organizaciones sociales.
Las palabras de la líder del kirchnerismo pusieron en alerta tanto a las organizaciones oficialistas como a las de izquierda. En diálogo con LA NACION, desde ambos sectores advierten acerca de las consecuencias que puede traer aparejado un discurso “estigmatizante” como el pronunciado por Cristina Kirchner la semana pasada. Una semejanza histórica “desafortunada”, que –afirman– contribuiría a alimentar “el clima” previo a la represión en Puente Pueyrredón que pasó a la historia como la Masacre de Avellaneda.
“Es todo parte de una campaña que busca criminalizar la protesta social”, denuncia el referente del Polo Obrero, Eduardo Belliboni, una de las caras visibles de las recurrentes marchas al Ministerio de Desarrollo Social. El dirigente sostiene que Cristina Kirchner “volvió a sus orígenes” y denuncia: “Ella fue parte de aquella unidad nacional que, encabezada por el expresidente Eduardo Duhalde, decidió aleccionar al movimiento piquetero que siguió luchando en la calle después del Argentinazo”.
“El problema no es solo con el Movimiento Evita, sino con las organizaciones populares en su conjunto”, agrega el líder piquetero, para quien el “ataque” de la exmandataria contra las agrupaciones tampoco es casual: “Los que hoy estigmatizan al movimiento piquetero, los que nos acusan de chorros y nos amenazan con la cárcel, son los mismo que decidieron hace 20 años declararnos la guerra”.
Belliboni pone de ejemplo lo ocurrido la semana pasada en Puente La Noria, Lomas de Zamora, donde una protesta docente por inseguridad derivó en una violenta intervención policial, con detenidos y heridos.
Quien también dibuja una línea de continuidad entre el contexto de hace dos décadas y el actual es el dirigente del Movimiento Evita, Gildo Onorato. Ante la consulta de este diario, el referente de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) se muestra dolido por los dichos de Cristina Kirchner y advierte: “Recae en los mismos lugares que se plantearon previos a la represión en Puente Pueyrredón”.
“Nosotros vimos en sus palabras un parangón con lo que fue el clima previo a aquel momento, cuando la dirigencia política reproducía acusaciones fuera de la realidad y con pocos fundamentos”, apunta Onorato, y postula que si algo no cambió de aquel tiempo a esta parte es que “los prejuicios de la sociedad caen siempre sobre los más débiles”.
Para el dirigente de la organización comandada por Emilio Pérsico, ese dato de la realidad se reflejaría en que “todos los sectores de la política tienen temor a que los pobres se organicen y construyan poder político”. Y desafía al afirmar: “Cuando los movimientos populares nos manifestamos, lo que se ve reflejado en el espejo de quienes han gobernado es el fracaso de sus política sociales”.
“Somos nosotros los que estamos dando una demostración de civilidad en esta realidad, los que tratamos de construir puentes y caminos de diálogo”, indica Onorato, al tiempo que exige que se les reconozca su rol en tanto garantes de la “estabilidad institucional” del país. “La dirigencia política piensa que la gobernabilidad es estar sentado en las oficinas del gobierno, cuando gobernabilidad se construye todos los días en el territorio”, sentencia.
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