Tensiones por la Comisión Bicameral de Inteligencia: denuncias, apuros y traiciones que dejaron al oficialismo ante un dilema
El presidente de la Cámara baja apura la conformación de este cuerpo ante el envío inminente de un proyecto para reformar la AFI; la bancada HCF reclama un lugar y advierte que podría llevar la demanda al recinto
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La plana mayor de los diputados de Hacemos Coalición Federal, encabezada por Miguel Pichetto, se retiró anoche del despacho del presidente del cuerpo, Martín Menem, mascullando bronca. El riojano, sin aviso previo, había dejado afuera a Emilio Monzó, un hombre de su bancada, quien iba a representar a un conglomerado de 31 legisladores en la estratégica Comisión Bicameral de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia. Menem había decidido colocar en su lugar a un representante libertario -el diputado César Treffinger- con el objetivo de asegurar el control de ese cuerpo estratégico, que la semana pasada empezó a recibir denuncias sobre la actuación de las fuerzas de seguridad a cargo de la ministra del área, Patricia Bullrich.
Hace siete meses que está pendiente la conformación definitiva de esta comisión bicameral, uno de los cuerpos de control más importantes que tiene el Congreso. Está integrada por 14 miembros, siete por cada cámara. El lunes último, previo al feriado del 9 de julio, llegó desde la Casa Rosada un pedido urgente a los presidentes de ambas cámaras, Menem y Victoria Villarruel, para que la comisión se constituyese cuanto antes con los ocho miembros que habían sido designados por La Libertad Avanza, Pro y el radicalismo. Unión por la Patria aún no había nombrado a sus seis representantes, por lo que el oficialismo quiso aprovechar este retardo para apurar el nombramiento de las autoridades, con un representante de Pro como presidente.
El objetivo del oficialismo era claro: tomar las riendas de la comisión y evitar que se active la investigación sobre presuntos interrogatorios ilegales por parte de las fuerzas de seguridad federales a los detenidos por las protestas que tuvieron lugar frente al Congreso por la Ley Bases. Dos mujeres se presentaron ante la comisión bicameral la semana pasada y dieron cuenta, con su testimonio, de estos apremios: ambas relataron que fueron sometidas de manera sistemática a interrogatorios sobre sus filiaciones político partidarias, lo cual está prohibido por la ley de inteligencia.
El diputado kirchnerista Leopoldo Moreau, quien ejerce todavía la presidencia de la comisión bicameral ante el retraso de Menem y Villarruel en constituirla, recibió a ambas mujeres y declaró admisibles sus denuncias tras receptar también las actuaciones correspondientes del juzgado federal de Lomas de Zamora, donde se instruye la causa, interinamente a cargo del juez Ernesto Kreplak.
Ee inmediato Moreau se comunicó con Cristian Ritondo (Pro), Daniel Kroneberger (UCR) y Oscar Parrilli (UxP), las otras tres autoridades de la comisión, para ponerlos en autos de la situación. Asimismo les transmitió que le pidió a la jueza federal María Servini, que instruye la causa sobre las denuncias sobre espionaje ilegal presuntamente cometidas durante la breve gestión del exjefe de Gabinete Nicolás Posse, a cuyo cargo tuvo la Agencia Federal de Inteligencia (AFI).
Los movimientos de Moreau desataron la inmediata reacción de los libertarios; de allí el apuro por constituir de apuro la comisión con apenas ocho miembros, sin Unión por la Patria ni Hacemos Coalición Federal, pese a que Menem se había comprometido a darles a estos últimos un lugar. Villarruel y Menem decidieron convocarla para el miércoles pasado a las 13. Ante el escándalo previsible que iba a desatarse, desde la UCR y Pro pegaron el grito en el cielo y advirtieron que no serían parte de la maniobra que, como era previsible, se filtró a los oídos del kirchnerismo en las últimas horas del martes.
De inmediato, el jefe del bloque kirchnerista en el Senado, José Mayans, envió una nota al secretario parlamentario del Senado y lo conminó a que se dé de baja la convocatoria porque, de lo contrario, sería denunciado penalmente. Finalmente la jugada del oficialismo no se consumó.
El oficialismo no solo fracasó en conformar de urgencia la comisión bicameral; en el camino sembró un conflicto con Hacemos Coalición Federal que, con otros tres bloques, había reunido 31 integrantes para reclamar un lugar en ese cuerpo. Confiaban en que Menem retribuyera su apoyo a la Ley Bases y al paquete fiscal con la designación de Monzó en ese cuerpo, tal como se había conversado. Pero Menem adujo que, por el sistema D’Hont –el método elegido para repartir los lugares en las comisiones-, Monzó quedaría afuera.
El argumento estuvo lejos de convencer a Pichetto, Monzó, Nicolás Massot y Oscar Agost Carreño quienes, al caer la tarde, se presentaron en el despacho del riojano. “Representamos tres bloques con 30 diputados y nos dejan afuera; no hay un criterio para la integración de las comisiones, todo es arbitrario. Si Menem no revisa esta situación, no descartamos ir al recinto y plantear que sea el pleno, y no el presidente del cuerpo, el que defina cómo deben integrarse las comisiones”, advirtió uno de ellos, visiblemente indignado.
Ninguno de los cuatro diputados que ayer estuvieron con Menem estaban enterados de la fallida maniobra del oficialismo para integrar la comisión. Supieron de ella en las últimas horas. No entendían por qué Menem se negaba a darles un lugar con el argumento -a su juicio poco convicente- de que el sistema D’Hont los dejaba afuera.
“Él se había comprometido a darnos un lugar, ése era el acuerdo político. Tenemos la representación de cuatro bloques: Nicolás (Massot) presentó la nota correspondiente. Por eso nos sorprendió el cambio de actitud de Menem. Ahora entendemos todo: quieren controlar la principal comisión de control que tiene el Congreso”, deslizan.
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