Pese a las medidas, continuó la tensión política y financiera
A pesar de las medidas anunciadas por el Gobierno para calmar la inestabilidad financiera, los mercados se mantuvieron ayer en el estado de turbulencia que arrastran desde las PASO del 11 de agosto. El dólar cerró con una leve alza a pesar de que el Banco Central volvió a intervenir, y el riesgo país se elevó por sobre los 2200 puntos, en clara señal de que el anuncio de postergación de vencimientos de deuda que hizo el Gobierno anteayer no logró serenar al mundo financiero.
A eso se sumó ayer un nuevo contrapunto verbal entre Mauricio Macri y su principal rival electoral, Alberto Fernández. Mientras el Presidente habló de que hay responsabilidades compartidas con la oposición para transitar sin sobresaltos los 59 días que restan hasta las elecciones, el candidato peronista le retrucó con una ironía: "Debe estar contando los días" que le faltan para llegar al final de su mandato. En este clima de tensión se espera que en las próximas horas el Gobierno envíe al Congreso el proyecto para reprogramar vencimientos.
La Casa Rosada trabaja en un esquema de emergencia: la estrategia es ir día a día. Pese a los magros resultados, desde el Palacio de Hacienda consideraron que ayer no fue una mala jornada. "La evaluación fue que el anuncio fue bueno y esperado", describió uno de los asesores del ministro de Hacienda, Hernán Lacunza.
En el Gobierno avanzan en dos planos para enfrentar la inestabilidad: apostar al poder de fuego del Banco Central y moderar el discurso hacia la oposición, principalmente con el candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández. "Lo que pasó dejó una enseñanza, tenemos que evitar los encontronazos", señaló un hombre cercano Lacunza y al ministro del Interior, Rogelio Frigerio.
Después del fin de la tregua entre Mauricio Macri y Alberto Fernández -con acusaciones cruzadas, el frágil acuerdo se quebró el último lunes-, se mantienen otros canales de diálogo, aseguraron fuentes oficiales. Los interlocutores son Eduardo "Wado" de Pedro, Santiago Cafiero, Sergio Massa, Guillermo Nielsen y Martín Redrado, entre otros.
El primero en enviar un mensaje fue Macri. "Tenemos 59 días hasta las elecciones, y que transcurran de la mejor manera es mi responsabilidad como presidente, pero nunca depende solo de un gobierno. Es necesario encontrar acuerdos entre todos", dijo el jefe del Estado. El Presidente, que ayer estuvo en contacto permanente con Lacunza y el titular del Banco Central, Guido Sandleris, tachó un día más en el calendario rumbo al 27 de octubre.
Las tempranas alarmas que sonaron apenas abrieron los mercados se fueron apagando con el paso de las horas. A los pocos minutos de la apertura, el dólar subió dos pesos en el Banco Nación, tocó los 62 pesos (un incremento del 2%), pero cerca del mediodía cayó por debajo de la cotización de ayer. Pero la alegría le duró poco al Gobierno: más tarde volvió a escalar. Finalmente, en su versión minorista, según el promedio que elabora el Banco Central, la divisa cerró a $60,30: 17 centavos por arriba del último cierre.
Lo que ayer volvió a quedar en claro es que de 10 a 15, de lunes a viernes, el Gobierno entra en un estado nervioso. Entre las buenas noticias, cerca de Lacunza resaltaron que el Banco Central recién salió a vender dólares a las 13.45. La primera subasta fue de US$83 millones y la segunda, de US$106 millones. El dato negativo fue que el organismo que lidera Sandleris subió una vez más la tasa de referencia, a 78,2%. Mientras tanto, el riesgo país subió 204 unidades y se ubicó en los 2276 puntos básicos y las acciones argentinas en Nueva York volvieron a caer.
Desde la Casa Rosada también siguieron con atención los movimientos de Alberto Fernández, que ayer le hizo un guiño al Gobierno sobre el anuncio de la puesta en marcha de una renegociación con el Fondo. "Yo venía planteando que la Argentina estaba en situación de mucho quebranto y que en algún momento eso iba a tener que quedar en claro", dijo el candidato. Igualmente renovó una chicana: "Debe estar contando los días", dijo en referencia a la frase de Macri, pero no abundó en detalles. "El silencio es bueno", destacaron fuentes oficiales.
En el Gobierno también hay malestar por la falta de un mensaje unificado. Es que mientras el Presidente habló de la necesidad de llegar a "acuerdos", algunas figuras del oficialismo, como Elisa Carrió y Miguel Pichetto, cuestionaron al kirchnerismo en duros términos y extendieron la tensión. "Tenemos que resolver las inconsistencias. No puede ser que Macri convoque al diálogo y después salen otros a sacudir a la oposición. Necesitamos más calma", aseguró un operador con despacho en la Casa Rosada y en el Palacio de Hacienda.
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