Una mañana de enero en el despacho de correo de la Casa Rosada, detrás de un pequeño escritorio gris, un hombre enfundado en un guardapolvo negro agarra con desconfianza un sobre de papel madera.
No sabe de quién viene, pero sí para quién va: "QUERIDO MAURICIO MACRI".
Lo mira de lejos, de cerca. Le da dos, tres vueltas. Lo pasa por un escáner y lo sella.
-Creo que tiene monedas. No sé... -dice.
Y el sobre pasa, como pasa un pila de cartas que llegan todos los días a Balcarce 78.
En papel perfumado, en hojas de cuaderno dobladas y pegadas por las puntas, detrás de un panfleto publicitario y hasta en servilletas de café, miles de argentinos le escriben al Presidente de la Nación como si fuera un familiar, un santo, o el peor enemigo.
Un chico tiene un plan para enfrentar el cambio climático, ¿el Presidente puede ayudar con eso? Un hombre cuenta que tiene HIV y que no consigue las pastillas para el tratamiento. Una mujer dice que su marido la golpea y que recién ahora se anima a contarlo. Un chapista explica que intentó sacarle el cuerpo a la crisis, pero que no puede más y que va a tener que cerrar su taller. Un señor asegura que es un enviado de Dios y que si el Presidente sigue sus consejos, todo irá más que bien.
-¡¿Cómo?!
-Sí, acá nos llega de todo. DE TODO... -le dice a LA NACION una empleada de la Dirección de Documentación Presidencial, que prefiere mantener en reserva su identidad.
Cuando los paquetes pasan el control de seguridad, se llevan hasta una oficina en el segundo piso, en donde apenas entran cuatro escritorios. Es una sala sin ninguna decoración elegante, ni cuadros, ni sillas aterciopeladas. Todo lo contrario: está salpicada de papeles y tiene carpetas apiladas en los rincones.
La clasificación de las cartas se hace acá. Unas van para el chico del fondo, otras para el escritorio de al lado de la puerta, y así.
Durante todo el día, cuatro personas calladas, con la cabeza inclinada sobre el escritorio y con lapiceras entre los dientes, pasan los minutos descifrando garabatos y anotando todo en una planilla.
-Es increíble, pero todavía nos llegan más pedidos por cartas que por email o redes sociales. Y la mayoría están escritas a mano, con birome. La gente confía en que ese trozo de papel va a llegar hasta las manos del Presidente.
Macri dijo al comienzo de su gestión que quería leer al menos una docena de cartas por semana. Las últimas que llegaron a su escritorio fueron la de un chico que era de Boca y que quería ser Presidente y un saludo de Navidad de otro chico que estaba feliz de haber conocido la Casa Rosada.
-De todas maneras, el Presidente nos dio la orden de que no descartemos ninguna. Si bien todas las que nos llegan están dirigidas a él, cada petición es analizada, rotulada por tópicos y derivada a los distintas secretarías o ministerios que se pueden ocupar de solucionar ese caso -dice la empleada.
En promedio unas 60 cartas de todo el país entran por día al buzón. Pero como en la época colonial, los días de lluvia o cuando la Plaza de Mayo está cerrada, suelen llegar no muchas más que 20.
-Llevamos la lectura al día -dice con orgullo la mujer.
En 2018 recibieron 12.746 cartas. Unas 1628 menos que en 2017. Unas 12.043 menos que en 2016. Pero eso no quiere decir que con el paso de los años le escriban menos personas.
-En el comienzo de la gestión, el mismo ciudadano nos escribía una docena de veces porque no tenía respuesta a su pedido urgente -cuenta.
Desde 2016, se dejó de lado el archivo papel y toda la correspondencia se empezó a escanear para tener un registro digitalizado en el que se especifica el tipo del pedido. Según explican, les permitió ser más efectivos.
-Hoy tenemos muchos pedidos de trabajo. Muchísimos. Esos encabezan la lista. Le siguen los pedidos de medicamentos oncológicos, prótesis, casas, materiales de construcción y hay muchos jubilados preguntando por la reparación histórica de sus haberes -dice otra empleada.
Después también están los que buscan muebles, máquina de coser, hornos pizzeros, autos, pasajes para un viaje de egresados, entradas para recitales y hasta alguna foto autografiada por Mauricio Macri.
-¿Eso fue lo más insólito que pidieron?
-¡Ja! No. Insólito es que te escriba un señor diciendo que quiere viajar a la Luna. O que alguien te escriba en nombre de la mismísima reina de Holanda para pedirte un favor. Esas cartas no las pudimos creer.
En casos como estos, cuando no existe un pedido concreto, las cartas pasan a un tupido archivo en donde descansan por al menos dos años antes de que las prendan fuego.
-Y si una persona nos llama para preguntarnos qué pasa que no tiene una respuesta, le decimos que no está a nuestro alcance poder construir un cohete para llevarlo al espacio.
Los regalos a Macri también entran por acá, y todo queda anotado en un registro público.
El Presidente recibió decenas de huevos de pascuas, camisetas de fútbol, bolsas de nueces, salamines, empanadas, retratos, potes de helado, dos reposeras, casettes con canciones navideñas, una esponja y un delantal de cocina, un pájaro tallado en piedra, una escultura de un pavo real y hasta una máscara con la cara de un yaguareté.
También le obsequiaron decenas de libros de distintos géneros. Entre ellos, Las tres técnicas para ser feliz, Un gobierno como Dios manda, y varias ediciones de la Biblia.
"Hasta el 2016 el Presidente no podía recibir regalos porque era un incumplimiento al deber. Después se hizo una modificación a la normativa de ética pública y ahora solo recibe aquellos que cuesten menos de $4000. Los que superan ese valor se los destina para asistencia social, cultura, educación o se mandan al Museo como bienes del Estado", explica una secretaria.
La oficina de Documentación se inauguró durante el gobierno del expresidente Néstor Kirchner, en 2003.
La primera directora designada fue Miriam Quiroga, la exsecretaria de Kirchner que en 2013 contó que vio entrar bolsos con dólares al despacho presidencial.
Durante su administración, Quiroga decidió abrir las puertas de Balcarce 78 para recibir la correspondencia de manos de la gente, que antes debía dársela a algún funcionario o a los custodios de la Casa Rosada.
-En 2003 estábamos saliendo de una crisis y teníamos muchos pedidos de asistencia social. Cada vez que se anuncia un nuevo plan, nos llegaban cientos de consultas de personas que peguntaban si aplicaban o no para el beneficio. También nos escribían muchos argentinos que estaban afuera y que querían regresar -cuenta.
En ese momento, por año se recibían hasta tres bolsas de consorcio grande llenas de cartas, según recuerdan los empleados del correo que trabajaron en el primer gobierno kirchnerista.
-Durante el mandato de Néstor las cartas fueron muy importantes, pero con Cristina las cosas cambiaron. En su presidencia asumió la hermana del dirigente de La Cámpora, Andrés Larroque, y se decía que tiraban mucha correspondencia a la basura -dice Quiroga.
En el comienzo de la presidencia de Mauricio Macri, al frente de la oficina asumió María Soledad Furno Rodríguez Vidal. El equipo cambió. Y los pedidos de la gente también.
En los primeros meses de gobierno, gran parte de la correspondencia que llegó se refería a la impotencia, al cansancio y a la confianza en un cambio. Muchos pedían terminar con la corrupción y reconocían que había mucho trabajo por delante.
11 de diciembre de 2015
Señor presidente Mauricio Macri:
Soy un argentino simple y trabajador, pero con esperanza y fe de que usted va a sacar el país adelante, aunque lamento mucho el collar de adoquines que le dejaron (...).
Por tal situación del país, acepte estos 100 pesos que le mando porque con un poquito de cada uno, juntaremos mucho.
Tengo muchas ganas de darle un abrazo, Mauricio.
Alfredo
Rosario, Santa Fe
Pero sobre la mitad de la gestión, a mediados de 2017, las cartas ya empezaban a hablar de arrepentimiento, de miedo y de incertidumbre ante la crisis que empezaba a golpear la puerta de los argentinos.
16 de junio de 2017
Mauricio Macri:
Cuando ganaste, con mi familia salimos a festejar, felices, creíamos en el cambio. Pero hoy me pasa algo distinto. Me pregunto... ¿Hay un cambio?
Porque voy al supermercado y la plata no me rinde. Porque me prometiste modificar el impuesto a las ganancias y nunca llegó para mí, de hecho cada vez me descuentan más y cada vez cobro menos.
Porque quiero un crédito hipotecario razonable y sigo sin conseguirlo. Porque te creí y creo que me fallaste... Esa sensación de que me defraudaste no está buena.
Un argentino que apostó y siente que se equivocó.
Sergio
Capital Federal, Buenos Aires
En esa época de desencanto, empezaron a llover cartas con fuertes amenazas de muerte.
-Por supuesto que eran anónimas. Fue horrible porque se metían con la familia del Presidente y de varios funcionarios. Macri no llegó a leer ninguna porque en esos casos enviamos las cartas a la Casa Militar para que se investiguen. Por suerte las cosas se calmaron -explica la directora.
Las personas que enviaron cartas al Presidente, contaron que decidieron escribirle "para que alguien haga algo" o simplemente para desahogarse.
Los que tuvieron una respuesta dicen que no lo esperaban y todavía no lo pueden creer.
Como Santino, un nene de 13 años con trastorno del espectro autista, que pudo conocer al Presidente en la quinta presidencial de Olivos después de escribirle una carta con un pedido.
Querido Presidente:
Hace un tiempo Francia aprobó que los supermercados donen la comida que les sobra. Eso no pasa en Argentina y quiero que lo haga.
¿No se supone que este es un país civilizado? ¿En qué tipo de país civilizado la gente se muere de hambre en las calles?
Atentamente.
Santino
Paraná, Entre Ríos
-De todas las que leíste, ¿cuál fue la que más te llegó?
-La que nos mandó la mamá de una nena que tenía una parálisis total y necesitaba una silla especial que no se conseguía. La pudimos comprar, y al poco tiempo nos volvió a escribir para decirnos que su hija por fin había dejado de estar postrada en una cama.
-¿Qué te gusta de este trabajo?
-Me gusta estar en contacto con la gente, aunque ellos no me conozcan. Me siento útil. Creo que acá todos pensamos lo mismo. Es un trabajo silencioso, muy poco conocido. Pero muy importante.
Cómo mandar una
Las cartas se pueden enviar por email a documentacionpresidencial@presidencia.gob.ar o a Balcarce 78.
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