“Paz armada”: Larreta y Bullrich sellan una tregua y evitan los golpes bajos, pero sigue la batalla por 2023
Con Macri en Qatar, el jefe porteño y la presidenta de Pro lograron una desescalada de la interna ante el riesgo de sufrir un desgaste frente al electorado
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A un mes y medio de la última crisis en Pro por el armado electoral de 2023, la batalla entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich por la candidatura presidencial atraviesa un período de tregua. Lo que detuvo los cruces públicos no fue la intermediación de Mauricio Macri, quien organizó un desayuno el 8 de noviembre pasado antes de viajar al Mundial de Qatar, sino un acuerdo entre el jefe porteño y la titular de Pro para propiciar una desescalada de los conflictos que erosionaban su imagen en la antesala electoral.
En su cruzada por reconquistar el poder perdido en 2019, ninguno de los dos quiere dilapidar la chance de Juntos por el Cambio de volver a la Casa Rosada ante el desgaste que sufren las figuras del Frente de Todos en los frentes económico y judicial.
Los últimos treinta días sirven como botón de muestra de ese pacto de no agresión: no hubo enfrentamientos públicos ni fuego cruzado. Es más, ni Bullrich ni Larreta se subieron a las críticas del kirchnerismo contra Gerardo Milman, exjefe de campaña de la titular de Pro, quien quedó involucrado en el expediente en el que se investiga el atentado contra la vicepresidenta, o contra Marcelo D’Alessandro y Juan Bautista Mahiques, funcionarios cercanos al alcalde porteño que quedaron en el ojo de la tormenta por el polémico viaje de jueces, fiscales y directivos de Clarín a Lago Escondido.
“La paz armada”, como denominan en la tropa de los “halcones” esta etapa de la relación entre Bullrich y Larreta, los dos principales aspirantes a presidente de Pro, se inició hace más de veinte días cuando emisarios de ambas partes acordaron un esquema de reglas de competencia para evitar que se agudice la crisis que provocó la difusión del video en el que la exministra de Seguridad increpaba duramente al jefe de Gabinete porteño, Felipe Miguel.
Fernando Straface, secretario de relaciones internacionales de Larreta y uno de sus armadores nacionales, consensuó reglas de juego con el legislador porteño Juan Pablo Arenaza, quien reemplazó a Milman como jefe de campaña de Bullrich. Acordaron que seguirán exhibiendo sus diferencias políticas y sus distintos proyectos de país ante la opinión pública, pero evitarán los golpes bajos o las agresiones.
Ambos postulantes son conscientes de que el alto nivel de internismo que tuvo Juntos por el Cambio y, sobre todo el Pro, a raíz de la disputa por la sucesión de Larreta en la Ciudad -el aval de Bullrich a Jorge Macri fue un punto de inflexión-, generan un desgaste en sus figuras. Al jefe porteño, que se ufana de haber mantenido a rajatabla su apuesta a la construcción política sin descalificaciones, lo exasperan las críticas de Bullrich a su gestión, como el accionar de la Policía de la Ciudad ante los piquetes o la política social que implementa María Migliore. Sin embargo, la titular de Pro no está dispuesta a evitar las diferenciaciones con su contrincante, ya que considera que una porción mayoritaria de sociedad se inclinará por “un programa de cambio claro, no más continuidad”.
En el círculo de confianza de Larreta reconocen los contactos con los “halcones” para bajar el nivel de confrontación interna después de una seguidilla de “micro episodios” que desataron la crisis de noviembre. En el laboratorio del alcalde insisten en que hubo “una toma de consciencia” por parte de Larreta y Bullrich de que las trifulcas públicas afectaban sus posibilidades electorales. Y que ambos apuestan a exhibir un plan. La interna afectaba la imagen de las figuras opositoras en las encuestas, reconocen en el larretismo. “Frente a la improvisación del Gobierno, la sociedad quiere ver organización y un plan en JxC para resolver sus problemas”, comenta uno de los laderos del alcalde.
Larreta y Bullrich se preparan para dirimir sus diferencias en las PASO. Las tensiones por la eventual eliminación de las primarias parecen disiparse desde que el oficialismo enterró la idea ante la falta de consenso en el Congreso. Por eso, aceleran sus armados y reclutan aliados en el territorio para la contienda de agosto. No coordinan sus campañas. De hecho, ambos viajaron a los Estados Unidos durante los últimos días con agendas paralelas para exhibirse como presidenciables.
La tensión entre los herederos de Macri en Pro se mantiene latente pese a que ambos cumplieron con el pacto de no agresión en el último mes. De hecho, Larreta y Bullrich casi no hablan entre ellos: el último contacto fue en el desayuno que organizó Macri en el centro porteño y en el que fijaron un sistema de “alerta temprana” para llegar a 2023. En la cúpula de Pro deslizan que ese mecanismo fue una iniciativa pour la galerie ante la controversia por el video en el que la exministra increpó a Miguel. Es más, ese día Larreta y Bullrich coincidieron frente a Macri en que no avalarán hasta marzo el plan “Y”, es decir, la idea que impulsan intendentes y postulantes “territoriales” de Pro en Buenos Aires para no perder competitividad en sus distritos frente a la UCR, y apostarán por candidatos y armados propios en los terruños de la provincia. No quieren postulantes “patrocinados” por Macri y confían en sus propias escuderías y militancias. Incluso, Bullrich rearmó su mesa en Buenos Aires: tras el desplazamiento de Milman, ahora tienen mayor influencia Joaquín de la Torre, Néstor Grindetti y Javier Iguacel.
“Estamos en una etapa de ‘paz armada’ con Larreta. Vamos a seguir marcando nuestras diferencias políticas, como el manejo de los cortes de calles, pero sin pasar los límites”, dicen en el entorno de Bullrich.
Luego de que estalló el escándalo por el viaje a Lago Escondido, la titular de Pro salió a respaldar a D’Alessandro, el ministro de Seguridad de Larreta que participó de la controvertida travesía al sur del país, a la estancia del británico Joe Lewis. En Pro repiten que la filtración de los supuestos chats de Telegram entre cuatro jueces federales, el jefe de los fiscales porteños y el ministro D’Alessandro, junto a un exfuncionario de inteligencia y empresarios, fue una maniobra de espionaje ilegal.
Sin embargo, quienes orbitan cerca de Bullrich admiten que a la exministra le hizo ruido la decisión de D’Alessandro de haber asistido a la reunión en el Sur y tampoco comparte el contenido de sus supuestos dichos en los intercambios filtrados. A Milman, si bien lo respalda respecto de las denuncias del kirchnerismo que buscan ligarlo al atentado contra la vicepresidenta, le pasó factura por las presuntas relaciones o acciones irregulares -“desprolijidades”, según fuentes bullrichistas- que salieron a la luz durante las últimas horas.
Pese a la presión opositora, Larreta respaldó a su ministro de Justicia y Seguridad: “Yo respeto la división de poderes, y confío en lo que D’Alessandro me dijo”, sostuvo ante la consulta de LA NACION. Ayer, de hecho, se mostró junto a D’Alessandro durante un acto oficial. “Es una operación para tapar lo de Cristina y Marcelo está a disposición de la Justicia”, insisten cerca de Larreta.
Viajes a EE.UU.
Durante los últimos días, Larreta y Bullrich viajaron a Estados Unidos para posicionarse en el plano internacional como candidatos a presidente y para vincularse con políticos, empresarios y posibles inversores. El jefe porteño se vio con Juan González, el principal asesor de Joe Biden para América Latina, y John Kerry, enviado presidencial especial de EE.UU. para el Clima, y con representantes de thinks tanks y empresarios. Escuchó reclamos del establishment norteamericano para que la economía de la Argentina genere previsibilidad y tenga reglas claras. Ante sus interlocutores, el jefe porteño insistió en que apuesta por una coalición de gobierno amplia que garantice la sustentabilidad de las reformas económicas. Lo escoltó Straface, su principal asesor en asuntos internacionales.
El periplo de Bullrich tuvo un mayor tinte de campaña. Se entrevistó con inversores y dialogó con residentes argentinos en Miami. Ese será una de las fuentes donde la titular de Pro intentará pescar votos en 2023. “Necesitamos generar confianza con ellos para alentarlos a volver a invertir en la Argentina y recuperar sus raíces. La vuelta al país de aquellos que se fueron expulsados por el gobierno actual es un punto importante”, señalan cerca de Bullrich.
También participó del foro del Interamerican Institute for Democracy. “El Grupo Puebla quiere deslegitimar la Constitución y busca cambiar la condena contra Cristina Kirchner”, afirmó. La acompañaron Arenaza y Paula Bertol, exembajadora en la OEA, entre otros.
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